Tarjetealo

A lo largo del mes de marzo el gobierno nacional buscó retomar la ofensiva tanto en el control de cambios (nuevas medidas de la AFIP), como en los aumentos de precios (Super Card). El debate sobre las presiones inflacionarias.

En los 20 días que han corrido del mes de marzo, el gobierno nacional salió decidido a jugar fuerte en materia económica para controlar, aunque de manera tímida, aspectos centrales que comienzan a hacer crujir al “modelo”, y remarcan sus limites estructurarles.

Nos estamos refiriendo, por un lado, a la decisión tomada de manera conjunta entre la Secretaria de Comercio Interior, dirigida por Guillermo Moreno, y las grandes cadenas de supermercados, de lanzar una tarjeta de crédito exclusiva para compras en dichos establecimientos así como en casa de electrodomésticos. El objetivo manifiesto de dicha medida es sostener la política de congelamiento de precios, que comenzó a regir mediante este mes. Para eso se busca mediante una tarjeta única de crédito (la Super Card) disminuir la carga financiera que suponen las comisiones cercanas al 3% que cobran las tarjetas de crédito Visa, MasterCard, y American Express en las operaciones vinculadas a compras en supermercados. La disminución de dicha carga financiera de 3 puntos actuales a 1, permitiría a las grandes cadenas continuar con la política de congelamiento de precios más allá del mes de abril, como actualmente se plantean desde el gobierno. La Super Card, afirman desde el gobierno, tendrá carácter de exclusiva y excluyente. “La razón por la que tiene que ser única es porque no podrían los supermercados definir los precios si tienen los costos financieros diferentes” aseguraron desde la Subsecretaria de Defensa al consumidor, y continuaron “La ecuación es perfecta en tanto solamente se pueda financiar con una tarjeta que pague un punto porcentual de comisión por las compras”. La verdad el argumento suena muy ridiculo como si el principoal costo de un super pasara por el costo financiero de vender con tarjetas , monopolizar con una sola  tarjeta suena para mi a un desvario importante




Por otro lado, desde el ejecutivo nacional se tomó la decisión de aumentar el recargo a las compras realizadas en el exterior, los viajes y las transacciones on-line. Mediante la resolución 3450, la AFIP estableció que serán gravadas con el 20% de recargo “Las operaciones de adquisición de bienes y/o prestaciones, locaciones de servicios y/o adelantos en efectivo, efectuadas en el exterior por sujetos residentes en el país, que se cancelen mediante la utilización de tarjetas de crédito, débito y/o compra, administradas por entidades del país”. Dichas percepciones impositivas tendrán a su vez “el carácter de impuesto ingresado y serán computables en la declaración jurada del Impuesto a las Ganancias o, en su caso, del Impuesto sobre los Bienes Personales, correspondientes al período fiscal en el cual les fueron practicadas”. En tanto las percepciones sufridas generen saldo a favor, el mismo podrá ser utilizado para saldar otras obligaciones impositivas. Esta medida del gobierno nacional se enmarca en el control cambiario que se busca ejercer de un tiempo a esta parte, con el objetivo manifiesto tanto de limitar y reducir el alto índice de capitales fugados, e intervenir en el proceso inflacionario. 

La lectura normal al ver que s eaplica una tasa mayor es que el deficit fiscal es muy grande y hay que financiarse a como de lugar , es logico entonces  que produzca una mayor avalanacha compradora hacia el mercado ilegal sabiendo que se busca evitar una devaluacion que se espera se produzca tras las elecciones , tal como se hizo en 2011  y a partir de ese momento se pierde mas confianza en en el $ frente a la inflacion

El debate sobre las presiones inflacionarias

“El acuerdo de precios no es la solución definitiva ni va al hueso de la discusión, pero plantea en la discusión un montón de cosas que hasta ahora no se estaban discutiendo.” De esta manera se refería Carlos Burgueño en dialogo con Llevalo Puesto en FM La Tribu. Por otro lado, también cuestionaba el hecho de señalar el salario de los trabajadores como causa de la inflación, como muchas veces se sostiene desde la ortodoxia económica. “El costo del salario del trabajador en un producto de la industria mecánica por ejemplo es del 15%, el resto es referido a otras cuestiones, impuestos, insumos, transporte. Eso es lo que termina potenciando la inflación. El salario va detrás del aumento de estos factores de producción, no es la culpa de la inflación”, señalaba Burgueño. Así como proponía que se discutan “los márgenes de ganancia”. Que es realmente donde se debe poner uno de los focos del debate acerca de la inflación, a lo que habría que sumar: el problema de la inflación de oferta, dada la nula inversión en ampliar la capacidad instalada de la industria, y el precio de los alimentos a nivel global, que se terminan trasladando al conjunto de los productos agropecuarios, sean o no estos de exportación.

Hoy en Argentina existen 500 empresas que explican el 30% del PBI, de las cuales 200 son formadores de precios. Empresas que operan bajo una lógica trasnacional y altamente concentrada, herencia de los 90’ y que el modelo actual no ha revertido. Son los costos de producción de estas empresas los que se hace necesario controlar y regular, así como establecer índices de rentabilidad para las mismas. Esto implica avanzar mucho más en controles y regulaciones que un acuerdo de precios con grandes cadenas de supermercados, pero también involucra a actores económicos que hoy no se encuentran cuestionados.

Fuente: Marcha