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domingo, 18 de julio de 2010

La investigación judicial por el ataque toma un nuevo impulso

Para el juez canicoba corral no todo lo actuado por su ex colega galeano debe considerarse nulo

Por Carlos Romero

El magistrado definirá en los próximos días qué pruebas en el expediente no están contaminadas. A la vez, el fiscal Alberto Nisman espera elevar la causa a juicio oral antes de fin de año. Cómo sigue la “conexión extranjera”.

A 16 años de que la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) fuese objeto de un atentado terrorista que cobró la vida de 85 personas, causó centenares de heridos y marcó profundamente y para siempre la historia del país, la causa por la voladura del edificio ubicado en el barrio de Once tiene una nueva chance de resurgir desde sus propios escombros. De emerger de esas otras ruinas adonde, por años, estuvo hundido el expediente, no sólo por las maniobras elusivas de quienes habrían perpetrado el atentado, sino por la supuesta complicidad de una parte del sistema judicial, de funcionarios políticos y agentes de la policía que, lejos de buscar la verdad, trataron de sepultarla bajo el peso de toneladas de pruebas que resultaron falsas.

La investigación, sus 2269 cuerpos y casi 454 mil fojas, entre el “tronco” de la causa y sus legajos anexos, se encuentra hoy en el Juzgado Criminal y Correccional Federal N° 6, a cargo de Rodolfo Canicoba Corral, quien está a punto de tomar una resolución determinante. Según confirmaron a dos fuentes ligadas de forma directa a la investigación, a partir de mañana el magistrado resolverá cuáles de las pruebas acopiadas mientras estuvo al frente del proceso el ex juez Juan José Galeano, no resultaron “contaminadas” por las graves irregularidades cometidas.

La resolución que Canicoba Corral daría a conocer antes de que termine la semana entrante, implica interpretar y delimitar los alcances del aspecto central del fallo que la Corte Suprema de Justicia de la Nación dictó el 27 de mayo de 2009, cuando reactivó la causa al sostener que no todo lo actuado en tiempos de Galeano debía considerarse nulo por el hecho de que una parte así lo fuera.

En una investigación como esa, en que la lejanía temporal de los episodios y la cobertura con la que habrían contado los perpetradores –la logística de una parte de la diplomacia iraní local y de varios ex funcionarios de ese Estado, según la teoría sostenida por la fiscalía y apoyada por el juez–, la chance de rescatar pruebas que en muchos casos son imposibles de recrear, hace que el dictamen a tomar por Canicoba Corral inyecte cierta esperanza en un expediente donde lo que abundan son frustraciones y callejones sin salida.

El pico máximo de esa desilusión judicial fue en 2004, cuando el Tribunal Oral Federal N°3 (TOF3), a partir de considerar a todo el proceso previo al juicio oral como un gran montaje armado por Galeano para embarrar el caso, dispuso que el universo de lo realizado hasta entonces carecía de validez. Eso implicó la anulación de la causa y la absolución de los acusados. La medida del TOF3 fue apelada, pero la Cámara de Casación Penal la ratificó. Fue entonces cuando la querella unificada presentó un recurso extraordinario ante la Corte Suprema, que dio un nuevo golpe de timón en el caso. Ese “viento de cola” podría potenciarse con lo que en breve disponga Canicoba Corral.

Por un lado, el máximo tribunal revocó la absolución en la investigación por el atentado del ex reducidor de autos y hoy abogado Carlos Telleldín, que así vuelve a ser la pieza más firme en un tablero donde todo está por revisar. Telleldín sigue siendo la última persona identificada en el expediente por quien pasó la camioneta Trafic que luego sería transformada en el coche-bomba que el 18 de julio de 1994, a las 9.53, estalló frente a la sede de la mutual judía.

Con el resurgimiento de esta base pericial, el fiscal de la Unidad Especial AMIA, Alberto Nisman, busca sumar pruebas que, llegado el caso, puedan involucrar a otros miembros del entorno de Telleldín, así como revelar vínculos con Mohsen Rabbani, el ex agregado cultural de la embajada iraní en Buenos Aires, sindicado como el jefe de la “conexión local”. El objetivo de Nisman es pedir la elevación a juicio oral antes de fin de año.

El fiscal también espera que con el panorama de la causa más aclarado, el juez pueda definirse sobre su pedido de detención contra Telleldín, quien ya estuvo preso 10 años y dos meses, y que por su parte reclamó la eximición de presión. Sin embargo, es probable que antes haya otra instancia, ya que una vez que el magistrado diga qué parte de la pericia preserva, es muy probable que la defensa de Telleldín apele ante Casación. Cerca de Canicoba Corral aseguran que sólo después de que se complete ese circuito, el juez, que quiere ir con pies de plomo en todo el proceso, se definirá al respecto.En definitiva, al decir la Corte que no todo era nulo, fijó un criterio general que ahora debe definirse por la positiva, esto es, determinar qué es lo válido. Una parte de ese trabajo ya lo hicieron los propios jueces supremos, al rescatar lo actuado hasta el 31 de octubre de 1995, fecha en que se desvió la atención hacia la llamada “Causa Brigada”. En esa maniobra supuestamente Galeano acabaría pagando 400 mil dólares a Telleldín para que en su declaración implicara a un grupo de policías bonaerenses. Son los mismos ex agentes que hoy están fuera de la causa por el atentado pero que, luego de que la Corte revocara sus absoluciones, están en condiciones de ser juzgados por la posible comisión de delitos comunes, como secuestro extorsivo, privación ilegal de la libertad y asociación ilícita.

