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lunes, 14 de noviembre de 2011

Con los Estados Unidos, lo cortés no quita lo valiente

Relaciones bilaterales (con el imperio)



Para cumplir con su ‘destino manifiesto’, los EE UU necesitan el petróleo de Asia y el control geopolítico del planeta. Y harán todas las guerras que hagan falta para lograrlo.

Se autoproclamaron partidarios de la libertad económica. Pero, dependientes del capital y la técnica inglesas, los primeros colonos estadounidenses levantaron barreras aduaneras para proteger sus nacientes industrias y salir a competir. Llegados de una cosmovisión insular, que había roto con la realeza británica y renunciaba a todo retorno, el vasto y abierto espacio geográfico constituyó un diferencial positivo para el desarrollo de los nuevos pobladores que a la postre fundarían los Estados Unidos.

Una visión asociada a la lejanía extrema de los confines, a la inexistencia de límites, combinada con la ética protestante del ascetismo de la prosperidad, ayudó a construir y sublimar, en lo más profundo de la memoria del pueblo estadounidense, la idea de tener un “destino manifiesto”, una responsabilidad mesiánica frente a la Humanidad, una misión esencial de salvaguardarla del peligro. Por eso, cada rincón del planeta es “su” preocupación, atañe a “su” seguridad. Para ellos, el mundo les debe el haberlo liberado del nazismo, luego del comunismo, y ahora, del terrorismo internacional. Tienen algunos argumentos a favor, y fuerzan otros, como para sostenerlo.

En honor a ese “destino”, y en nombre de aquella libertad, crearon la doctrina del garrote, invadieron países endeudados, dividieron Colombia para controlar el canal, balcanizaron la América Central y el Caribe, financiaron golpes de Estado y dictaduras atroces, asesinaron a líderes populares, estallaron dos bombas atómicas. Si bien el pueblo elige a los jueces, fiscales y comisarios de cada condado, al mismo tiempo su presupuesto militar supera a la suma de los presupuestos militares del resto del mundo. Son, a la vez, Atenas y Esparta. En los EE UU conviven, como dicen Hardt y Negri, la república y el imperio romanos.

Fueron y son imperialistas. Está en su génesis nacional, y, hasta ahora, no han puesto en crisis ese “destino manifiesto”. Ningún presidente, por mejores intenciones que lo guíen, parece poder abstraerse de ello. En ese contexto, el presidente ocupa un lugar, sólo un lugar, en la mesa del poder. Allí están, como miembros permanentes, el Pentágono, la CIA, el Departamento de Estado, los petroleros, los bancos, los fabricantes de armas. El presidente puede ser uno de ellos, como el caso de Bush. O proceder de intereses diferentes, como Obama, más afín al clan Kennedy y las corporaciones de Chicago, un tanto más autónomas de aquellos conglomerados colosales. Pero no puede salirse del esquema general. De hecho, Bill Clinton no fue lo mismo que Reagan y Bush. Ni lo hubiera sido Al Gore, de haberse respetado el pronunciamiento de los votantes en 2000. Puede haber presidentes más o menos afables, pero todos imperialistas.

Excede a estas líneas juzgar si Obama fue sincero en su propósito de reformar el sistema de salud, en su intento de cerrar Guantánamo o de dialogar para reconocer al Estado palestino. Puedo, sí, disentir con la debilidad con que retrocedió ante las presiones. Pero, de uno u otro modo, para cumplir con aquel “destino manifiesto”, los EE UU necesitan el petróleo de Asia y el control geopolítico del planeta. En consecuencia, harán todas las guerras que hagan falta para lograrlo.

Nuestra responsabilidad, como países y culturas soberanas que luchamos por un mundo más justo, más equilibrado en la balanza del poder –para no mencionar el objetivo de máxima, que es el remplazo del capitalismo como sistema civilizatorio– es justamente, construir las alternativas fácticas y conceptuales de poder, necesarias para impedir que aquel objetivo estratégico de los EE UU prosiga con la dominación, el sojuzgamiento y el empobrecimiento de nuestros pueblos. Y América Latina afronta un marco de condiciones favorables para ello, que no encuentra precedente histórico. Condiciones tales como la legitimidad social y política de sus presidentes, mejoras en el comercio internacional de nuestros productos, menor presión extorsiva del sector externo de nuestras economías, crecimiento interno, reducción de la pobreza, acumulación de reservas.

