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miércoles, 27 de abril de 2011

Nunca más. Nunca menos. ¡Siempre más!

10 mil días de democracia



A seis meses de la ausencia física de Néstor Kirchner, ( Donde estas Nestor cuantas
cosas le dirías hoy a Magnetto y sus ridículas volteretas o a Roccca y a Betnaza mandándolos bien a donde se merecen ir?) también se cumplen 10 mil días de vigencia del Estado de Derecho. Ahora, más que nunca, la ciudadanía argentina puede decir ‘Siempre más’, y avanzar constantemente siguiendo sus utopías.

Hoy, a seis meses de la ausencia física de Néstor Kirchner, a su vez se cumplen 10 mil días ininterrumpidos de vigencia del Estado de Derecho. Esta interesante coincidencia da una instancia propicia para reflexionar sobre dos momentos importantes en las cronologías recordatorias de la memoria argentina. Porque si tenemos presente el momento crítico en el que asumió Néstor, cumpliendo seis meses de mandato de un presidente inepto, que huyó en helicóptero, y por la entrega de otro interino, que tuvo que adelantar el traspaso tras las muertes de Kosteki y Santillán, podemos ver el legado de su paso por la Rosada.

Durante estos 10 mil días, la política de Derechos Humanos tuvo avances y retrocesos. En este largo derrotero de la democracia argentina, la gestión de Néstor Kirchner logró reencauzar a un país de su peor crisis histórica y recuperar la política por sobre la economía, como forma de construcción de su futuro. Del Nunca más, que pretendía cerrar con el olvido una etapa, se pasó al Nunca menos, que a partir de la Memoria, Verdad y Justicia pretende avanzar en el fortalecimiento de la democracia. Ahora, más que nunca, la ciudadanía argentina puede decir “Siempre más” y continuar constantemente siguiendo sus utopías.

NUNCA MÁS.

Con muchas ilusiones, el 10 de diciembre de 1983 se recuperaba la vigencia de las instituciones republicanas. Sin embargo, poco a poco, el fervor de esa primavera alfonsinista se fue eclipsando por un crudo invierno de intentos de olvido.
Los mismos decretos 157 y 158, que además de igualar acciones civiles de resistencia con el terrorismo de Estado, instalando la teoría de los dos demonios, centraban la acusación en las conducciones. Tras el informe de la CONADEP (Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas) y un juicio inédito, se arribó a una simbólica condena a la Junta Militar, que nos unía en el Nunca más, pero que algunos pretendían que fuese un Nada más.

Y esto quedó claro, tras los alzamientos carapintadas, con las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Además, el retroceso se profundizaría con los indultos otorgados por Carlos Menem. Y como corolario del intento de olvido, se impidió la extradición de los terroristas de Estado por un decreto de Fernando de la Rúa, que para eso no dudó.

NUNCA MENOS.

Y la primavera volvió, paradójicamente en el otoño de 2004, cuando un presidente ordenó descolgar el cuadro de los genocidas y pidió perdón en nombre del Estado. Con la plena vigencia de los Derechos Humanos, se recomenzó la búsqueda de la verdad. Así, demostró que los sueños no se fusilan, simplemente porque renacen.

En tanto que desde su asunción, Néstor Kirchner sostuvo la plena vigencia irrestricta de los Derechos Humanos como fundamento del Estado de Derecho Democrático, así se fueron derogando uno a uno los grilletes contra la libertad. Con la anulación de las leyes del perdón y olvido, se pasó a una política de Memoria, Verdad y Justicia, donde el Poder Ejecutivo asumió el rol de querellante y aportó a la labor de organizaciones de Derechos Humanos y a víctimas del terrorismo de Estado, para que se avance en los juicios que se están desarrollando en el país, de los cuales se están teniendo condenas ejemplares.

Igualmente, cabe no menospreciar la política de Derechos Humanos de Raúl Alfonsín, que a pesar de estar condicionada, dejó un punto de partida diferente a otros países latinoamericanos, como Brasil o Uruguay, que hoy tienen que superar decretos de autoamnistía o leyes de perdón.

SIEMPRE MÁS.

Y como la democracia no se reduce a un juego institucional e implica un marco integral para la ciudadanía, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner avanzó en aspectos que profundizan el ejercicio de derechos y avanzan hacia una Argentina que integre a todos y todas.

Desde la Asignación Universal por Hijo, que promueve la inclusión social; pasando por la Ley de Medios Audiovisuales, que impulsa la libertad y circulación de ideas; hasta el matrimonio igualitario, que sienta bases de plena igualdad; la democracia argentina avanza Siempre Más.

En ese sentido, un eje nodal en la democratización de la cultura es el Plan Conectar Igualdad, que generará accesibilidad al conocimiento a millones de jóvenes. Y en ese plano, así como el Club de Cultura Socialista, inspirado por José Aricó y Juan Carlos Portantiero, promovía la formación de sujetos democráticos, el espacio de Carta Abierta está dando una batalla cultural.

Porque el liberalismo quiso marcar una línea de pensamiento único, excluyendo otras visiones, incluso algunos académicos sostienen que el “populismo”, como despectivamente llaman a estas expresiones, no tiene intelectuales. Contrario a esto, se está avanzando en la recuperación de miradas como las de Scalabrini Ortiz, Arturo Jauretche o Abelardo Ramos. Incluso, se debería reflexionar sobre Mariano Moreno o Silvio Frondizi, que desde el liberalismo dan un viraje que aporta a la radicalización de la democracia.

Y este es el verdadero debate que quiso generar Horacio González en la Feria del Libro. Su humilde carta dejó al remanente del neoliberalismo latinoamericano en una charla de café con referentes impresentables de la oposición y una exposición de bajo perfil. Incluso Mario Vargas Llosa no pudo escapar al movimiento de aikido que le hizo Hebe de Bonafini, que le pidió que firme por la libertad de expresión. Lástima que el Premio Nobel se lo dieron a él, o incluso a Barack Obama, y no a luchadoras reales de la Paz, algo para reflexionar. La Ciencia Política deja paso a la Política.

Fuente :Tiempo Argentino

1 comentario:

Unknown dijo...

Ridículos. Un país crece con trabajo, con equilibrio entre derechos y obligaciones, no sólo con derechos. Combatiendo al capital, los capitales no vienen, no hay inversiones y sólo nos queda la miseria. Eso le debemos al corrupto y nos dejó a la otra que es peor que el

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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