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martes, 12 de noviembre de 2013

Carballo: impunidad policial y autoorganiz ación ciudadana

Sobre la derecha, Rubén, en una de las movilizaciones a Tribunales por la causa de su hijo.

Por Alan Ulacia*. 

De chofer de la línea 132 a referente y especialista técnico en vericuetos legales sobre la violencia institucional. Marcha dialogó con Rubén Carballo, padre del joven asesinado en el recital de Viejas Locas. Autoorganización vecinal, policías y la polémica de utilizar armas de fuego.


Rubén Carballo es el padre de Rubén, fallecido el 8 de diciembre de 2009, luego de 23 días de agonía, a causa de los golpes recibidos durante una violenta represión que tuvo lugar antes del recital de la banda de rock "Viejas Locas", en el estadio de Vélez Sarsfield, el 14 de noviembre del mismo año. Se convierte, junto a Fernando Carrera y la llamada "Masacre de Pompeya", en emblemático caso, en negro fruto, de la corrupción, la violencia y la impunidad que ya son la marca registrada de grandes sectores de las fuerzas de seguridad en Argentina.

La versión oficial sostiene: Rubén intentó colarse al recital y se cayó desde una pared de siete metros. Rubén, padre, ya ha declarado en una entrevista a Marcha: "A mi hijo lo atiende en el lugar la doctora Viviana Herrera Cruz, del Hospital de Quemados, socia del club ferroviario. Ella impone, junto a la Policía y a algunos medios, la versión de la caída. Decían que Rubén se había querido colar al recital, pero tenía la entrada en el bolsillo. Yo no soy médico, no soy perito, pero no soy boludo. Pero el perito de la Federal quería imponer la versión de la caída. Y después hicieron desaparecer las grabaciones de seguridad que había de la cancha de Vélez".

Hasta el momento, a cuatro años de la muerte de Rubén, por la causa se pasearon siete fiscales.

Esta vez, Rubén Carballo, padre, llega en moto al bar "Domenica", pleno centro de San Justo, toma asiento, pide un cortado, y despliega sobre la mesa, sistemático, un arsenal de carpetas y papeles. Cuando sacamos el grabador dice: "Yo tengo el mismo, con él grabamos a todos los funcionarios, policías, jueces, con los que hablamos". Y lo saca. Y charlamos. Todo lo que dice tiene como contraparte un documento. Documentos, que no paran de moverse sobre la mesa.

"En el caso de mi hijo, estuve al frente de la investigación. Conseguí los abogados, los testigos, desde el primer momento denuncié a la Policía Federal por el hecho de la represión, y después de tres años avalaron lo que denuncié. Hoy me llamaron de la Procuradora General, desde el PROCUVIN (Procuraduría contra la Violencia Institucional). Mandaron a cinco comisarios y subcomisarios a indagatoria por el asesinato de mi hijo, y a mediados de éste mes va a ser la primera. Es un hecho histórico, comparando con otros casos de encubrimiento policial".


Carballo, ex-chofer de la línea 132 despedido al momento de hacer su primer declaración pública, ahora maneja un puesto de hamburguesas y panchos, una pizzería desde su casa y trabaja junto a otros familiares de víctimas para coordinar la lucha contra la impunidad. Habla seguro, pero apenado, forjado por necesidad y no por elección.

Mientras sorbe su cortado, narra acontecimientos: Que hace 4 años trabaja en estos temas, "Es lo único que me mantiene en pie, poder ayudar a otra gente"; que dicho esfuerzo le genera problemas con su actual mujer, madre de su hijo de 13 años, Emanuel, la cual al parecer montó una compleja jugada legal para privarlo de ver a sus hijos, mediante pedido de exclusión del hogar, siendo ella, según él, maltratadora y golpeadora; cuenta que porta seis armas, todas bajo regla, que se las incautan en el intento de allanamiento que le realizaron una semana atrás, por el pedido de exclusión, irregularmente, a altas horas de la noche; y cuenta que luego lo tienen demorado en la comisaría desde las 11 de la noche hasta la 1 de la tarde del día siguiente.

Rubén conoce a la perfección la terminología legal, las instancias de los procesos judiciales, los arcanos técnicos. Sus documentos siguen paseando por la mesa del bar, apilados, o desplegados. Es consciente de la animosidad que recibe por parte del sistema debido a su historia. Paranoia o no, los engranajes de la maquinaria burocrática no le hacen mella y mediante la activación ciudadana, el conocimiento técnico y la movilización constante, les presenta batalla, y mientras busca justicia. Han tomado fiscalías con tal de hacerse escuchar: llevar al límite, o romper la situación de legalidad para exigir de ella lo que no da si no se la fuerza.

¿Y el grupo de gente que te apoya, que se nucleó en torno a tu caso, tiene algún nombre?


"En 2010 habíamos armado la CONI (Comisión Nacional Contra la Impunidad y por Seguridad), sobre la cual nunca nos dieron la personería jurídica. Y ahora armamos una nueva: Comisión de Acompañamiento de Familiares de Víctimas. Somos 16 en la parte directiva, y en total en la organización tememos entre 400 y 500 personas en diferentes lugares: Almirante Brown, Glew, San Miguel, donde trabajamos con todos los casos de impunidad. Nosotros estamos investigando muchos homicidios, y a veces por falta de recursos no podemos asistir, nuestro gran problema es que no tenemos abogado. Pero cuando nos den la personería jurídica vamos a poder juntar fondos. Hay un caso, en Almirante Brown. Hay una pelea, lo culpan de un homicidio a un chico, los del otro lado son narcotraficantes, arreglados con la policía. El comisario le ofrece un abogado a la familia, 15 mil pesos... Hace un año que está preso el pibe, hay testigos, los amenazan, así se manejan. Es Fernando Carrera.... todo el mismo mecanismo. Pero se trata de organizarse... Porque esto recién empieza, lo que se está viviendo en Córdoba, en Santa Fe, que salió a relucir porque es oposición del Gobierno, lo vivimos a nivel nacional. Aquí se viene la guerra con los narcos, que están instalados en todos los barrios matando a los chicos, y el Gobierno lo sabe, es cómplice de todo esto".

Rubén nos dice que además capacita a los familiares en el uso de armamento, que ha hecho comprar más de 70 armas de forma legal, "para que la gente se prepare. Ellos [los funcionarios públicos] están allá arriba, pero lo que tiene que recordar es que son empleados nuestros".

Son las siete de la tarde, San Justo anochece. Nos despedimos, y surgen las preguntas: ¿Cuál es el límite de la autoorganización vecinal en materia de "Seguridad", hasta qué punto, mediante la organización, pueden reclamar para sí el monopolio de la violencia y la justicia, en un principio, propias de la esfera del Estado? ¿Sólo funcionará humanamente la demasiado humana maquinaria burocrático-estatal si las fuerzas sociales están movilizadas, organizadas? ¿De qué modo puede romperse la ligazón de las enquistadas corporaciones judiciales, las camarillas policiales corruptas y los poderes políticos cómplices de modo que el problema de la "Inseguridad", en sus consecuencias más capilares, más allá de su consabido origen social, sea pensado, y fundamentalmente desde los sectores políticos más radicales, anti-sistema, de un modo que no sea el imperante: el mediático-sensacional-securitista-punitivo? ¿De qué modo pensar el más inmediato "crimen" al interior del histórico crimen capitalista?

*Escritor y periodista, redactor en la revista digital La Broken Face.
Fuente : Marcha

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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