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jueves, 11 de abril de 2013

La CGT-Alsina bajó el tono, pero no del todo


La afinidad política se agota cuando las respuestas no llegan y cuando ni siquiera hay espacio para el diálogo.

Por:    Ana Vainman

Patalear o no patalear, esa es la cuestión. La CGT de Antonio Caló se debate entre mantenerse alineada a la Casa Rosada o romper filas. Que la mayoría de los dirigentes sindicales de esta central obrera son políticamente cercanos al gobierno y defienden los logros alcanzados desde 2003 hasta ahora en materia laboral no es novedad. Pero la afinidad política se agota cuando las respuestas no llegan y cuando ni siquiera hay espacio para el diálogo. Los reclamos no fueron atendidos, las promesas de reunión con la presidenta Cristina Fernández nunca se cumplieron y a pesar de que varios funcionarios del Poder Ejecutivo intentaron poner paños fríos, los acalorados muchachos acumulan cada vez más bronca. Sin embargo, también es cierto que los acontecimientos de las últimas semanas convirtieron en una locura las agendas de los funcionarios y hasta la de los propios dirigentes sindicales que recién ayer consiguieron reunirse. Allí se abrió un período stand by en el que los sindicalistas aplacaron sus críticas y colocaron la pelota en la cancha del gobierno. Habrá que esperar para ver qué juego quieren jugar en Balcarce 50.

El último encuentro de la CGT oficialista había sido a principios de marzo y allí se había redactado un documento en el que se cuestionaba al gobierno por no permitir "paritarias libres" y por la falta de respuestas a los pedidos de una suba "real" del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, de la universalización de las asignaciones familiares, de la devolución de dinero adeudado a las obras sociales y de medidas paliativas a los efectos de la inflación sobre el poder adquisitivo de los salarios. Además, se había hablado de la necesidad de colocar representantes sindicales en el PAMI y en la Superintendencia de Servicios de Salud, así como también de candidatos en las listas a las próximas elecciones legislativas.   

Ese es el único motivo real que los lleva a los burócratas y traidores de siempre a apoyar a los gobiernos sean estos peronistas , radicales , menemistas , genocidas , aún cuando en 1955 lo voltearon a Peron desde la CGT llamaban a mentener la calma y tranzar con la dictadura , lo único que importa es que les den cargos , lo mismo con Moyano que parece haberse olvidadop de la lucha contra la tercerización laboral y la participacióin de los trabajadores en las supergananmcias de las empresas , lo que lo llevco a romper con el gobierno es que no le dieron lugares en las listas a sus hombres , yo digo que es legítiumo pretender que los representantes sindicales vayan ganando espacio en las instancias estatales de tal forma de ir creciendo y llegando a gobernar el país tal como lo decía Moyano en 2010 . Pero el no rompió por diferencias en el rumbo precisamente .

La muerte del presidente venezolano Hugo Chávez; la designación de Jorge Bergoglio como Papa y el viaje de una comitiva a Roma para su asunción; y las terribles inundaciones que afectaron a las ciudades de Buenos Aires y La Plata y parte del Conurbano atentaron contra el normal desarrollo de la agenda de todo el espectro político nacional y pusieron en el freezer el crítico documento de la CGT oficialista.

Como en todo grupo, hay sectores más afectos a la conciliación y otros más proclives al conflicto. Antonio Caló surfea entre esas dos alternativas y cuando parece inclinarse más hacia la ola de la ruptura –como con el pedido de aumento salarial para los metalúrgicos del 35%– vuelve a la concordia –como con la decisión ratificada ayer de no presentar el documento al Poder Ejecutivo–.

La ausencia de uno de los dirigentes más críticos del gobierno como lo es Oscar Lescano (Luz y Fuerza) tal vez colaboró con el ingreso a esta nueva etapa de impasse. Aunque tampoco se descarta que su "dolor de garganta" no haya sido la verdadera razón de su deserción. El clima de concordia y la voluntad de no confrontar con el Ejecutivo pudieron haber influido.

