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viernes, 12 de junio de 2009

Al poder concentrado no le gustan las urnas


Argentina, un país sin ingenuos

No lo dicen públicamente pero lo actúan. En el actual escenario electoral, los caciques empresarios se proponen volver al pasado. La respuesta oficialista.
Las elecciones presentan a personajes que se refugian en la oscuridad.
Por Víctor Ego Ducrot | Desde Mendoza, Argentina

El economista argentino Aldo Ferrer habló el pasado jueves 4 de junio sobre lo que él denomina “densidad nacional”, una categoría de análisis político que implica el fortalecimiento de los ahorros propios y liderazgos e institucionalidades sólidas, para avanzar en el modelo de país abierto en el 2003, en particular a partir de la presidencia de Néstor Kirchner.

Sin embargo, el destacado académico de la Universidad de Buenos Aires, consideró que aquél gobierno y el actual, encabezado por Cristina Fernández, cometió errores de lectura política. Al respecto, citó los siguientes ejemplos: no haber dotado de credibilidad a las estadísticas oficiales y haberse equivocado en su política de alianzas durante el conflicto que el año pasado desataron las patronales agropecuarias contra el Estado nacional.

Sostuvo que es imprescindible la conformación de un consejo económico y social, integrado por empresarios de todos los sectores, sindicatos y el Estado, desde el cual trazar una estrategia de soberanía en el marco del actual escenario global.

Dijo además, que el gobierno debería facilitar una estrategia de alianzas que incluya a las cámaras patronales del agro y de la industria.

Ferrer abordó esos tópicos, durante una conferencia en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo (UNCU), en el marco del ciclo Pensar la Nación en el Bicentenario, organizado por la UNCU, la Universidad Nacional de Rosario (UNR), la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y la Universidad Nacional del Comahue (UNC).

Para algunos académicos y dirigentes políticos y sociales presentes, algunas dudas quedaron flotando en el aire: ¿es posible una coalición, un acuerdo entre actores y sujetos que responden al esquema de economía concentrada y otros que son víctimas del mismo, como el de los trabajadores?, ¿Acaso esas contradicciones no se expresan en estos momentos en medio del proceso electoral que culminará el 28 de este mes con los comicios parlamentarios de medio mandato? En otras palabras, ¿es Argentina un país de ingenuos?

Evidentemente, el oficialismo entiende que no, que los ingenuos no existen, y el comportamiento de la oposición -no duda en disparar contra el principio de gobernabilidad- y de las cámaras patronales, tanto agropecuarias como industriales, que cuestionan hasta la política exterior regional del gobierno, vendrían a darle la razón a la presidenta y a su marido, el jefe del partido oficialista.

Con el apoyo de la corporación mediática, la multinacional Techint enderezó sus cañones contra el gobierno. El ex presidente Kirchner denunció públicamente que mientras Siderar –una empresa de ese grupo- adeuda 27 millones de pesos a sus trabajadores, la propia Techint reparte beneficios y asigna un premio de 6 millones de dólares a un director.

“Dada la difícil situación del mercado argentino –con una caída de más del 50 por ciento– y las significativas pérdidas de 388 millones de pesos en el último trimestre de 2008, la asamblea ordinaria de accionistas del 15 de abril de 2009 decidió NO distribuir dividendos”, explicó el comunicado en respuesta a las palabras de Kirchner, difundido por Siderar.

Sin embargo, destacó el diario argentino Página 12: “los números que difundió el grupo Techint, a través de Siderar –empresa cotizante en Bolsa– están referidas exclusivamente a los libros de esa unidad de negocios. No expresan la realidad consolidada del holding. De hecho, buena parte de las operaciones de compraventa de sus productos se realizan intrafirma, es decir entre empresas vinculadas que pertenecen al mismo grupo (Techint). En esos casos, suele ser complicado conocer si los precios de transferencia responden a los valores de mercado o si existen transferencias de ganancias entre empresas asociadas. De hecho, fue éste uno de los conflictos que tuvo el grupo en Venezuela y derivó en la decisión soberana del gobierno de Hugo Chávez de disponer la nacionalización de Sidor: la planta siderúrgica le reclamaba al mercado interno un precio muy elevado por sus productos, pero exportaba a sus filiales en México a un precio muy inferior, privilegiando así este destino y promoviendo la competencia de los productos elaborados en México, en sus filiales, en el propio mercado venezolano, en contra de la producción en este último país”.

