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viernes, 20 de abril de 2012

Operaciones mediáticas que no sorprenden

Por:Rodolfo Yanzón

El Consejo de la Magistratura decidió investigar la conducta del juez federal Daniel Rafecas, denunciado por el intercambio de mensajes mantenido con un abogado del caso Ciccone. “Falta de objetividad en la causa”, dijeron sus detractores, aunque la herramienta para separar al juez de una causa es la recusación, que puede ser presentada por las partes ante el temor de falta de imparcialidad.

Rafecas cometió un error al haber enviado esos mensajes, y el Consejo de la Magistratura decidirá si corresponde aplicarle alguna sanción, como un llamado de atención o un apercibimiento. Pero la recepción del testimonio del denunciante, a minutos de su presentación, fue un modo irregular de incorporar una prueba, y dio como fruto otra operación mediática, tan repudiable como la denunciada por Boudou (aunque es un viejo latiguillo de quienes ejercen funciones públicas argumentar que son víctimas de operaciones de prensa al ser investigados).
La decisión de impulsar la denuncia contra Rafecas fue una demostración de que en este caso todos perdieron, pero por sobre todo el Estado de Derecho.

Ninguno puede hacerse el ingenuo ni el sorprendido ante las operaciones mediáticas. El asunto es no darles argumento, sobre todo si se tienen enemigos poderosos. Quienes frecuentan los pasillos de los tribunales federales saben que el periodismo ejerce allí una tarea constante; tanto, que hay una sala para que trabajen los corresponsales.
Los tribunales, los jueces y los fiscales emiten comunicados de prensa diariamente, como una forma de difundir los actos de gobierno.En este caso, lo importante no es si Rafecas es un juez idóneo y prestigioso, o si Amado Boudou lucha contra las mafias o fue víctima de operaciones de prensa; sino el funcionamiento de las instituciones.

Ambos deben preservarse de las operaciones porque mucho hay en juego, más importante que sus propios pellejos. También los periodistas deben ejercer su rol de manera responsable y no deben echar mano a información obtenida de modo ilegal, como ha sucedido.
Las denuncias se deben hacer en los lugares previstos por la ley. Cuando en su discurso Boudou acusó a Rafecas de ser parte de la operación mediática, abrió una ventana peligrosa. Es el vicepresidente de la Nación y eso lo obliga doblemente a respetar las instituciones. La diferencia entre el Estado de Derecho y uno autoritario pasa porque en el primero los fines no justifican los medios. Se está a tiempo de desandar este camino y dejar de alimentar a las fieras, que hoy festejan como hienas.

Fuente:Tiempo Argentino

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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