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lunes, 9 de agosto de 2010

Destrabar dependencia

Por Gaspar Tolón *

El reciente debate acerca de la minería en Argentina se ha enfocado, con justa razón, en el impacto de la actividad sobre las comunidades y el medioambiente. Puede ser conveniente reseñar ahora otros aspectos, también relevantes para el desarrollo nacional, que a grandes rasgos pertenecen a las categorías de lo productivo y lo normativo.

En primer lugar debe situarse el cuadro actual –destacado por la proliferación de plantas extractivas de metales dispersos sobre la Cordillera de los Andes, explotadas por transnacionales fuertemente capitalizadas, y cuya producción se exporta con un grado mínimo de procesamiento– como el resultado de dos procesos: el progresivo agotamiento global de los yacimientos de mayor concentración y accesibilidad, y el colapso local de la industrialización sustitutiva de importaciones (o ISI).

En efecto, los procesos actualmente utilizados en la minería metalífera, afamados por su impacto ambiental, implican inversiones, cuya rentabilidad sólo es explicable ante la creciente dificultad de acceso al recurso: en un marco de demanda de materias primas siempre creciente, mayores dificultades implican mayores precios, que hacen atractiva la inversión en proyectos con mayores costos asociados. Esto, a su vez, incrementa la escala mínima de operación, lo que acelera el proceso de fusiones y adquisiciones concentrando el capital en la actividad a escala mundial. Finalmente, el fuerte impacto de las técnicas utilizadas para explotar el metal disperso conduce al endurecimiento de la normativa ambiental en las economías centrales, generando una nueva restricción que retroalimenta el proceso en el resto del mundo.

Por otra parte, el declive de la ISI implica la decadencia de un patrón extractivo impulsado por los requerimientos de las industrias constructora y manufacturera locales, caracterizado por la primacía de los rubros no metalíferos –explotados por pequeñas y medianas empresas escasamente capitalizadas– y la iniciativa del Estado nacional en los proyectos de mayor envergadura o vinculados con la provisión de insumos estratégicos.

La conformación de un nuevo mapa minero no es el producto automático de las transformaciones globales citadas, e implica la articulación de un marco normativo acorde. Entre 1993 y 1995 se sanciona el acuerdo federal minero y se reforma el código de minería, legislaciones que junto a otras previas y de la misma época (ley de inversiones extranjeras en 1976 y su modificatoria en 1993; reforma constitucional en 1994, entre otras) dan lugar al articulado que, con leves modificaciones, rige para la actividad hasta la actualidad.

Diversas características de este nuevo marco normativo, tendientes a propiciar el ingreso de divisas mediante la radicación irrestricta de inversión extranjera directa (IED), y en un orden muy menor mediante el cobro de regalías, han sido pertinentemente señaladas a lo largo del debate reciente como ejemplos del retroceso del Estado argentino en cuanto a su capacidad de conducir el desarrollo económico.

En este contexto, interesa mencionar un aspecto peculiar y no siempre destacado de la estructura legal, derivado del artículo 124 de la Constitución de 1994, según el cual corresponde a las provincias el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio. La propiedad provincial de los yacimientos implica, además del derecho exclusivo sobre las regalías, la atribución para cada provincia de disponer marcos regulatorios, esquemas impositivos y autoridades de aplicación para la legislación (incluida la ambiental), todo ello restringido además fuertemente por las disposiciones del código de minería reformado y el acuerdo federal minero, concebidos con una laxitud agresivamente seductora hacia las fuentes de IED.

Dado que tras las reformas estructurales de la década de 1990 las finanzas públicas provinciales se ven severamente comprometidas (por la transferencia de gastos antes nacionales sin una contrapartida proporcional en cuanto a ingresos), no resulta extraño que, ante cada iniciativa contra la minería metalífera, gobiernos y legisladores de las provincias cordilleranas se apliquen a la defensa de esta fuente de recursos por más magros que resulten en proporción a las utilidades de las firmas– con uñas y dientes, ejerciendo todo el poder de veto del que disponen frente al Estado nacional y otros actores relevantes, en una connivencia con las empresas que no requiere de la venalidad –amén de existir– como hipótesis explicativa.

Debe tenerse en cuenta entonces que cualquier posibilidad de reformular el patrón actual de explotación minera, y de los recursos naturales argentinos en general, implica necesariamente destrabar la dependencia fiscal de las provincias, comprometiéndolas por otra parte a nuevos acuerdos federales concebidos bajo la perspectiva del desarrollo integral y diversificado de la economía nacional.

* Economista UNGS.

Fuente: Pagina 12

Yo creo que lo que hay que hacer es reformar la constitución , cada vez me resulta mas necesario para profundizar los cambios en este país , volver a los lineamientos básicos de la constitución de 1949 para recuperar el espíritu revolucionario de esa constitución y que todos los recursos materiales presentes en el suelo argentino pertenezcan a todos los argentinos sin importar en que provincia hayan nacido o vivan, porque la explotación minera debe tener en cuenta el impacto ambiental que genera , debe ser cuidadosamnete planificado y explotado por el estado nacional , porque hay que volver a 2 senadores por provincia y si quieren mantener tres senadores deben distribuirse las bancas por el sistema D'hont , porque hay que recuperar la propiedad pública de todos nuestros yacimientos petrolíferos y rajar a la mierda a las petroleras yankees y europeas de nuestro país , sin podemos hacer acuerdos energéticos con asociaciones en el área de la Unasur que permioten integrar las cadenas de valor entre los países y porque también hay que derogar el artículo 2 de las constitución y lograr la separación efectiva del estado y el culto católico apostólico romano que lamentablemente sostenemos hoy todos nosotros para que impidan el progreso y encima se lastren a los pendejos que les acercan mientars propician la muerte de miles de mujeres que hoy interrumpen sus embarazos no deseados con métodos caseros e inseguros .

2 comentarios:

Unknown dijo...

estamos de acuerdo compañero, la profundización del modelo se da con constitución y todo sin dudas, claro, para ello necesitamos gran apoyo. o crecimiento en el pensamiento político social. La masa progre debiera apoyar

Javier dijo...

Y si hay que seguir el ejemplo de Evo en Bolivia para que los cambios sean duraderos en el tiempo hay que modificar la constitucion para un nuevo modelo de pais . Yo creo que la masa progre deberia apoyar y estar asnsiosa por la profundizacion del rumbo . Al menos vemos que en Bineer parece que pinto la sesatez , lo que no se es si a Binner se puede considerar dentro de la masa progre .

Un abrazo

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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