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jueves, 10 de enero de 2013

Bases que avanzan, cúpulas que retroceden


La Fractura dentro de los gremios 
En ese marco de cúpulas sindicales anquilosadas y bases efervescentes, la conflictividad aumenta año a año.

PorAna Vainman

La unión hace la fuerza. Detrás de ese lema empezaron a formarse las primeras organizaciones sindicales a finales del siglo XIX, en un intento por equilibrar la desigualdad entre el trabajador y el empresario. Hoy, a pesar de que crece la sindicalización y la organización en ciertos sectores, la atomización de fuerzas y las diferencias entre las bases y cúpulas sindicales son cada vez más habituales, 2013 se presenta como un año en el que un sindicalismo más combativo y alejado de la dirigencia tradicional va a ir ganando espacio.

La fractura de las centrales obreras es un fenómeno que se repitió muchas veces a lo largo de la historia. Pero a la clásica división del movimiento obrero –que principalmente tuvo que ver con pararse de manera distinta frente al poder de turnoahora se suma la ruptura hacia adentro de los gremios, con bases más combativas que las conducciones y que se diferencian de las cúpulas no sólo en lo político sino también en la visibilidad que adquieren los conflictos que protagonizan. 

En gral las conducciones gremiales  de los burócratas sindicales son una típica banda de traidores que en los 90 jugaban para las empresas en la reducción de los derechos de los trabajadores y luego tambien aunque con las paritarias ganaron algo de aire , aunque sigan firmando algunos condiciones a la baja y lexibilidades varias en los convenios . Siendo los mejores convenios los firmados en 1975 que no hayan sufrido modificaciones  

Hay un fenómeno que viene creciendo en los últimos años y que tiene relación directa con la recuperación del empleo: el crecimiento de la sindicalización. Pero es un sindicalismo combativo que avanza sobre las huellas que dejó la retirada de la dirigencia tradicional. Se trata de un proceso con movimientos en dos sentidos: hay una dirigencia cuestionada que retrocede porque hay una base renovadora que avanza y hay una base que se permite cuestionar a la dirigencia y se organiza para avanzar sobre sus feudos, arrinconándolos y reduciendo su ámbito de influencia.   

El caso más paradigmático de este nuevo fenómeno del movimiento obrero es tal vez el de los metrodelegados, que pugnan hace más de una década por separarse de la Unión Tranviaria Automotor (UTA), que lograron una importante visibilidad a fuerza de conflictos con alto impacto y que consiguieron ser reconocidos como sindicato. Así, hoy conviven una UTA que tiene la representación legal sobre los trabajadores del subte y la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro (Agtsyp), que posee la representación legítima. 

Pero este proceso de escisión entre las bases y la dirigencia también se vio en el paro organizado por la CGT Azopardo y otras organizaciones el 20 de noviembre pasado, en el que Hugo Moyano se jactó de haber conseguido que algunas seccionales de muchos sindicatos alineados en la CGT de Antonio Caló y, por ende, con el gobierno se plegaran a la huelga, aun cuando sus dirigentes no lo hicieron.

En general, estas pugnas suelen tener un fuerte contenido político, con bases más jóvenes y cercanas a la izquierda y dirigencias maduras encuadradas dentro del peronismo ortodoxo. Un claro ejemplo de esta realidad es lo que sucede dentro del gremio de Alimentación, donde la dirigencia –encabezada por el ex menemista Rodolfo Daer– es peronista y donde crecen cuerpos de delegados de extracción trotskista dentro de las empresas, como el caso de Kraft. 
El propio gobierno nacional reconoce a los dirigentes que afloran desde las bases, como el caso de Rubén "El Pollo" Sobrero, quien se reunió antes de que termine el 2012 con el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, en el marco del plan de mejoras en el ex ferrocarril Sarmiento. El reconocimiento oficial al delegado respresentante de Izquierda Socialista (IS) perteneciente al frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) que ganó la seccional GBA-Oeste de la Unión Ferroviaria no es mero protocolo. En la administración de Cristina Fernández saben que sin el apoyo de las bases a las que representa Sobrero no podrán avanzar en las obras del tendido.  