Días pasados, el mismo diario había afirmado: “sólo en un país de fantasía la organización Techint puede liderar al supuesto empresariado nacional. Su fundador, el capitán de artillería milanés Agostino Rocca, fue el principal asesor siderúrgico de Benito Mussolini, quien le encomendó la conducción de una industria estratégica para el esfuerzo bélico. Terminada la guerra, Rocca estableció en la calle Matteotti 1 de Milán la Compagnia Tecnica Internazionale, Techint. Luego se trasladó a la Argentina donde, con capitales italianos y alemanes, retomó la tarea interrumpida por la invasión de los aliados. Murió en 1978 y lo sucedió su hijo, Roberto Rocca. En su libro de 1992 Los dueños de la Argentina, Luis Majul cuenta que Roberto Rocca le entregó un documento del que surge el carácter extranjero del grupo. “Todas las inversiones provienen de un Fondo de Inversión, al que yo llamo Huérfanos y Viudas, porque al principio aportaban a ese fondo los dueños de los grandes grupos italianos. Pero después quedaron los hijos de éstos, los nietos, y también las viudas”, le dijo. Rocca agregó que el 68,8 por ciento de las acciones pertenecían a inversores extranjeros, radicados en los paraísos fiscales de Panamá, Bermudas y Cayman. Roberto Rocca dividió las operaciones entre sus hijos Agostino, en quien delegó la producción de aceros planos y la presidencia del grupo, y Paolo, a cargo de los tubos sin costura. Los hermanos mantuvieron una permanente enemistad, hasta la muerte de Agostino en un accidente aéreo en 2001. El tercer hermano, Gianfelice, vive en Milán, donde está casado con una de las herederas de la editorial Mondadori, dirige el negocio de Salud de la familia, Humanitas, que presta servicios de alta tecnología a hospitales, y viene rara vez a la Argentina. El actual jefe del grupo, Paolo Rocca, de 57 años, se graduó en ciencias políticas en la Universidad de Milán. Allí sigue viviendo su esposa, Beatrice, aunque Paolo tiene una vida muy activa en Buenos Aires, donde es un protector de las bellas artes. La revista Forbes, que lo incluye entre los 300 hombres más ricos del mundo, identifica al holding como de nacionalidad luxemburguesa. Las estadísticas oficiales de México arrojan un gran desequilibrio entre las inversiones de cada país en el otro, porque México no incluye como argentinos los capitales de Techint. Una de las mayores preocupaciones de Paolo Rocca es que a sus dos hijos, especializados en matemáticas y medio ambiente, no les gusta Italia. Si Techint no puede considerarse un grupo argentino, la cúpula de las cámaras patronales que a su silbato se lanzaron al cuello del gobierno por su presunta indiferencia por el interés nacional tienen una enorme participación extranjera. Según la Encuesta Nacional a Grandes Empresas (las 500 no financieras más grandes del país, con representatividad sectorial), cuyos resultados difundió el INDEC hace tres meses, el 81,7 por ciento del valor bruto de producción, el 83,8 por ciento de su valor agregado y el 90,2 por ciento de las utilidades del panel fueron generados por empresas con participación extranjera, que crearon el 62,9 por ciento de los puestos de trabajo y pagaron el 69,4 por ciento de los salarios”.

El día 2 de junio el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), Hugo Biolcati, justificó haber especulado por televisión, en el programa de Mariano Grondona, sobre la renuncia de la presidenta Cristina Fernández, al señalar que "estaba en la calle" esa posibilidad. Ningún dirigente de la oposición salió a rechazar semejante alusión destituyente-

La Unión Industrial Argentina (UIA) anunció que dedicará buena parte de su capacidad de influencia a obstaculizar el ingreso de Venezuela al Mercado Común del Sur (Mercosur), oponiéndose a la estrategia que comparten los líderes de los países miembros del bloque.

Sospechar que en este país no existen los ingenuos resulta bastante oportuno.

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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