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lunes, 21 de abril de 2014

El canto del cisne de un gobierno en retirada




*Escribe Gabriel Solano
Sería un error político separar arbitrariamente el ajuste que el gobierno está impulsando contra los trabajadores, de la pretensión recién anunciada de aprobar en el Congreso Nacional una ley que afecta severamente el derecho a realizar manifestaciones de protesta.
Salta a la vista que la necesidad de descargar la crisis sobre las espaldas de los trabajadores precisa de un salto en la política represiva, como la que ya está aplicando Berni de hecho, utilizando la Gendarmería.

No puede pasarse por alto que para un gobierno que se ha jactado de haber "recuperado la militancia" y de proclamarse "hijos de las Madres de Plaza de Mayo", la limitación del derecho a manifestarse es la confesión completa de un derrumbe no sólo político, sino también moral y simbólico. Y que la iniciativa provenga de los que se reclaman herederos de la ´gloriosa JP´, como Carlos Kunkel, prueba que no hay que confundir ni por un instante a la "juventud militante" con el montonerismo senil. Es que los "soldados de Perón" están haciendo el papelón de sus vidas. Alguien debiera decirles que si para hacer el 17 de octubre los obreros peronistas tendrían que haber pedido permiso 48 horas antes y dejar dos carriles libres, Perón hubiese quedado preso en Martín García por un tiempo prolongado.
El proyecto anti-manifestación es reaccionario por donde se lo mire y contradice, incluso, los principios fundamentales del liberalismo político. Esto porque otorgarle al gobierno de turno el derecho a calificar si una manifestación es legítima o no, refuerza la capacidad coercitiva del Estado sobre los derechos individuales de las personas. No sólo eso. No tiene en cuenta la contradicción elemental que entraña reconocerle a un gobierno el derecho de determinar de qué manera los trabajadores pueden luchar contra él.
¿O no es evidente que se valdrá de ese instrumento regimentador para prohibir manifestaciones que contradigan, por ejemplo, los techos salariales que reclama la UIA, o los tarifazos y devaluaciones que piden los acreedores internacionales para asegurar el pago de la deuda externa?


El argumento de que el proyecto pretende asegurar el derecho a transitar frente al obstáculo que supondrían las manifestaciones no debiera ser siquiera considerado. Hay que recordar que en medio de la huelga docente en la provincia de Buenos Aires, otro miembro de la ´izquierda K´ como el vicegobernador Mariotto propuso limitar el derecho a huelga de la docencia. ¿Afectaba esa huelga heroica de los docentes el derecho a transitar? Es evidente que no.

Pero lo que sí afectaba, y muy seriamente, era la pretensión del gobierno de la provincia de reducir el salario de los trabajadores mediante el recurso de aplicar ajustes salariales por debajo de la inflación y la devaluación. En definitiva, lo que está en juego no es la cuestión de circular sino de quién pagará la crisis en curso.

El apoyo que el proyecto de Kunkel ha recogido en la derecha política del país es también sintomático. Macri, Massa y cía. sienten que el gobierno recula en chancletas y que, como en otros campos, termina tomando su programa. Ahora Macri con todo derecho reclamará que el bloque kirchnerista de la Legislatura de la Ciudad le apruebe su propio proyecto anti-manfiestaciones. Además, el apoyo del UNEN ya lo tiene asegurado, porque uno de sus integrantes, el ex legislador Abrevaya, ya había picado en punta presentando un proyecto similar.

Sería ingenuo no darse cuenta de que del lado del gobierno el proyecto es una respuesta tardía y defensiva a los piquetes realizados por la izquierda en oportunidad del paro del 10 de abril. Pero la masividad del paro se debió a una tendencia de fondo que recorre al conjunto de los trabajadores, ante una situación social insostenible, con salarios promedios de $ 5.000, jubilados de $ 2.770, 40% de trabajo en negro e impuesto al salario para más de un millón de asalariados. La masividad del paro reclama soluciones a esos problemas, no limitar el derecho a manifestar.
Las luchas populares, no importa cual sea la forma que adopten, son el emergente de un descontento social, que muestran que la sociedad no puede seguir desarrollándose sobre las mismas bases sociales vigentes hasta el momento. La represión y el cercenamiento de las libertades democráticas sólo pueden agravar la situación. Estos proyectos del kirchnerismo no serán la excepción.

Podemos adelantar que no sólo fracasarán en su objetivo, sino que además terminarán generando una mayor división en sus ya divididas filas. Serán recordados como el canto del cisne de un gobierno en retirada, que ha decidido terminar sus días aliado al Club de París y al FMI, despojándose de toda careta democrática.

*Es dirigente nacional del Partido Obrero y ex candidato a diputado por el Frente de Izquierda. 

Fuente : http://www.minutouno.com/notas/319834-el-canto-del-cisne-un-gobierno-retirada

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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