Entrevistamos a Rosa Razuri, defensora de cuatro de los compañeros de Las Heras injustamente condenados por el asesinato del oficial Sayago. Forma parte del equipo que también integran Claudia Ferrero (Apel), Andrea Forgueras y Alberto Luciani. Rosa ha representado a numerosos trabajadores en las distintas causas impulsadas por juez de instrucción de Las Heras, Eduardo Quelín, contra petroleros, docentes y vecinos por luchar por sus reivindicaciones. Este juez, precisamente, la denunció por “mal desempeño profesional” a raíz de su alegato en el juicio contra los compañeros. Es tucumana y se radicó en la zona norte de la provincia de Santa Cruz en 2006.
-¿Qué opinión tiene de cómo se llevó a cabo el proceso penal y el juicio?
-La instrucción estuvo plagada de
nulidades, arbitrariedades y flagrantes violaciones a los derechos
humanos, producto de las torturas que sufrieron los imputados y algunos
testigos. Varios de los testimonios fueron obtenidos en base a apremios.
Un ejemplo claro es el testigo Justín Torres, que se rectificó de su
primera declaración porque, dijo, estaba amenazado, por lo que se le
inició un juicio por falso testimonio. Se iniciaron algunos procesos
contra los policías denunciados por apremios, pero el juez Quelín los
sobreseyó a todos, sin haber ninguna medida de prueba. Finalmente, el
fiscal de Cámara planteó tres veces la nulidad de la requisitoria del
fiscal y la Cámara Oral hizo lugar, pero igual la causa llegó a juicio
oral. En el juicio, escuchamos a casi cien testigos, quienes contaron,
además de lo que sabían, lo que sufrieron en 2006 con el terror a la
Brigada de Investigaciones de Santa Cruz que se instaló en la Heras, los
autos sin identificar y los interrogatorios en la casa de vialidad.
Fueron detenidos algunos testigos, durante unas horas, para que
recuerden o recapaciten, por lo que los defensores protestamos. Por
supuesto que no estoy de acuerdo con las condenas, ya que las pruebas
para demostrar la culpabilidad de nuestros defendidos son, diría,
inexistentes. Quiero resaltar que la presidente del Tribunal Oral votó
por la absolución, que era lo que correspondía.
-¿Sufrió represalias judiciales por su participación en este juicio?
-Fui objeto de represalias por mi alegato por parte del juez Quelín, porque manifesté que en Las Heras, los ciudadanos le temen, ya que todos los trabajadores están procesados. Todo esto es verdad, ya que cuando los trabajadores hacen algún reclamo, este juez -que fue puesto en el año 2008, después de Sayago- procesa por coacción agravada y detiene a los dirigentes y trabajadores. Como en la mayoría de esas causas he participado, este juez permanentemente crea causas en mi contra. Entonces, el 13 de diciembre de 2013, recibí la notificación del Superior Tribunal de una denuncia por mal desempeño profesional que me inició el juez Quelín, por mi alegato en el juicio Sayago. Ya hice mi descargo y ahora está en manos del Superior Tribunal la resolución. Confío en el buen criterio de los jueces, en el sentido de que la van a desestimar. Quelín piensa que me hará callar, o tal vez pretenda que deje de defender a los trabajadores de Santa Cruz, pero está muy equivocado.
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