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martes, 25 de diciembre de 2012

Los saqueos en la historia

Saqueo


Saqueo tras un terremoto en San  Francisco, California, en 1906.

El saqueo, también llamado pillaje, es la toma o el apoderamiento ilegítimo e indiscriminado de bienes ajenos : por la fuerza como parte de una victoria política o militar; en el transcurso de una catástrofe, o tumulto, como una guerra; o bien pacíficamente, aprovechando el descuido o la falta de vigilancia de bienes La palabra designaba originalmente al asalto de villas, pueblos y ciudades, no solamente en situación de conflicto, sino también por los mismos miembros de la comunidad. Por saqueo o expolio arqueológico y artístico, por otra parte, se entendía, bien el reparto del patrimonio artístico y cultural del clero católico llevada a cabo durante las desamortizaciones del siglo XIX o bien el saqueo de los yacimientos arqueológicos por profesionales con afán de lucro o por inexpertos coleccionistas que no mercancías llegadas a la costa en los naufragios, llevada a cabo en muchas épocas y en muchos países.

Historia

Algunos pueblos de la Antigüedad se dedicaban al pillaje, como es el caso de los fenicios (los cuales se dedicaban también a la piratería) y los vikingos.
El pillaje estaba autorizado por las leyes militares romanas. Se permitía una vez dada la señal que consistía en levantar como estandarte una lanza enrojecida en sangre. Durante la Edad Media se consideraba lícito el pillaje hasta que en 1590 el rey de Francia Enrique IV prohibió que el pillaje o saqueo de las ciudades pudiese durar más de 24 horas. Con todo, se conservó el pillaje en las colonias europeas de África con el nombre de razzias, so pretexto de que es una de las formas necesarias de la guerra en las condiciones en que allí se verificó.1

Con los acuerdos vertidos en las Convenciones de Ginebra en 1949, se considera un crimen tomar o destruir propiedad privada durante una ocupación, a menos que sea "absolutamente necesario".
Durante un desastre, la policía y las autoridades militares son incapaces de prevenir el saqueo, pues se hayan ocupados realizando actividades humanitarias o de combate, o bien, es imposible llamarles por deficiencias en las comunicaciones.

El saqueo de Roma del 24 de agosto de 410 fue una acción de rapiña llevada a cabo por los visigodos, comandados por Alarico I, tras expugnar los muros de la Urbe.
Fue la primera vez en casi 800 años que la ciudad de Roma caía en manos de un enemigo. El último saqueo de Roma se había producido en 387 a. C. y habían sido los galos, comandados por Breno, los que invadieron la ciudad.
El saqueo del año 410 causó una gran conmoción en la sociedad romana de la época, y aún es considerado por muchos historiadores como un hito clave en el final del Imperio Romano de Occidente.

Saqueo de Roma (455)

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La reputación tradicional de los vándalos: una visión idealizada del saqueo de Roma en 455 por Heinrich Leutemann, hacia 1870.

El segundo de los tres saqueos de Roma llevados a cabo por los pueblos bárbaros fue el saqueo de Roma del año 455, llevado a cabo por los vándalos, que estaban en guerra con Petronio Máximo, emperador romano durante poco tiempo durante el año 455.
En ese año, el rey vándalo Genserico zarpó con su poderosa flota de su capital en Cartago, subiendo el Tíber para saquear la ciudad de Roma. El asesinato de Valentiniano III y la ocupación del trono por Petronio Máximo había sido la excusa para que Genserico considerase que había quedado invalidado el tratado de paz firmado con Valentiniano el año 442.
Tras la llegada de los vándalos, y según los relatos del cronista Próspero, el Papa León I el Magno imploró a Genserico para que no destruyese la ciudad o matase a sus habitantes. Genserico accedió y las puertas de Roma se abrieron para él y para sus hombres. Máximo huyó para no enfrentarse al jefe vándalo, pero murió a manos de una muchedumbre de ciudadanos romanos a las afueras de la ciudad.
Se acepta el hecho de que Genserico saqueó grandes cantidades de tesoros de la ciudad, y que incluso tomó a la emperatriz Licinia Eudoxia, viuda de Valentiniano, y a sus hijas como rehenes. Una de estas hijas fue Eudocia, que más tarde se casaría con el hijo de Genserico, Hunerico.

