Por Eduardo Anguita. Desde Quito
La Alianza País nominó ayer a Rafael Correa y a Jorge Glas, actual
ministro coordinador de Sectores Estratégicos, como binomio presidencial
para las elecciones de febrero próximo. El lanzamiento de la fórmula se
conocía anoche oficialmente en el Club Aucas, a los 2.900 metros de
altura quiteña, en plena Cordillera de los Andes y a pocos kilómetros de
la línea del Ecuador. Una vez más, el presidente recalca que lo esperan
nuevos desafíos para poder alcanzar el Socialismo del siglo XXI. Para
acompañar a los cuadros dirigentes de País, habían llegado delegados de
Cuba, Venezuela y Bolivia entre otros invitados internacionales. La
representación diplomática argentina en Quito ya está preparando la
agenda de Cristina Fernández de Kirchner para que Correa lo visite el
próximo 4 de diciembre, tres días antes del mentado 7/D, cuando el
Gobierno argentino espera poner un mojón para desarticular a un poderoso
grupo mediático. Ecuador y Correa conocen muy bien el rol de los
empresarios de medios como ariete para condicionar la gestión de un
gobierno democrático y popular así como del intento de dañar la imagen
de un líder a la hora de entrar de lleno en una campaña electoral. Sin
embargo, en octubre de 2011, se verificó en la Argentina que no hay
relación directa entre la circulación de noticias y la preferencia
electoral, fue cuando la Presidenta renovó su mandato con un 54% de
votos en medio de una feroz campaña de diatribas que no surtieron
efecto. En Ecuador, el mapa de medios también es altamente contrario a
Correa. Pese a ello, la diferencia de imagen entre el presidente y quien
lo sigue en intención de voto es de, por lo menos, 30 puntos y no hay,
en este momento al menos, ningún escenario que augure una segunda
vuelta.
Correa tomó distintas medidas contra los abusos de los empresarios de
medios. Sobre todo, porque muchos de ellos fueron los banqueros que
provocaron la crisis financiera más grande del país hacia 1999 en lo que
en Ecuador se conoce como “el feriado bancario”. Tras los salvatajes
bancarios de 1998 por los cuales el Banco Central dio fondos a los
bancos privados en maniobras de abierta corrupción, el 8 de marzo de
1999, el gobierno de Jorge Jamil Mahuad decretó un feriado bancario de
24 horas, que se prolongó por una semana y culminó con el congelamiento
de los depósitos por un año de cuentas que superaran los dos millones de
sucres. El Estado cargó con los costos y, para curiosidad histórica, la
salida de aquella crisis fue la dolarización y la salida de circulación
del sucre desde el primer día hábil de 2000. Por 25 mil sucres, a los
ecuatorianos les dieron un dólar. Muchos banqueros tenían escudos
mediáticos que cubrían sus negociados.
Correa envió un proyecto que se
convirtió en ley en octubre de 2010 por el cual los banqueros no podían
tener acciones en medios de comunicación. Así, uno de los grandes
empresarios, Fidel Egas Grijalva, debió desprenderse de la principal
cadena de televisión, Teleamazonas, que desde hace dos años pertenece a
un consorcio en el cual el 48% de las acciones es de los propios
trabajadores de Teleamazonas y el resto se lo reparten grupos
empresarios.
En los medios gráficos, los de mayor circulación son abiertamente
opositores. El diario que más claramente comparte la orientación del
gobierno es El Telégrafo, un viejo periódico de Guayaquil refundado en 2008 y que tiene una muy baja tirada. En cambio, El Universo, El Comercio, Diario Hoy, Diario Expreso y La Hora tienen líneas editoriales abiertamente opositoras.
Pero así como las semejanzas con la Argentina en materia de medios y
política son muchas, no lo son en cuanto al papel del dólar. En todos
estos años, los avances de Ecuador se hicieron sin modificar al dólar
como única moneda de curso legal. En una interesante conferencia en el
marco de la inauguración de la Feria Internacional del Libro de Quito,
el pasado viernes, el director del Banco Central Pedro Delgado defendió
los avances económicos y financieros del gobierno defendiendo las
ventajas que tiene Ecuador ante una situación no deseada –la
dolarización forzada– pero con la cual Correa pudo convivir hasta ahora.
Delgado detalló las maniobras del Banco Central previas al “feriado
bancario” que permitían a los exportadores, por ejemplo, lograr
devaluaciones sobre fin de año, justo cuando se liquidaban en sucres los
dólares ingresados por las ventas al exterior. La manipulación de las
“bandas bancarias” eran mecanismos para transferir ingresos a los
sectores privilegiados de la economía. La dolarización impidió esas y
otras triquiñuelas. Delgado fue explícito respecto de la situación en la
que había quedado el sucre: “La gente no creía en el valor de la moneda
nacional. Hacia fines del ’98 empezaron las transacciones de casas,
autos y otros bienes en dólares”. A criterio de este economista cercano a
Correa, la gran diferencia es que en estos años, hubo un manejo
transparente de las finanzas públicas y se coordinan todas las
actividades de comercio exterior con las financieras. “Con dólar o sin
él –dijo Delgado– es preciso tener un sistema financiero sano, estable,
previsible y eficiente.” Desde ya, entre los cercanos a Correa, no se
desconocen las dificultades que trae usar como moneda el dólar. Sin
embargo, nada indica que, al menos en estos meses de campaña, haya
ningún indicio de crear temor en la población respecto de la creación de
una nueva moneda en Ecuador. Ante la pregunta de qué pasará más
adelante, la respuesta es que el Socialismo del siglo XXI todavía tiene
muchos desafíos para los que debe encontrar fórmulas adecuadas.
Fuente: Miradas al sur
domingo, 11 de noviembre de 2012
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