Después de la Segunda Guerra Mundial, todos los 8 de mayo, la humanidad
celebra la derrota del fascismo. Pero después del Viernes Negro del 2
de mayo: la masacre de Odessa, la humanidad ha quedado perpleja, al ver
las tropas de asalto nazis, otra vez quemar vivos a civiles indefensos,
que arrestaban y mataban a todos los que trataban de escapar, mientras
cantaban el himno nacional, ante sus cadáveres.
¡Transformemos el terrible ataque, en una acción decisiva!
Cualquier silencio es complicidad, incluso peor, es un crimen. Tenemos
que decir alto y claro la verdad sobre el pogrom en Odessa, para
derrotar a la Gran Mentira, extendida por los autores materiales e
intelectuales del crimen: los nazis del Pravity Sektor y Svoboda, socios
en el “gobierno ” ilegítimo Kiev de oligarcas pro-occidentales, y sobre
todo por los centros imperialistas de Estados Unidos y la Unión
Europea, con la asistencia de los “principales ” medios masivos de
comunicación.
Sin lugar a dudas, cuando una sociedad, en una transición fallida como
Ucrania implosiona y su economía se derrumba, la situación es compleja y
llena de contradicciones, que no pueden simplificarse con el blanco
sobre negro. Sin embargo, sólo los culpables podrían tratar de presentar
el negro como blanco: a las víctimas como delincuentes, y como ”
fascistas pro-rusos o agentes rusos”, a los ciudadanos de Odessa
asesinados, de la manera más atroz, por los nazis del Pravity Sektor.
Esto es exactamente lo que la prensa occidental y la propaganda de
televisión trata de hacer: presentar a los quemados vivos como
“separatistas y nacionalistas pro-rusos” y los soldados de asalto del
Pravity Sektor del 2 de mayo, como “activistas en favor de Ucrania ”
(ver por ejemplo el artículo en Internacional Herald Tribune del 5 de
mayo de 2014). Ahora, los mismos “activistas ciudadanos”, según el
Ministro del Interior en Kiev, reemplazarán a la policía local para
imponer la “ley y orden”, en otros lugares, para aterrorizar a la
población de Odessa y subyugar a la dictadura de los maestros de Kiev.
Ya, los médicos que trataron de ayudar a las víctimas del pogrom fueron
tratados por los “activistas en favor de Ucrania” como “judíos sucios”.
Ellos manifiestan, una vez más, el famoso anti-semitismo de los
Banderovites en el poder, lo cual es particularmente cruel en una ciudad
como Odessa, que solía ser un centro tradicional de la cultura judía,
honrado por la pluma inmortal de un Isaac Babel. La masacre en Odessa ha
revivido con razón recuerdos siniestros del pogrom de Judíos de 1942,
en Lviv, perpretado por las bandas Stepan Bandera.
El pogrom de Odessa está indisolublemente ligado al asedio de
Sloviansk, las ejecuciones en Kramatorsk y otras ciudades, la escalada
de la agresión militar por parte de las fuerzas de Kiev con
helicópteros, tanques, tropas especiales, bajo la dirección de los
“especialistas ” de Estados Unidos en el terror de la guerra contra la
clase obrera y de la rebelión popular en oriente y el sur de Ucrania.
Incluso la prensa occidental, que intenta representar la rebelión como
la acción de… “pequeños grupos de separatistas pro rusos y de los
soldados rusos encubiertos “, no puede dejar de admitir que esta acción
cuenta con el apoyo de la población local. El carácter clasista y obrero
de la rebelión, se muestra claramente en la huelga iniciada el 23 de
abril por los mineros de Donbass contra el propietario de la mina: el
oligarca Akhmetov, el hombre más rico de Ucrania, ex partidario de
Yanukovitch, y figura clave para su destitución. Estos mismos mineros
han convocado a los mineros de la Unión Europea a que se solidaricen, en
el espíritu del internacionalismo proletario. Esta región es el corazón
industrial del país y el objetivo de la ofensiva del capital
extranjero, que sigue el programa del canibalismo social, vinculada a
los préstamos del FMI.
Los trabajadores del este y sur de Ucrania no sólo defienden su lengua,
como protección nacional y cultural del odio étnico y los planes
genocidas de los Banderovites, en Kiev. La cuestión social está en el
centro, a pesar de toda la confusión introducida por derechistas
nacionalistas rusos.
Es bien sabido que no sólo los oligarcas ucranianos, sino también a los
oligarcas rusos tienen intereses invertidos en el este de Ucrania, se
oponen a la rebelión y demandan su represión.