Existe, sin embargo, bastante debate acerca de la severidad del saqueo vándalo. El saqueo del año 455 generalmente es visto por los historiadores como más duro que el saqueo de Roma llevado a cabo por los visigodos en el año 410, debido a que los vándalos estuvieron quince días mientras que los visigodos sólo pasaron tres en la ciudad. La causa de la controversia, sin embargo, es la afirmación de que el saqueo fue relativamente limpio, y que se produjeron pocas muertes y hubo poca violencia, habiendo respetado los vándalos los edificios de la ciudad. Esta interpretación parece que procede del relato de Próspero de que León I logró persuadir a Genserico para que no fuera violento.
En cualquier caso, Víctor de Vita hace un recuento de los cargamentos de cautivos que llegaron a África desde Roma para ser vendidos como esclavos. Al mismo tiempo, el historiador bizantino Procopio de Cesarea cuenta cómo al menos una iglesia fue incendiada.

El saqueo de Asunción fue llevado a cabo a partir de 1 de enero de 1869 cuando las fuerzas brasileñas en la Guerra de la Triple Alianza ocuparon la capital paraguaya.

Asunción quedó desierta, evacuada por todos sus pobladores, habitada por millares de perros y gatos abandonados y vio echarse sobre ella los 30.000 soldados del Duque de Caxias. Durante tres días, las tropas brasileñas saquearon la ciudad. Derribaron puertas, ventanas, desde los cimientos al techo, destruyendo y quemando todo lo que no podía ser llevado. De noche, los soldados incendiaron casas de trecho en trecho.

Durante tres días, la soldadesca brasileña desenfrenada puso saco a la ciudad, las tropas argentinas se abstuvieron a permanecer en ella y acamparon en las afueras, en Trinidad utilizando su iglesia como establo y letrina,(esta iglesia fue creada por C.A. Lopez donde descansaban sus restos). intervinieron activamente en el saqueo lo que demuestra el hecho de que de todos los puertos argentinos llegaron barcas de diverso tonelaje, fletadas por comerciantes de esa nacionalidad para cargar todo lo que se había robado en la ciudad: frutos, yerba mate, café, el cobre almacenado en los depósitos, planos importados de Europa, robados en las residencias, las verjas de hierro forjado que cercaban los jardines, las estatuas de santos y santas de los oratorios de las familias piadosas; los objetos sagrados robados de las iglesias intactas. Todo fue llevado a bordo de los barcos.

También los muebles de los ministerios del gobierno, los del Palacio del Congreso, los de la familia López; el mobiliario del Club Nacional, comprado en Europa poco antes de la Guerra; el mobiliario de la casa del mariscal Francisco Solano López y de la residencia de su mujer, Elisa Lynch. Incluso una carroza utilizada por el presidente López y su esposa fue desembarcada en el puerto de Buenos Aires junto a otros objetos robados[cita requerida] donde estuvieron en exhibición varios días. Buena parte del producto del saqueo fue subastado por agentes y rematadores de la capital argentina, el principal, Mariano Billinghurst.

Las puertas de los consulados estadounidense, francés e italiano, donde los de la oligarquía paraguaya habían depositado sus joyas, y particulares, su dinero. Todo fue robado y llevado y, cuando de las casas devastadas no quedo más que paredes, los soldados empezaron a cavar patios y los jardines de las moradas ricas, buscando tesoros que habrí­an sido sepultados por los habitantes antes de su partida (conocidos en Paraguay como Plata Yvygüy o tesoro enterrado).

A más de los objetos de valor, el "Tesoro de Guerra", no sólo estaba compuesto de piezas de oro y plata, también lo constituyó el acervo histórico y cultural desterrado ilegítimamente.
El tesoro de guerra robado desapareció después de Piribebuy, y el Brasil se encarnizaba en destruir al

Paraguay, desmantelando las industrias, los arsenales, llevándose las maquinarias a Río de Janeiro.
Los brasileños iniciaron su tarea de saquear todo lo que encuentraron a su paso. Los primeros lugares en ser visitados fueron el Club Nacional y las residencias del Presidente, de su mujer y de sus hermanos Venancio y Benigno e Inocencia, repletas de muebles finos, cuadros de firma, alfombras, espejos venecianos, pianos y vajillas de oro y plata.