En ese marco de cúpulas sindicales anquilosadas y bases efervescentes, la conflictividad aumenta año a año. Según un informe del Observatorio de Derecho Social, que depende de la CTA de Pablo Micheli, en más del 65% de los conflictos que se registraron en el primer semestre de 2012 fue mayoritaria la presencia de sindicatos de base o seccionales locales. 
También se destaca "la cantidad de conflictos promovidos por trabajadores que no cuentan con ninguna representación sindical formal o que llevan adelante sus acciones sin la presencia de la organización sindical existente". Este tipo de conflicto representa el 18% de los casos, con una participación mayor en el sector privado.

Según datos del Ministerio de Trabajo, la cantidad de conflictos con paro se incrementó de 784 en 2006 a 962 en 2011, pero con una desaceleración del crecimiento en los últimos dos años. En el primer semestre de 2012, la cantidad de conflictos con paro sólo en el sector privado ascendió a doscientos cincuenta. Si bien la cartera laboral no hace un análisis cualitativo de las medidas de fuerza, se puede constatar que, al menos cuantitativamente, la cantidad de conflictos aumentó, y puede inferirse que ese incremento guarda relación con la acción de las bases. 

Esta mayor participación de las bases y de su organización para enfrentar a las cúpulas y para llevar adelante reclamos cada vez más visibles tiene una relación directamente proporcional con el nivel de sindicalización, que es la cantidad de afiliados a un sindicato sobre el total de los trabajadores registrados. 

Los últimos datos disponibles sobre sindicalización (que fue aumentando a la par del aumento del empleo, aunque Trabajo dejó de medirlo hace más de un lustro) la ubican en el 37% en el sector privado pero, según especialistas que se dedican a estudiar los fenómenos laborales, hoy estaría entre el 40 y el 45 por ciento. Pero esa tendencia creciente desde la Convertibilidad no se replicó de la misma manera en la representación sindical al interior de las empresas. En base a la última información, sólo el 12,4% de los establecimientos cuentan con comisiones internas.
Según esa última encuesta, el 56 por ciento de las empresas cuenta con al menos un trabajador afiliado a un sindicato. Pero esta tasa va aumentando a medida que crece el tamaño de la empresa y, por ejemplo, en las firmas grandes, esa proporción se eleva al 84 por ciento.

Lo que llama la atención es la diferencia entre el nivel de sindicalización y la presencia de comisiones internas dentro de las empresas (37% contra 12,4%). Aunque es probable que desde el momento en el que la cartera laboral hizo la última encuesta hasta ahora esa cifra haya cambiado –especialmente después del fallo de la Corte Suprema de la Nación en el cual se permitió a un sindicalista ser delegado de su lugar de trabajo sin necesidad de estar afiliado al sindicato más representativo de la actividad– la representación intraempresarial sigue siendo baja.
De ese 12,4% de empresas con delegados, el 61,1% están en grandes empresas, 31% en firmas medianas y 7,5% en las pequeñas.

Respecto de los sectores en los que hay más sindicalización, el transporte, el almacenaje y las comunicaciones son los rubros con más nivel de afiliación, seguido por la construcción, industria manufacturera y comercio, restaurantes y hoteles.
Es sabido que los trabajadores que hoy están dentro de convenios colectivos tienen mejoras laborales y salariales mucho más interesantes que quienes no lo están. Y también es sabido que quienes están sindicalizados son los que consiguen esos convenios colectivos. 
La última dictadura cívico-militar primero y la década menemista después hicieron estragos en la estructura sindical argentina. Ese tejido se fue reconstruyendo poco a poco. Aunque todavía sindicalismo es mala palabra para muchos, para otros significa la posibilidad real de cambiar las cosas, de equilibrar la balanza para el lado de los laburantes y de creer que, desde abajo, se puede construir un sindicalismo que subvierta las estructuras corruptas que sobrevivieron al descabezamiento de entonces.. 

Fuente : Tiempo Argentino

3 comentarios:

Maloperobueno dijo...

Sobrero aparte de ser Secretario General de la Union Ferroviaria Seccional Oeste es militante de Izquierda Socialista y no del MST.
Raro que un diario macartista como Tiempo Argentino ,que fogoneo la persecusion sobre Sobrero con una tapa enorme y de fondo negro ,no maneje esa informacion

Pero no nos olvidemos que Clarin miente

Maloperobueno dijo...

Y el MST presento listra contra la Bordo del Pollo en el Sarmiento,por lo que si no fue desinformacion es mala leche

Javier dijo...

Tenes toda la razon , lo voy a corregir

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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