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jueves, 3 de enero de 2013

¿Año nuevo significa vida nueva?

Reacciones que se Repiten Año a Año
Este enero de 2013 no es como los anteriores de la era kirchnerista en materia sindical. El escenario cambió.

Por: Ana Vainman

Como si fuera un rito más de esos con los que la política argentina suele mostrar que las cosas siguen en su lugar, que nada ha cambiado y que hay previsibilidad, el año arrancó con las típicas especulaciones sobre las paritarias venideras. A dos días de iniciado el 2013 ya hay pedidos de suba exorbitantes, reclamos de mesura oficial de los que ningún funcionario se hace cargo públicamente, rechazos de algunos gremios a ese supuesto pedido de techo del gobierno y llantos del sector empresario en torno a la incertidumbre del año por venir. Todo eso como un combo ineludible que se repite casi idéntico año a año y que suele ayudar a llenar las páginas de los diarios durante enero, mes en el que la información escasea.

Para esta época los medios publican siempre la misma cantinela de que la Casa Rosada busca topes, de que los gremios no lo aceptarán, de que los acuerdos se convendrán en función de lo que diga "el Indec del supermercado" y hasta se especula con paritarias desdobladas o "cláusulas gatillo" (que se activan cuando hay inflación no prevista en la negociación). Como si se tratara de una mala película, cualquier espectador estaría en condiciones de adivinar todos y cada uno de los giros argumentales del guión. 
El problema es que en este enero de 2013 no es como los anteriores de la era kirchnerista en materia sindical. No lo es porque el escenario cambió, porque los actores se reposicionaron, porque se agregaron factores de conflicto que antes no existían o que se exacerbaron y porque la situación económica no es la misma que antaño.

Los dirigentes del movimiento obrero están polarizados (en función de su cercanía u oposición al gobierno) pero los reclamos comunes los aglutinan involuntariamente. En un repaso desde un extremo al otro del arco sindical, todos muestran una preocupación similar en torno a ciertas cuestiones. Desde el docente Hugo Yasky (en la punta más cercana a la administración de Cristina Fernández), pasando por la CGT del metalúrgico Antonio Caló (oficialista) y la del camionero Hugo Moyano (opositora), hasta llegar a la CGT Azul y Blanca del gastronómico Luis Barrionuevo (ultraopositor) reclaman la suma del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, la modificación del sistema de asignaciones familiares y la restitución del dinero de las obras sociales. 

El piso a partir del cual se tributa Ganancias –que no fue incrementado en 2012 a pesar de la exigua suba del 20% que se aumentó en abril de 2011– es la madre de todas las batallas y todo el sector sindical busca que se realice una modificación antes de que comiencen a negociarse las paritarias. El mínimo no imponible lleva un retraso importante como consecuencia de algunos errores del sistema en general y de las decisiones del Poder Ejecutivo de no aumentarlo en 2008 y en 2012 y de incrementarlo menos que lo que aumentaron el índice de salarios y el índice de precios al consumidor.
El gobierno prometió a los representantes de la CGT de Antonio Caló que se reuniría con ellos para realizar las modificaciones al sistema, pero aún no hay promesa de reunión. Esta cuestión tiene a varios caciques sindicales inquietos ya que sus paritarias comenzarán en breve y discutir aumentos salariales sin saber si las subas se las va a comer o no el impuesto no es un dato menor.

Algo parecido ocurre con el sistema de asignaciones familiares que, si bien fue modificado en septiembre pasado, considerado como "inequitativo y arbitrario" por algunos dirigentes porque "deja afuera a muchos trabajadores". Sin embargo, en comparación con lo que ocurre con Ganancias, asignaciones no es un tema tan prioritario.
La cuestión de los fondos que las obras sociales le reclaman al Estado es otro tema que puede traer muchos conflictos. Según denunció Hugo Moyano en una de sus últimas apariciones públicas, esa deuda asciende a 15 mil millones de pesos. De un lado y del otro del arco sindical, aseguran que este volumen de deuda que comenzó a acumular la disuelta APE (Administración de Programas Especiales) con las obras sociales tiene al sistema al borde de la quiebra.
Dirigentes de la CGT oficialista indicaron que a pesar de las promesas oficiales de devolución de dinero, "la ejecución de los fondos no aparece".
Pero además, en vistas de la posible devolución discrecional que podría hacer el gobierno, la deuda de las obras sociales está despertando cierta inquietud entre los sindicalistas que se encuentran en este momento enfrentados con el gobierno. Muchos analizan que, de mantenerse en la otra vereda, nunca verán un peso. No se descarta, entonces, que haya muchos sindicalistas opositores que estén analizando suavizar sus críticas para con la administración kirchnerista y hasta acercarse a la CGT de Caló.
Las paritarias también se verán influenciadas por las particularidades políticas y económicas del año que empieza. Las elecciones legislativas de octubre próximo tendrán en vilo a todo el arco político nacional, incluyendo al sindicalismo, que hasta tiene aspiraciones propias.
Moyano, lanzado desde hace meses a construir su carrera política, dio directivas para crear su propio partido, que sentará sus bases sobre la estructura nacional del sindicato de Camioneros. Para esa tarea designó a quien fuera diputado por el Frente para la Victoria de extracción sindical, Octavio Argüello. El ex legislador fue uno de los protagonistas de la pelea por las listas a diputados y senadores en 2011, ya que aspiraba a renovar su banca, pero el oficialismo no le dio la oportunidad. Ahora es el encargado de transformar la llegada que el gremio tiene a nivel nacional en votos para Moyano o quien él decida.

Por estos días Argüello está abocado a encontrarle un nombre nuevo a la agrupación, ya que el que tenían previsto (Partido de la Producción y el Trabajo) ya existe. No se descarta que, en cuanto eso esté resuelto, lancen una campaña de afiliación en algunos puntos turísticos del país, aprovechando las vacaciones.
El principal territorio de acción en el cual se está moviendo la gente de Moyano por estos días es la provincia de Buenos Aires, aunque sus aspiraciones llegan a nivel nacional. De hecho, la principal esperanza política del moyanismo es lograr una alianza con el intendente de Tigre, Sergio Massa, quien concurrió a la fiesta de fin de año que el diputado y titular del sindicato de Peajes, Facundo Moyano, organizó en el Hipódromo de San Isidro. Sin embargo, cerca del camionero, esperan con atención las movidas del ex jefe de Gabinete, quien aún no definió si jugará como opositor o como oficialista.
Quién será el candidato de este nuevo partido es toda una incógnita. El propio Moyano repitió hasta el hartazgo que no será él y sobre eso no hay muchas dudas porque la tarea legislativa "no es lo suyo", dicen quienes lo conocen. No se descarta que haya algunos ex duhaldistas en un posible armado de listas. En ese sentido, hay más de un moyanista que mira con recelo las posibles alianzas que pueda tejer el camionero, especialmente en vistas de algunas fotos que se sacó el fundador del Movimiento de Trabajadores Argentinos (MTA) con el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri y el ex presidente Eduardo Duhalde.  

Fuente : Tiempo Argentino

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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