Por Mario Wainfeld
La Corte Suprema se reunió en pleno el lunes, una rareza. También lo fue
que emitiera una decisión, unánime en el núcleo, pero dividida en los
importantes argumentos. Las dilatadas discusiones y la urgencia en
resolver son señales acerca del clima imperante, dentro y fuera de
Tribunales. Tan es así que los cortesanos, a instancias de su presidente
Ricardo Lorenzetti, dejaron para más adelante una medida sencilla que
suelen adoptar a esta altura del año. No se estipuló qué harán durante
la generosa feria judicial de enero. La costumbre es que la Corte no
dicte sentencias en ese mes y que el juez Eugenio Raúl Zaffaroni se
quede para atender asuntos urgentes o de superintendencia. Hoy día, el
esquema clásico está supeditado a los tiempos de las dos causas que van
andando camino para llegar a la Corte. “No me dejen solo”, cuentan que
bromeaba Zaffaroni en tramo distendido del coloquio con sus pares.
Llegado el caso, no sucederá. “Tendremos que estar todos o, por lo
menos, la cantidad suficiente para asegurar una mayoría clara”, se
resigna o promete uno de los togados. Un signo de la relevancia
institucional en danza y de las divisiones que subsisten.
¿Qué expediente llegará primero, recurrido por la parte perjudicada?
¿La medida cautelar de la Cámara Federal Civil y Comercial o la
sentencia de primera instancia sobre el planteo de inconstitucionalidad?
La que llegue, da la impresión, será afrontada velozmente. La Corte,
que urgió a los jueces de otras instancias, está compelida a dar el
ejemplo.
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El per saltum del Gobierno era una versión discutible (a fuer de
novedosa) del recurso. Tanto que dentro del oficialismo se debatió si no
convenía optar directamente por la vía del recurso extraordinario, de
trámite más largo aunque más acomodado a la lógica procesal.
La Corte no hizo lugar al pedido del Estado. Redactó una decisión
unánime, razonable. Las divergencias se patentizaron en los fundamentos.
Tres cortesanos optaron por lo que se apoda en jerga “poner la
plancha”: negar la pertinencia del reclamo, sin añadir ni una palabra
más. ( es a priori como estrategia lo mas inteligente para un juez puesto que sino estas mostrando tus cartas por adelantado sin ningún sentido y dándole ventaja a las partes de que ya conocen tu decisión de antemano y harán su juego con mejor información ) La derecha mediática y la jurídica aplaudieron esa vertiente propia
de un ritualismo extremo que trasunta el espíritu cerrado de la
magistratura: mostrarse ajeno a la realidad política, vivir en una
burbujea y alardear de eso. Cuatro vocales optaron por un sendero mejor
que esta Corte ha instalado, tanto que es uno de sus sellos distintivos:
ordenar el proceso, no apegarse a formalismos, tener un activismo
superior al promedio del anquilosado Poder Judicial. Así las cosas,
puntualizó al Estado que la vía correcta es el recurso extraordinario. Y
le indicó a la Cámara que se pusiera las pilas, en pleno paralelismo
con lo marcado días atrás al juez de primera instancia Horacio Alfonso.
Abrevió los plazos procesales, “habilitando días y horas inhábiles” o
sea suprimiendo feriados, sábados y domingos.
De algún modo, la Corte le dio parte de razón a los funcionarios
(con vértice en Olivos) que se jugaron por el “per saltum”. El recurso
fue rechazado como marcaban los libros, pero no fue vano, ni mucho
menos.
La mayoría, comentan muy cerca de Lorenzetti, se consiguió a pulso.
Las fuentes, muy pertinentes, suponen que el escenario se repetirá con
la cautelar y la sentencia de Alfonso. Debates fragorosos, divisiones...
acaso fallos no unánimes.
En tendencia, las hipótesis más factibles son la caída de la
cautelar y el rechazo de la inconstitucionalidad alegada por el Grupo
Clarín. Pero falta bastante y los partidos se definen en el minuto
noventa.
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A los ojos de este cronista y de muchos intérpretes, la Cámara le
mojó la oreja a la Corte en varios puntos de su sentencia. El más
chocante excedía totalmente el marco del recurso y no estaba sujeto a su
competencia. Fue pontificar (no sentenciar) que Clarín contará con un
año de changüí para adecuarse a la Ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual (LdSCA) cuando cese la cautelar. ( Lo raro es que muchos abogados y no solo los de Clarin sostenían lo del año pero si así fuera era raro porque nadie le pidio a la Corte una aclaración sobre la sentencia del 22/5/12 en ese punto , para los legos como yo parecía que no correspondía extender el año y eso llevaria la adecuación al 2013 o el 2014 , igualmente Tinelli durante 2013 va a poner en la casa de Gran Cuñado la nueva versión del Alica Alicate . Votame Votate mas allá de la adecuación o el canal en donde este su programa )
El plazo vaticano fijado como extensión de la cautelar es otra burla a los criterios sentados por la Corte.
Zaffaroni aportó a la mayoría con un agregado personal, lleno de
formas verbales en potencial: anticipa que podría haber un alzamiento de
la Cámara contra la Corte. No es el único que piensa así, pero sus
colegas prefirieron no sumarse a su crítica por escrito.
Confidentes de Lorenzetti chimentan que Su Señoría, que usualmente
se esfuerza por irradiar calma y modos templados, se embroncó mucho por
la implantación de la cautelar, por la fecha elegida y aun por el modo
en que se enteró.
