Un reconocimiento al honor

Por Erica Porris y Julia de Titto.  

En un emotivo acto, ayer a las 17, la Universidad de Buenos Aires le entregó, en la Facultad de Ciencias Económicas, el Doctorado “Honoris Causa” a Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora.
El proyecto fue presentado por los Consejeros Superiores por la mayoría estudiantil y aprobado, luego de un largo debate, por unanimidad, en septiembre de este año en el principal órgano de cogobierno de la UBA. El título honorífico es el máximo reconocimiento que otorga la institución, y por lo general se otorga a pedido de las Facultades y no del claustro estudiantil.
Anteriormente recibieron el “Honoris Causa” intelectuales y personalidades de la talla de Enrique Dussel, filósofo; Susana Trimarco, madre de Marita Verón, víctima del secuestro por las redes de trata para la prostitución; Thomas Arthur Steitz, premio Nobel de Química en 2009; Carmen Argibay, jueza de la Corte Suprema de Justicia de la Nación; Rafael Correa, presidente de Ecuador; y Álvaro García Linera, vicepresidente de Bolivia, entre otros.

El acto comenzó con un discurso de Igal Kejsefman, presidente de la Federación Universitaria de Buenos Aires, del mismo espacio político que los consejeros estudiantiles que presentaron la propuesta, quien recordó que Gustavo Cortiñas, el hijo de Nora, era estudiante de la Facultad de Ciencias Económicas. Citando a León Gieco, habló de Cortiñas como una “madre del amor”, y que “de su brazo” la juventud había “caminado cientos de marchas”. Afirmó que el movimiento estudiantil también homenajeaba a su hijo, “militando, organizándonos para cambiar la sociedad”.

A continuación, se dirigió a las aproximadamente 200 personas que asistieron al acto, el decano de la Facultad de Ciencias Económicas (FCE), Alberto Barbieri, quien afirmó que a Cortiñas “no la viste un título”, sino que su trayectoria y su lucha, “visten de honor a la universidad”.

Desde la cátedra de Poder Económico y Derechos Humanos, materia de la cual Nora Cortiñas es titular en esa casa de estudios, intervino Guillermo Wierzba, quien también es miembro de la Comisión por la Memoria de la FCE. Contó el trabajo que desarrollan desde la cátedra y reivindicó la vida de lucha de la Madre de Plaza de Mayo.
Luego de las palabras de los distintos oradores, se hizo entrega del diploma y la medalla correspondientes al título honorífico. Acto seguido, tomó la palabra la homenajeada, que pronunció un largo y emotivo discurso, agradeciendo la distinción y refiriéndose a diversos temas de actualidad e historia en la lucha por los derechos humanos.
Comenzó su intervención contando que había vuelto a presentar ayer un recurso de hábeas corpus por su hijo Gustavo, como tantas veces, y dijo: “Espero que el gobierno lo sepa entender, sigo preguntándome dónde está mi hijo”. Le dedicó el premio tanto a él como a las Madres desaparecidas, Azucena Villaflor, Esther Careaga y Mary Blanco. Las recordó con mucho cariño, reivindicando lo colectivo de la búsqueda militante de las Madres. Agradeció también la presencia en el panel del premio Nobel de la Paz y también “Honoris Causa” de la UBA, Adolfo Pérez Esquivel, a quien se refirió como la primera persona a la que acudieron las Madres en los primeros años de búsqueda de sus hijos.

Destacó, por otro lado, que a las Madres hoy las acompañan dos generaciones, la que militaba con sus hijos, y los jóvenes en la actualidad. Agradeció particularmente a La Mella y el movimiento estudiantil que fueron quienes tuvieron la iniciativa de la distinción y que terminaron hablando en el acto a expreso pedido de Cortiñas.
Comentó que las Madres aprendieron a luchar tomando las banderas de sus hijos y dijo: “Esa hermandad, ese amor, es prueba de que a esa generación se la llevaron para imponer un sistema capitalista y neoliberal”. También recordó que “los padres sufrieron mucho más” que las Madres, porque ellas “descargaban la bronca en las calles, incluso en los cuarteles” y que ellos siempre las acompañaron en su búsqueda.

Denunció, por otro lado, la connivencia de las cúpulas eclesiásticas con la dictadura: “La Iglesia no sólo fue cómplice, sino que participó activamente. Tuvieron mucho que ver y todavía están muy callados”.
Se refirió, a su vez, a la necesidad de anular la Ley Antiterrorista. “Queremos luchar contra ella, no es nuestra ley. Hay que tirarla abajo como hicimos con las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y con los indultos”, afirmó. Aseguró que la misma pelea había que darla contra la megaminería contaminante. En un momento, para la incomodidad de las autoridades de la UBA presentes, se dirigió al Decano de Cs. Económicas, y le dijo: “No queremos que esta casa de estudios reciba la plata de las mineras ni de las transnacionales como Monsanto”, lo que generó una ovación entre los jóvenes presentes. También hizo referencia a la deuda externa: “Ya pagamos de sobra, que nos devuelvan lo que pagamos”.
“Hasta la victoria siempre”, fueron las palabras con las que Nora Cortiñas dio por concluido el acto, luego de recordar a los 30 mil detenidos desaparecidos, a Julio López y a Luciano Arruga. Se retiró, entre los aplausos de un auditorio de pie.

Fuente : Marcha