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domingo, 17 de abril de 2011

“Décadas de políticas neoliberales consolidaron un mercado con la oferta muy concentrada”




La crisis económica del año 2001 hizo aparecer en escena a consumidores que obligados por la caída del salario real, estaban dispuestos a realizar sus compras por canales no convencionales o mayoristas, tentados por los bajos precios.
La reactivación económica logró mermar el fenómeno, que continuó en evolución, bajo formas de organización comunitarias con participación de vecinos, partidos políticos y centros barriales.

El techo de aquel fenómeno fue siempre la dificultad para acceder a estos mercados, dificultades que se lograron esquivar con iniciativas como transporte gratuito a algunos centros de compras y ferias itinerantes en los barrios con precios oficiales de referencia.
Sin embargo, inconvenientes como los días y horarios de traslados del transporte gratuito y la ubicación de las ferias, así como la difusión de los eventos, continuaron siendo un obstáculo.
El problema subyacente al fenómeno es anterior al mismo y sigue intacto, la crisis económica de 2001 develó su esencia, que es la formación de precios y su repercusión en la cadena de comercialización de bienes.

Décadas de políticas económicas liberales consolidaron un mercado con una oferta de gran concentración y con su comercialización fuertemente integrada.
Sólo así se pueden explicar las abismales diferencias de precios que subyacen en los distintos puntos de venta, desafío pendiente de la política económica.
El crecimiento económico desde el año 2003, sólo interrumpido por la crisis internacional del año 2008, tuvo como consecuencia el incremento del ingreso y del consumo de la población. La recomposición del consumo de los sectores populares, incentivada por algunas medidas (como la Asignación Universal por Hijo, sobreaguinaldo de jubilados, moratoria jubilatoria), por su estructura, conllevó el aumento de algunos precios, sobre todo los más sensibles, que son los de consumo masivo.

Este incremento fue fuertemente criticado por la ortodoxia económica, que reclamó ajuste fiscal y monetario, ignorando que si bien la inflación es perjudicial para el poder de compra, el ajuste lo es más para la generación de empleo y ampliación del mercado interno.
Se requiere una intervención del Estado donde transparencia y competencia en los mercados, generación de mayor oferta de bienes, listas orientativas de precios para los productos de consumo masivo, combate de la inflación y distribución del ingreso no sean conceptos estancos, sino integradores de una política económica a mediano plazo.

Fuente :Tiempo Argentino

4 comentarios:

Daniel dijo...

Si, la cagada es que siempre le dan a los aumentos primero por el lado de los alimentos, como sabiendo que a la gente no le queda otra que morfar. Ese es el punto más despreciable del armado capitalista. Hay mucho para cambiar.

Brokerito dijo...

Yo creo que debe de haber cambios y reformas pero nunca oponerse a todo lo que se presente en el camino .
http://mercadoscapitalistas.blogspot.com/

María de los Ángeles del Hoyo dijo...

Me gustó. Creo que Ruanova es un cuadro que promete. Saludos

Javier dijo...

Unfor : Es por el tema de la elasticidad de la demanada , los alimentos aumentan pero el cpnsumo de alimentos es dificil que pueda caer mucho y es donde los pobres destinan su mayor gasto

Brokerito : Oponerse a todo lo que reulta dañino para la mayoria de los argentinos pensando siempre en sentiodo colctivo antes que en sentido individual

Angeles : Pienso igual que vos respecto de Ruanova

Un abrazo

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Politica Obrera