Frente a esto, nuestro principal desafío como región es preservar y profundizar nuestra autonomía de criterio y acción. Lo hicimos con la negación del ALCA, la creación de Unasur, el rechazo a los intentos de golpe de Estado, la solución pacífica de nuestros conflictos limítrofes, la defensa de nuestros recursos naturales, la integración energética, la coordinación de políticas macroeconómicas, el proceso de desdolarización del comercio regional.

El presente cuadro de situación sitúa a nuestra presidenta en mejores condiciones relativas para afrontar ese diálogo: legitimidad electoral reforzada, buenos números en nuestra economía, entorno regional favorable. Y al presidente de los EE UU en medio de inocultables complicaciones: reelección no asegurada, crisis financiera, pérdida de popularidad interna e internacional.

De todo esto, se deduce que la relación con los EE UU no debe subestimarse, pero tampoco define per se nuestro destino, como lo han pensado históricamente los que interpretan desde el “liberalismo” nuestra realidad. No tendríamos por qué ausentarnos de todo un andamiaje de instituciones internacionales contra la trata de personas, el lavado de dinero y otras amenazas. Pero conscientes, eso sí, de su insuficiencia para terminar con la raíz de esos problemas, que son la desigualdad estructural del presente sistema de acumulación. No tendríamos por qué no dialogar amablemente, lo cortés no quita lo valiente. Conscientes, eso sí, de que ese diálogo nada tiene que ver con hocicar o rendirse.

Hay muchos temas de agenda que podrían mejorar la relación bilateral, pero ninguno de ellos empalidece la denuncia troncal de Cristina Fernández de Kirchner ante los Foros Internacionales, de la perversión de un capitalismo financiero intrínsecamente injusto. Denuncia que está en línea con la posición argentina de los últimos años, y que fue requisito de nuestra recuperación. A partir de nuestra independencia del FMI y de los mecanismos ortodoxos de financiamiento, y su remplazo por el desarrollo del mercado interno y la autonomía regional, la Argentina derribó el mito fundante del sistema internacional vigente, según el cual quien rompiera las reglas desaparecería de la faz de la Tierra. No sólo no desaparecimos, sino que a partir de esa transgresión, iniciamos el despegue, y somos hoy el país con mayor crecimiento de Occidente.

En conclusión, así como en su gira latinoamericana no fue mayormente significativo que Barack Obama no viniera a la Argentina, tampoco creamos que el encuentro en Cannes puede ser determinante para nuestro futuro. “Ni aquello era el infierno, ni esto es el Edén”, publicó Martín Granovsky por estos días.

La derecha argentina, las corporaciones mediáticas, una vez derrotadas políticamente, han fijado la nueva fase de su estrategia a partir de las 18:01 del domingo 23 de octubre. Y es forzar al gobierno popular a reingresar a la ortodoxia económica y al FMI, porque representan los intereses de ese universo financiero, causante de la crisis mundial. El primer mundo, sostuvo Cristina en su campaña, es la felicidad de nuestro pueblo. Y confío en que es precisamente eso, y no el protocolo internacional ni el reingreso a la ortodoxia financiera, lo que definirá su política de los próximos años, a partir de su recientemente renovada legitimidad.

Fuente:Tiempo Argentino

2 comentarios:

Daniel dijo...

Espero que nunca suceda el que lo cortés quite lo valiente, por favor.

Javier dijo...

Yo espero lo mismo , aunque yo me preguintaba que hipotesis habra en el ejercito argentino respecto de EEUU , hacen ejercicios militares conjuntos con quienes aca brindaron apòyo tactico y militar a los britanicos en 1982 .
Y no olvidemos que el 12/9&/2001 hubo un riezgo serio de que bombardearan la triple frontera , yo me pregunto que sucederia en ese escenario , te cayas la boca y vas al brindis del 4/7 a su embajada a ser hipocrita y hablar de las nuebas relaciones en comun que tenemos ?

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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