Jefes brasileños dirigieron el saqueo, entre ellos se pelearon por un piano, una gran alfombra persa o un cáliz de oro y plata. Igualmente las iglesias fueron visitadas, desde la catedral, la iglesias de la Encarnación, San Roque, Trinidad hasta la Recoleta. No se salvaron crucifijos ni otros ornamentos, mientras los esclavos de sus dueños llegados a la guerra como séquito personal para servicios domésticos y diversos usos transportan en carretas o a pulso el fruto de la rapiña. Los argentinos se llevaron gran cantidad de juegos de comedor, mullidos sillones, obras de arte, cristalería de estilo segundo imperio para adornar la casa de gobierno del presidente argentino Domingo Faustino Sarmiento[cita requerida], y la mencionada carroza.

Casi no se podía transitar por la ciudad debido a la gran cantidad de muebles desparramados en la vía pública y los pozos que se cavaron en procura de los tesoros enterrados.

Al oscurecer, una vez cargados y embarcados los objetos robados, fue frecuente observar en las plazas, recobas y lugares alejados a jefes, oficiales y soldados violando y vejando mujeres llegadas en busca de socorro y alimentos. La faena la realizan primero los de mayor rango y una vez satisfecha su lascivia, proceden los demás.

Las 1.000 o 2.000 mujeres casi desvanecidas no oponían resistencia alguna. Deben satisfacer la impudicia de más de 15.000 efectivos. Las que intentaron una resistencia fueron degolladas allí mismo [cita requerida]. El deprimente espectáculo se observaba incluso a plena luz del día, en donde son llevadas a cualquier rincón a empujones luego del desgarramiento de sus ropas.

A los dueños de las casas abandonadas que vinieron de regreso de Luque o de algún otro lugar donde fueron a para luego de la evacuación de la capital los sacaron a empellones cuando pretendieron ingresar a sus dominios. Solo las familias de los aliados fueron respetadas así como la de los oficiales paraguayos al servicio del ejército aliado, tal el caso de Benigno Ferreira y Juan Gualberto González, entre otros.

Pero la brutalidad no se detuvo allí. La soldadesca dirigida por los jefes entra en los dos cementerios de la ciudad. El más próximo, el Mangrullo (hoy Parque Carlos Antonio López) y el más nuevo, la Recoleta. En ambos sitios se presentaron escenas sin parangón. Los soldados esclavos a las órdenes de sus dueños, sacaron los cajones y esparcieron los cadáveres [cita requerida], una vez desparramados los esqueletos, unos procedieron a despojarlos de sus anillos u otros objetos, mientras otros en el interior de los panteones arrebatan los objetos de metal precioso como candelabros, marcos de retratos y crucifijos.

El Ministro brasileño en Asunción, José da Silva Paranhos, que más tarde recibió el título de Vizconde de Río Branco, hizo todavía más: se apoderó del inmenso tesoro de los Archivos Nacionales del Paraguay que, después de su muerte, donó a la Biblioteca Nacional de Río de Janeiro, el catálogo de la colección Río Branco, que contiene los archivos públicos del Paraguay, tomados al final de la guerra, se compone de mil páginas divididas en dos tomos. La colección consta de cincuenta mil documentos sobre la historia primitiva del Paraguay, la infiltración portuguesa, las cuestiones de los límites y las fechas y los hechos sobre la historia del Río de la Plata".

Contendría además el acta de la Fundación de la Ciudad de Asunción en 1537; todos los archivos de las Misiones Jesuíticas -únicas en el mundo- con las primera carta geográfica del Paraguay, establecida antes de 1800 por el célebre geógrafo español Félix de Azara.

Hasta el "Libro de Oro" ofrecido por las "Damas Paraguayas" al mariscal López en el aniversario de su nacimiento, el 24 de julio de 1867, fue descubierto por casualidad en una vitrina del Museo Histórico Nacional de Río de Janeiro. Años después, el general Ernesto Geisel, entonces presidente del Brasil, devolvió solemnemente el "Libro de Oro" a la República del Paraguay.