Sin embargo, desde aquel 31 de octubre que se tomó como bisagra, el supremo tribunal dejó abierto el juego para que otra s instancias judiciales separaran la paja del trigo, lo “contaminado” de lo genuino. Cuando el expediente volvió a Casación, esa cámara lo giró, tal cual estaba, al juez de primera instancia. “Casación dijo que como lo que le habían elevado en su momento no era válido, devolvía la causa al juzgado, pero no se definió sobre cada punto”, explicaron en Comodoro Py. En esa “purga” clave estuvo trabajando Canicoba Corral y que ahora dará a conocer.

En cuanto a la causa paralela iniciada en 2004 por el encubrimiento, donde se investiga una supuesta conjura entre funcionarios judiciales, ex miembros del Gabinete menemista y de las fuerzas de seguridad, se está cada vez más cerca del juicio oral. De hecho, luego de la feria de invierno y antes de que termine el año, el juez federal Ariel Lijo planea elevar lo actuado a esa instancia, para que se celebre en 2011. Además de Galeano, allí enfrentarán al tribunal, entre otros, Carlos Menem y su hermano y ex asesor Munir; Hugo Anzorreguy, ex jefe de la SIDE; el ex subsecretario de Inteligencia Juan Anchézar; y Jorge “El Fino” Palacios, ex comisario de la Policía Federal, también procesado y preso en el escándalo de las escuchas telefónicas en el gobierno porteño. Igual cita les espera a los ex fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, y al ex titular de la DAIA Rubén Beraja.

Por el lado de llamada “conexión extranjera”, los investigadores parecen tener más certezas, pero las medidas judiciales se desploman al cruzar las fronteras. La razón es la actitud de los países donde residen los ocho acusados, Irán y el Líbano, que se niegan a hacer lugar a los recursos de extradición. Los pedidos de captura librados a Interpol por el juez Canicoba Corral pesan sobre Alí Akbar Hashemi Rafsanjani, presidente iraní entre 1989 y 1997, y varios de quienes fueron parte de su entorno. Allí figuran ex ministros, militares, un miembro del Hizbollah y diplomáticos, como el caso del ex agregado cultural Rabbani. Justamente, Rabbani es el nombre que apareció en la agenda secuestrada a Alberto Kanoore Edul, el empleado textil que, según sostuvo Nisman y confirmaron Lijo y la Cámara, fue protegido por quienes ahora irán a juicio oral.

En tiempos de Galeano, Kanoore Edul obtuvo la falta de mérito en la causa por el atentado, pero sigue ligado a la investigación. De la pesquisa telefónica surgió que el empresario, cuyo padre conocía a Menem –sus dos familias eran oriundas de Yabrud, pueblo sirio–, hizo una llamada a Telleldín preguntando por la Trafic el mismo día en que este se desprendió de la camioneta y ocho antes del ataque a la mutual israelita.

Nisman sostuvo que la maniobra se completó con la orden a la SIDE de no continuar con la intervención sobre los teléfonos de la familia y cuando, horas antes de un allanamiento, desde un teléfono a nombre del “Fino” Palacios se realizó un llamado al domicilio de los Kanoore Edul. Esa comunicación, que para el fiscal tuvo por fin alertar sobre el operativo, llevó al procesamiento y detención de Palacios.Sin dudas, la causa AMIA es un laberinto de 16 añoscuya salida aún no se conoce. Cuando la semana próxima se sepa la forma en que Canicoba Corral “depuró” la prueba reunida en el expediente, se habrá abierto una nueva chance para, finalmente, reencauzar el rumbo de la investigación. Mientras eso no suceda, habrá un doloroso tramo de la historia argentina que seguirá extraviado entre los escombros.

Fuente : Tiempo Argentino

Me llama la atención que dan por hecho lo de la Traffic cuando vi mas de un documental que habla de que el motor fue una prueba plantada y que en realidad lo que explotó fue el volquete y que el mismo fue enviado sin haber sido solicitado por AMIA sino de una de las empresa s de Kanoore Edul , toda la lógica del encubrimiento para mi se basó en este tipo , el menemismo y las relaciones con Hezbola , no entiendo que tiene que ver Iran mas allá del interes exterior en acusar a este país de acuerdo con sus intenciones geopolíticas .


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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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