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El jueves 6 a la tarde, afrontando un diluvio que inundaba Buenos
Aires, Lorenzetti trataba de dirigirse a su casa, en Rafaela. Mientras
buscaba enfilar y evitar que el auto se transformara en un mal barco, le
llegó el rumor: la Cámara se había expedido. Su sorpresa fue plena,
porque había conversado poco antes con la jueza María Susana Najurieta,
quien le había hecho entender que la decisión no era inminente.
Lorenzetti llamó al celular de la magistrada, quien lo distrajo y le dio
largas. Recién le avisó tras notificar a las partes. La actitud enfadó
bastante al Supremo, aunque tal vez menos que la inoportunidad de la
fecha, justo la previa al 7 D. La tradujo como lo que es: una
provocación, insensible al contexto político.
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El Estado presentó el recurso extraordinario. Firuletes del
procedimiento, de esos que alargan todo: es la Cámara quien lo otorga o
deniega en principio, aunque será la Corte la que deba resolver. Los
Supremos fueron claros en su mensaje: el recurso es pertinente... pero
los camaristas tienen puesta la camiseta de Clarín y tal vez estén
dispuestos a seguir transpirándola.
Si rechazan el planteo, el Estado deberá acudir en “queja” a la
Corte lo que le daría a Clarín un hándicap de unos pocos días más. De
cualquier forma, la Corte (todo lo indica) habilitará el recurso. Y ahí
comenzará a trabajar en pos de una unanimidad deseada por Lorenzetti,
pero casi imposible. O de una mayoría sólida.
La perspectiva más factible, aunque no segura, porque los cortesanos
reservan bastante sus pareceres (que por lo demás son divergentes), es
que la cautelar sea dejada sin efecto.
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En paralelo, el juez Alfonso consulta febril la biblioteca de los
Tribunales. Lleva a su despacho los fornidos volúmenes de textos de
doctrina y jurisprudencia. Se presume que sentenciará pronto, aunque
técnicamente dispone de cuarenta días corridos, plazo que todavía no
empezó a correr.
El Fiscal se pronunció contra el pedido de inconstitucionalidad. El
dictamen es obligatorio pero no vinculante, nada anticipa sobre la
sentencia. Todo modo, en las “pollas” que se arman en el barrio de
Tribunales, priman las apuestas a favor del rechazo a la acción del
multimedio. De nuevo, solo se tendrá certeza cuando Alfonso rubrique su
decisión, que será el verdadero punto de inflexión para una nueva etapa
en las lides judicial y política.
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Si Clarín ganara, será plenamente admisible la prórroga de la
cautelar o la fijación de una nueva. Si se da esa virtualidad, es
clavado que el Estado echará mano al per saltum, en ese caso con todas
las de la ley.
Si triunfa el Estado (la solución que el cronista valora como
ajustada a derecho) la lógica sería que Clarín eligiera apelar a la
Cámara, desechando al per saltum. Dos razones podrían inducirlo: dilatar
más la resolución firme y acogerse al cobijo de un tribunal amigable.
¿Subsistiría eventualmente la cautelar en ese albur, si todavía
conservara vida? Las opiniones se dividen. El cronista cree que debería
caer. La verosimilitud del derecho es uno de los fundamentos de medidas
de no innovar. La verosimilitud de la demanda queda muy herida con una
sentencia en contra. El Estado podría pedir el cese, con buen asiento en
fallos precedente. Y, quién le dice, podría presentar un per saltum si
le dicen que no.
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La solicitada de una cantidad apreciable de jueces, fiscales,
académicos y universitarios replicando a los fatuos comunicados de
varias agrupaciones de magistrados fue una buena nueva. Se fisura el
unanimismo del Poder Judicial, aunque el sector conservador y
corporativo conserva la (valga una licencia poética) posición dominante.
No todo es blanco o negro, algo que el oficialismo debería reparar
cuando enciende los discursos y arrasa con los matices.
La controversia casi coincidió con la tremenda reacción de la
opinión pública contra la sentencia dictada en la causa que investiga la
desaparición de Marita Verón. El caso interpela al poder político
(incluyendo aliados del oficialismo), a las Policías, a sectores
sociales de vastedad no desdeñable. Da para abordajes más amplios.
Hablemos ahora, a cuenta, de un aspecto parcial sí que sintomático. Es
la cruel espera a que fueron sometidos los que fueron a escuchar el
veredicto, empezando por Susana Trimarco, madre ejemplar y luchadora.
Una amansadora inhospitalaria y hasta inhumana para ahondar el martirio
de una sentencia que fue un mazazo. Una bofetada adicional, pésima
praxis. Nadie podía ignorarlo... salvo tres jueces que, como tantos de
sus pares, actúan como si fueran superiores a los litigantes, ubicados
en un Olimpo nobiliario. Sus Señorías, se apodan entre ellos, como
nobles que no son en ninguna acepción del término. Todo un dato.
Volvamos al eje de la nota. Corre la cuenta regresiva para una etapa
de la LdSCA, se acercan momento cruciales para la Corte Suprema. Sus
integrantes, quizás, verían con agrado que llegara antes de la feria. No
es seguro que así sea, sí que habrá definiciones mientras esté
estallando el verano.
Fuente : Página 12
jueves, 13 de diciembre de 2012
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