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martes, 26 de febrero de 2013

Sobre la Democratización de la Justicia en Argentina

Jueces y Capataces 
Sebastián R. Narvaja[1]

Si alguien se aproximara a un integrante de un tribunal de alguna de las experiencias históricas de Sistemas de Justicia Republicanos y Democráticos en el momento en que estuviera trabajando, probablemente notaría que no se trata de un burócrata, sino de un ciudadano llamado a cumplir una función de gobierno, de manera eventual o permanente.

Si el mismo visitante desapercibido le preguntara: “Usted, ¿qué está haciendo, para qué está acá?”, seguramente recibiría como respuesta: “Para tomar una decisión, hay dos partes que no están de acuerdo y yo tengo que resolver quién tiene razón”.

Ahora, llevemos a nuestro visitante a cualquier juzgado de cualquiera de los sistemas de justicia tradicionales de alguna de las jurisdicciones de nuestro país y sentémoslo delante del despacho de algún juez. Esta vez no será evidente ni constante, pero sin dudas será habitual que la persona será un burócrata, que se inició en el oficio poniendo sellos en el mostrador de la entrada y que hoy ocupa la oficina más grande del despacho. Y si preguntara nuestro desapercibido viajero “Usted, ¿a qué se dedica?”, la respuesta más honesta que podría recibir sería “A firmar. Firmo muchas veces al día. Sentencias, pero también autos, decretos fundados, exhortos, rogatorias, mandamientos, oficios, decretos de mero trámite, diligencias, notificaciones, cédulas y actas. Pero también firmo autorizaciones para licencias, talonarios para suministro de hojas, cartuchos para impresoras, ganchitos para abrochadoras y de vez en cuando pido algún tubo fluorescente”.

- Pero, ¿no hay mucha gente que viene a su oficina a plantearle disputas?

- Si, las hay. A montones, cada uno de esos expedientes que forman las enormes montañas que vio en los pasillos al ingresar y también las de aquél escritorio, esconden alguna disputa.

- ¿Y quien las resuelve?

- Muchas de ellas, los burócratas a los que vio cuando entró, en esas oficinas más pequeñitas. Algunas yo, cuando son importantes. La mayoría de ellas, el tiempo, que todo lo resuelve.

Con matices y con dignas excepciones, construidas con dedicación y coraje por algunos pocos buenos funcionarios, cualquiera de los sistemas de justicia de nuestro país podría ser el protagonista de la historia del visitante perplejo.

Los jueces no toman las decisiones y las partes en disputa sólo pueden advertirlo a medias, espiando por entre las pilas de expedientes. La delegación de funciones es la regla. Este modelo de organización hace que, en los hechos, las decisiones sean tomadas por los empleados judiciales, sobre sus escritorios atiborrados de papeles.

En días que se discute sobre qué hay que hacer para avanzar con la Democratización de la Justicia, comienzan a oírse voces que opinan que una de las líneas de trabajo consiste en profundizar y volver más eficiente este sistema. Para que los que jueces que hoy sólo firman puedan firmar más papeles.

Para ello, se propone que los jueces sean líderes, que logren un manejo refinado de incentivos, indicadores,metas de producción, inputs de management y otras armas extrañas, para que los tomadores de decisiones, los empleados de la línea de montaje, trabajen más eficientemente.

Un juez sirve a la república y a la democracia si es capaz de garantizar el derecho de cada persona a que su razón valga, a que no gane el más fuerte, a que sus razones sean oídas y tomadas en cuenta cuando se tomen las decisiones. Y el lugar donde este trabajo se hace es una sala de audiencias, pública. Allí se escucha a las partes y a los testigos, allí se ve la prueba sin intermediarios y de frente al pueblo. Allí lo importante son las decisiones y no las firmas.

Un burócrata firmante no garantiza decisiones razonables. No garantiza que las partes en disputa sean oídas. No garantiza un juego justo.

Para hacer funcionar líneas de montaje de expedientes en los que la razón pierde contra el burocratinaje, se necesitan capataces.

La República y la Democracia no necesitan capataces, necesitan Jueces.

[1] Miembro de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias Penales y Sociales INECIP

Fuente: http://nohuboderecho.blogspot.com.ar/2013/02/democratizacion-de-la-justicia-escribe.html

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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