Al enviar el valioso material a Río de Janeiro, el Conde D`Eu afirmó que ese material había sido aprehendido en el combate de Piribebuy, en 1868, una de las sedes gubernativas de Solano López en su retirada hacia las "Cordilleras", sin embargo, la mayor parte de la "Colección Vizconde de Río Branco" fue retirado del Archivo Nacional de Asunción. Los 50.000 documentos están debidamente catalogados en la "Colección Vizconde de Río Branco" en 5.122 fichas, algunas conteniendo decenas de manuscritos. El 95% de los documentos datan de los siglos XVI a XIX, y no mencionan, en absoluto, cualesquiera preparativos de guerra contra el Brasil.

Los documentos del archivo contienen además, pruebas de la colonización del Paraguay, de las luchas por su independencia, de sus cuestiones religiosas e indígenas, de la demarcación de fronteras, de problemas de navegación, correspondencia particular entre ministros de Estado y embajadores, en una palabra, asuntos eminentemente paraguayos, como dictámenes, decretos y leyes de varios gobiernos, inclusive del dictador Francia, manifiestos de protesta contra el Rey Fernando VII de España, convenios con la Argentina, Uruguay y Brasil, tratados comerciales, etc.

Cabe aclarar asimismo que en la década de los 1970, tanto la Argentina como el Uruguay devolvieron "trofeos de guerra" capturados durante el conflicto bélico.
Recordando el trágico "Saqueo de Asunción", el historiador argentino general Garmendia escribió: "Aquella ciudad solitaria sentada a la margen del tranquilo rio, sufrió, indiferente, la suerte del vencido de lejanos tiempos. El vencedor entró a saco".



http://es.wikipedia.org/wiki/Saqueo

17 feb 11. El 20 de marzo de 2003, fiesta solar pagana de equinoccio, comenzó la invasión ilegal de Iraq, con el nombre esotérico de "Operación Nuevo Amanecer", por parte de una coalición internacional liderada por el gobierno masónico de Estados Unidos.

Pero lo que la gente común ignora es que justo unos meses antes, a principios del mes de Enero del año 2003, la ACCP (American Council for Cultural Policy) el Consejo Americano de Política Cultural, se reunió a puerta cerrada y en secreto con funcionarios federales del Departamento de Estado y del Departamento de Defensa de Estados Unidos, para organizar el saqueo y el expolio arqueológico de Iraq.

Pues aparte del interés por el control del petróleo en Iraq, el Gobierno USA y sus sociedades secretas satélites manejaban también una agenda oculta con un interés paralelo y secreto para apoderarse del tesoro arqueológico en Iraq; una agenda arqueológica secreta que desconocían oficialmente los demás socios, como el Gobierno español de Aznar y los gobiernos de los países que formaban la coalición internacional, como Dinamarca, Australia, Polonia, etc..

La oscura organización de la ACCP había tenido su Reunión Inaugural el 9 de octubre de 2002 en el apartamento de Guido Goldman, en la 5ª Avenida, a la que asistieron las 49 personas que formaban la Junta de asesores.

Estos son algunos de los miembros que forman la ACCP. De izquierda a derecha y de arriba a abajo:

- John Merryman, profesor de la Universidad de Stanford, experto en bienes culturales y derecho del Arte.
- Ashton Hawkins, ex-vicepresidente del Museo Metropolitano de Nueva York, fué amigo íntimo de Jackeline Onassis, la que fué esposa del Presidente John Kennedy.
- Mrs. Shelby White, nombrada por el Presidente Bill Clinton para un cargo cultural del Gobierno. Edmund Pillsbury, director del Centro Yale de Arte británico de Londres.
- Guido Goldman, hijo de Nahum Goldman, ex presidente de la Organización Sionista Mundial. Según algunas fuentes, posee la colección privada más grande del mundo.
- Arthur Houghton, ex analista de política internacional para el Gobierno de Estados Unidos, y experto en numismática.

Entre los miembros de la ACCP estaban coleccionistas de Arte, investigadores de antigüedades, de culturas antiguas y de arte antiguo, comerciantes de Arte, directores de Museos y los abogados de los principales museos, todo un entramado de negocios y de información privilegiada de una Elite de personas, muchas de las cuales ya tenían antecedentes en el tráfico y posesión de cuadros y objetos valiosos, involucrados, por ejemplo, en exposiciones de Arte procedentes directamente del botín nazi.