"Nos sentimos parte de este gobierno y queremos defender lo que se logró desde 2003 hasta ahora. No vamos a caer en la trampa de los grandes grupos económicos que quieren que rompamos con el gobierno", dijo uno de los integrantes del Consejo Directivo de la central obrera y que ostenta una de las posiciones más conciliadoras dentro de ese grupo. Sin embargo, el mismo dirigente aclaró que entre los temas que se discutieron en la reunión estuvo muy presente la defensa de "paritarias sin piso ni techo" y el de obrar en conjunto con el Ministerio de Trabajo de la Nación para combatir el empleo no registrado.

A pesar de bajar el tono a las críticas, los sindicalistas insistieron con la necesidad de reunirse con la presidenta y confiaron en que ese será el premio que recibirán por la paciencia china con la que esperan, elaboran documentos, se reúnen con funcionarios de menor rango y, principalmente, aplacan los arranques rupturistas de ciertos sectores.

Más allá de los edulcorados resultados de la reunión de secretarios generales de ayer, hay algunas preocupaciones que los dirigentes –por más conciliadores que sean– no buscan ocultar: el "flagelo" de la inflación y la necesidad de mantener los puestos de trabajo. La situación económica argentina cambió en los últimos meses y la atención de los sindicalistas se posa, comprensiblemente, sobre estos dos factores que afectan al mundo de los trabajadores.

La paritaria metalúrgica comienza hoy su etapa de negociación formal ante las autoridades del Ministerio de Trabajo que recibirán a los representantes de los trabajadores y a las cámaras empresarias por la tarde. La versión del aumento del 35% por 12 meses comenzó a circular la semana pasada, pero los empresarios aseguran que no se hizo ningún pedido formal con esa cifra y que, si lo hicieran, no entenderían "de dónde los sacaron, porque son números que no tienen nada que ver con nada".

En realidad el gobierno se mando el tope que impide cualquier arreglo que supere el 20 o 22% anual . De hecho los acuerdos superiores no los estan homologando , como ocurrió con el acuerdo entre las camaras bancarias y el gremio .

La paritaria de la UOM es siempre importante. No tanto por la cantidad de trabajadores que comprende –250 mil– sino por su simbolismo y por la dificultad que reviste consensuar entre las opiniones de 40 subsectores de la actividad, que tienen realidades económicas y productivas muy diferentes. Pero este año, la paritaria tendrá más peso todavía porque Caló no es sólo el secretario general de los metalúrgicos sino el líder de una gran parte del sector sindical. El gobierno guardaba la secreta esperanza de poder utilizar la paritaria de la UOM como antaño funcionó la de Camioneros: como una guía para el resto de las negociaciones. Sin embargo, si las pretensiones de aumento salarial en torno al 35% se mantienen, esa esperanza se irá por la alcantarilla, junto con la cercanía entre la CGT Alsina y la Casa Rosada.

El año pasado, tras arduas negociaciones, que demandaron más de un mes e incluyeron medidas de fuerza con conciliación obligatoria, la UOM logró una mejora del 23% en una sola cuota, lo que fue interpretado como una victoria para el sector trabajador.

Pero el sector empresario también tiene su propio momento bisagra, ya que las elecciones en la Unión Industrial Argentina, que parecían resueltas, volvieron a foja cero sin candidato de consenso a dirigir la entidad. Se suponía que el martes iban a designar al nuevo presidente de la institución, pero por falta de acuerdo, pospusieron la decisión hasta el martes 23 de abril. Las dos listas, Industriales y Celeste y Blanca, se disputan la titularidad del comité ejecutivo, presidido hasta fin de mes por el textil José Ignacio de Mendiguren. Y ya había candidato: el titular de Celulosa Argentina, José Urtubey, además, hermano del gobernador de Salta. Hay quienes dicen que el gobierno bajó el pulgar a su designación y hay quienes dicen que dentro de la entidad se negaron a estar presididos por alguien tan relacionado con la política. La cuestión es que Héctor Méndez (perteneciente a la lista Celeste y Blanca) volvió a sonar como presidente de la UIA, pero no cuenta con el consenso del sector Industriales, por lo que de aquí al 23 de abril habrá numerosas negociaciones formales e informales que buscarán encontrar al candidato que contente a todos, incluido el gobierno.

Fuente: Tiempo Argentino

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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