La verdad es que la población en el este de Ucrania sufre más bien, de
la falta de acción de la Rusia de Putin, que de su acción. Las milicias
populares en Donetsk les reclamaron en vano, por más armas, porque sólo
cuentan con el antiguo armamento de la década de 1980, tomadas por los
insurgentes locales, de las fuerzas armadas y la policía de Ucrania. El
Kremlin subordina todo a su diplomacia secreta y la negociación entre
bastidores con los Estados Unidos y Alemania. El acuerdo de Ginebra del
17 de abril fue únicamente un intento, en lo político, para lograr en
primer lugar, el desarme de la rebelión en Donetsk, como habíamos
subrayado en nuestro “Llamamiento del 18 de abril”. Fue una peligrosa
farsa que fracasó miserablemente para convertirse en la tragedia actual.
Repetimos: ni el Kremlin ni los oligarcas, la clase obrera
internacional es el aliado de clase real de los trabajadores de Ucrania.
El pogrom de Odessa es la última advertencia, no sólo por la tragedia
que cae sobre todo el pueblo de Ucrania, tanto en el Este y en la parte
occidental del país, sino también, por la tragedia más vasta y terrible
que involucra a toda la región, Europa y el mundo. Recuerda al
Kristallnacht, la “Noche de los Cristales” que precedió, en la Alemania
nazi, al genocidio de los judíos de Europa.
El “nuevo orden ” que los ” ciudadanos activistas” del Pravity Sektor
tienen que imponer según el ministro ucraniano de Asuntos Internos,
implica no solamente a Odessa o el este de Ucrania, sino a toda Ucrania,
para poder poner en práctica las medidas draconianas del FMI y la UE.
Por otra parte, se trata del objetivo para la recolonización por los
Estados Unidos, la Otan y los imperialistas de la UE, de todo el antiguo
espacio soviético.
Si permitimos que tengan éxito en sus planes entonces no sólo Ucrania o
Rusia o Europa del Este y los Balcanes, sino el conjunto de Europa, el
Medio Oriente y el mundo entero van a sufrir una catástrofe. Tenemos que
pararlos inmediatamente.
Comencemos transformando el aniversario de la derrota del fascismo de
este año, el 8 de mayo, en un Día Internacional de Movilización por la
Solidaridad y la Denuncia de la masacre perpetrada por los nazis en
Odessa. Organicemos piquetes en las embajadas y consulados de Ucrania de
todo el mundo, con volantes y convocatorias a reuniones y
movilizaciones, etc.
Vamos a poner en el centro de la actividad política de todas las
organizaciones de izquierda y populares y los movimientos sociales, en
todos los foros internacionales y nacionales, las repercusiones de la
tragedia ucraniana, en conexión con la situación específica, en cada
país.
Vamos a romper el silencio cómplice, el letargo y la inactividad de la
Izquierda burocratizada, sobre todo de Europa occidental, que mantiene
en relación a Ucrania y la posición hasta de apoyo abierto a las
acciones de “su propio” imperialismo. Si permitimos que los Banderovites
en Kiev desarrollen su política criminal en Odessa entonces vamos a
permitir que mañana el mismo delito lo cometa el “Amanecer Dorado ” en
Grecia, Jobbik en Hungría o incluso, el Frente Nacional de Marine de Le
Pen, en Francia.
Vamos a desenmascarar sistemáticamente todas las mentiras de los medios
de comunicación, propaganda y operaciones psicológicas del
imperialismo. La verdad es concreta y revolucionaria.
Las falsas elecciones del 25 de mayo en Ucrania impuestas
dictatorialmente por el régimen pro Estados Unidos / UE contra la
rebelión popular tienen que ser denunciadas como una farsa y
boicoteadas.
Denunciemos también el nacionalismo ucraniano y el gran odio étnico del
nacionalismo ruso, la desintegración, la esclavitud nacional y el
desastre social en función de los intereses de la oligarquía y el
capital mundial, para el FMI, la UE, los Estados Unidos y la Otan.
La integridad y la independencia de Ucrania se pueden asegurar sólo si
todos los oligarcas son expropiados, sin compensación alguna, bajo
control obrero, y se reorganiza toda la economía y la sociedad sobre
bases socialistas, verdaderas y anti burocráticas.
El falso Verkhovna Rada (Consejo Supremo – Parlamento unicameral de
Ucrania) tiene que ser disuelto inmediatamente. Los consejos obreros
tienen que formarse en todas partes y elegir delegados para un nuevo,
verdadero Consejo Supremo que organice un debate nacional para una nueva
Constitución en una Europa unida, independiente, y una Ucrania
socialista, gobernada por los Consejos de sus trabajadores y el pueblo y
no por pandilleros pagados por Washington, Berlín y Bruselas.
¡Muerte al fascismo! ¡La libertad y la paz para el pueblo!
¡Todo el poder a los consejos obreros!
6 de mayo de 2014
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