En definitiva, la ACCP estaba formada por magnates y multimillonarios, muy influyentes y relacionados directamente con el Gobierno y la política nacional, así como con las sociedades secretas del poder en Estados Unidos.

A todo lo cual hay que añadir un gran interés secreto que tenían las sociedades secretas iluminadas de Estados Unidos para apoderarse de ciertos tesoros arqueológicos de un gran valor iniciático y esotérico, como una serie de tablillas y piedras sumerias, así como otros objetos sumerios, babilónicos, acadios y asirios, etc.. que reflejaban mensajes de una civilización de seres extraterrestres que bajaron a la Tierra, los dioses procedentes del cielo estelar.

Era éste un legado arqueológico y cultural muy importante que testimoniaba la presencia extraterrestre en la Tierra, y que ha sido muy estudiado por grandes expertos de la cultura ancestral como el investigador Zacarías Sitchin. Colecciones enteras de miles de tablillas sumerias, que estaban en los Museos de Iraq, han desaparecido. Ni siquiera ha quedado la famosa pila de Bagdad, que era una anécdota en comparación con todo el valioso material arqueológico que se conservaba en Iraq.

Curiosamente muchas de esas tablillas antiquísimas eran auténticos expedientes X, verdaderos Oopars que no encajan para el cómputo del sistema oficial, ya que revelaban información sobre avanzadas tecnologías que la humanidad no ha podido desarrollar y conocer todavía pero que sin embargo sí existieron en el pasado remoto de nuestro planeta, como por ejemplo la tecnología del control climático. Igualmente las tablillas sumerias, según pudo confirmar el experto Sitchin, avisaban de la vuelta a la Tierra de los Annunaki para este tiempo actual.

Mapa en el que podemos ver la ubicación de las culturas antiguas que hoy forman Iraq: Sumeria, Babilonia, Acadia y Asiria. En esta zona se hallan los Ríos Tigris y Eufrates, la cuna de la civilización humana.

El investigador ruso Zecharia Sitchin, historiador y lingüista de lenguas antiguas, con una tablilla sumeria. Sitchin atribuyó el origen de la cultura sumeria a los Annunaki o Nefilim que procederían de Nibiru, el desconocido 12º planeta del Sistema Solar.

Una información conflictiva que la estructura de poder Illuminati en el mundo se niega a que caiga en manos de la gente común, al coste que sea y caiga quien caiga, aunque fuera preciso organizar una guerra, puesto que de lo contrario la Elite mundial se arriesga a que cambie el curso de la civilización actual, basado puramente en embustes y engaños establecidos.

El objetivo de la ACCP era relajar y amoldar las leyes sobre antigüedades en Iraq, que serían aplicadas por un oportuno régimen político bajo el control americano en la posguerra iraquí.

El Museo de Iraq en Bagdad era uno de los tres museos arqueológicos más importantes del mundo, y guardaba tesoros históricos, los primeros relieves y las obras escritas más antiguas en la historia del mundo. Los saqueadores desconocidos de este Museo, perfectamente organizados, utilizaron herramientas profesionales de corte de vidrio, e incluso grandes grúas y camiones, durante un periodo de más de 48 horas, mientras un tanque de EE.UU. montaba vigilancia en el exterior.

Oficialmente, y de cara a público, el Pentágono dio órdenes a sus militares de evitar saqueos, pero en la práctica el saqueo sistemático de obras de arte y tesoros arqueológicos en Iraq se produjo diariamente, con medios y organización, utilizando camiones llenos de objetos.

6 de abril de 2003. Soldados estadounidenses del 4º Regimiento de Marines, se abren paso en edificios de Bagdad. Estos son los que hacen el trabajo sucio de despejar el camino, para que después las mafias de las sociedades secretas manejen a su antojo el poder, los recursos naturales y los tesoros arqueológicos. Pero los soldados nunca llegan a saber nada; solo han sido engañados y utilizados para que cumplan su misión.








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Memoria del Saqueo menemista 

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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