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miércoles, 18 de junio de 2014

Los ataques de Pignanelli-CFK y la unión de los trabajadores y la izquierda

Los ataques de Pignanelli y CFK y la uni�n de los trabajadores y la izquierda


El Congreso del movimiento obrero y la izquierda a la luz de las luchas y de la crisis política

Ofensiva macartista contra el Partido Obrero y la izquierda por parte de la burocracia, con el aval de la Presidenta. Quieren ver a la izquierda encerrada en los parlamentos, no en la lucha de los trabajadores. Nuestros diputados son tribunos populares y un factor de movilización, eso los saca de quicio. Las tendencias liquidacionistas en el Frente de Izquierda. Por un Congreso del movimiento obrero y la izquierda.

La lucha de Gestamp desató una reacción “pedracista” por parte de un abanico bastante amplio de la burocracia sindical. No solamente por el despliegue de patotas en diversas plantas. A través de una cadena de solicitadas en todos los diarios y declaraciones en los programas de radio más diversos, la burocracia colocó la lucha frente a la ola de suspensiones y despidos en el terreno político. El ataque alevoso a nuestro partido y a la izquierda fue, por un lado, un despliegue de macartismo clásico, pero fundamentalmente una advertencia al gobierno y al conjunto del régimen político. La Presidenta se plegó al libreto en forma inmediata al comparar la lucha en Gestamp con una “toma del Palacio de Invierno”, aunque más sustancialmente todavía cuando exigió a Scioli el desalojo de la planta, que el gobernador cumplió en la forma más artera prosible. Para Pignanelli, “los sindicatos los manejamos nosotros”, que la izquierda se refugie en el parlamento. El fin de semana pasado, se produjeron atentados contra el Partido Obrero: en San Justo, Merlo y contra nuestra sede central. La ofensiva contra la izquierda atravesó todas las tendencias políticas: el burócrata petrolero Roberti, del bando de Massa, cerró filas con los aún kirchneristas Caló, ’601′ Martínez y compañía. En el sur, otra fracción de la burocracia pretende la expulsión del compañero Oñate del sindicato petrolero. Pignanelli, en el fondo, se ha limitado a seguir una ‘lógica’ política de conjunto: en Salta, los parlamentarios pejotistas pretenden sancionar a nuestro diputado Claudio del Plá debido al apoyo de la bancada de nuestro partido a la huelga general indefinida de los docentes autoconvocados. Después de todo, el planteo de unos y otros es el mismo: no salgan de los recintos parlamentarios.

Los K a la defensiva


La burocracia sindical y el gobierno están estratégicamente a la defensiva. Lo demuestra la pretensión de que la “izquierda haga política, pero no se meta en las fábricas”. Expresa, por un lado, el peso que va ganando el activismo de izquierda en los lugares de trabajo, pero por sobre todo el respaldo político con que cuenta ese activismo a partir del crecimiento de la izquierda entre sectores muy amplios de la clase obrera y de las clases medias. La burocracia, en cambio, asiste a la influencia menguante del peronismo y a la desintegración de sus diversos aparatos políticos.


Las advertencias de los Pignanelli, Caló y Roberti prueban la actualidad de la consigna que plantea “la unidad de la izquierda revolucionaria y el movimiento obrero”. Una fusión que resume el largo agotamiento del peronismo, por un lado, y el crecimiento de la izquierda en la pelea política, por el otro. Una parte del Frente de Izquierda opone el desarrollo sindical al político, cuando este desarrollo político determina su contenido histórico, o sea su perspectiva. La burocracia sindical pretende también levantar una muralla entre uno y otro desarrollo, a pesar de que ha reivindicado, durante medio siglo, una condición peronista para el movimiento obrero. Buscamos una ecuación en términos históricos diferentes. La reacción macartista de la burocracia apunta contra la presencia de nuestros partidos y nuestros parlamentarios en la gran lucha contra las suspensiones y despidos, por el reparto de las horas de trabajo con igual salario. A los Pignanelli los sacan de quicio el papel movilizador que tiene la presencia de nuestros diputados, convertidos en verdaderos tribunos populares.


Actualidad de un planteo


La fusión de la izquierda y el movimiento obrero se ha acelerado como consecuencia de la disolución del kirchnerismo. Bancarrota económica de por medio, desanda la demagogia antiburocrática que esgrimió durante el enjuiciamiento de Pedraza y termina sus días apoyando a la burocracia que retoma los planteos de Pedraza -el asesino vuelve al lugar del crimen. Al mismo tiempo, paga con usura al Club de París y descarga un fuerte ajuste contra los trabajadores, con su secuela de despidos y suspensiones. Se cae el instrumento fabricado en 2002 para desviar el ascenso revolucionario del Argentinazo. La pulseada política con el kirchnerismo ha permitido a nuestro partido desarrollar una influencia considerable entre los explotados y la juventud.


La conclusión de todo esto es que hay que potenciar la política de unión del movimiento obrero y la izquierda, y combatir la más mínima tendencia a refugiarse en el sindicalismo, por un lado, y en el parlamentarismo, por el otro. La tentativa de desarrollar un ‘encuentro sindical’ bajo el liderazgo de dirigentes que defienden alternativas contrarias al Frente de Izquierda, o que insisten en criticar a la izquierda y en reivindicar al ‘obrero peronista’, es sencillamente liquidacionista. El Frente de Izquierda debe asumir con toda fuerza el planteo estratégico de unir al movimiento obrero y la izquierda revolucionaria. Que no lo haga o que lo critique es una contradicción flagrante consigo mismo. Este objetivo estratégico debe ser público y desarrollado por medio de la propaganda, la agitación y la organización. No puede ser empírico -o sea ocultando su alcance, incluso para la militancia del Frente de Izquierda.


Propuesta



En los últimos díashan surgido propuestas de hacer un Encuentro Nacional -el PTS menciona el Luna Park. Es una fórmula vaga. ¿Quién convoca y a quién va dirigido? En medio de una crisis política creciente y un acortamiento de los plazos electorales, ese Encuentro debería ser muy claro. Hace dos semanas, la corriente Marea Popular, con la cual está vinculado el Perro Santillán, realizó una jornada de reivindicación del peronismo y del nacionalismo latinoamericano. Con relación a esto mismo, circula una propuesta de ‘internas’ del Frente de Izquierda con, por caso, Víctor de Gennaro. El término “sindical” no puede ser el pretexto para convocar y reunir a una bolsa de gatos. En definitiva, el Encuentro debe ser político, o sea para unir al movimiento obrero y la izquierda revolucionaria, y debe ser convocado por el Frente de Izquierda. Esta es la cuestión central. Debería ser convocado en la claridad, por medio de un nuevo Manifiesto Político que trace la transición hacia un gobierno de trabajadores. La segunda cuestión es que sería conveniente que, sobre la base de ese Manifiesto, fuera preparado por asambleas previas en todo el país. Es así como lo ha planteado nuestro partido en el llamado a realizar un Congreso del movimiento obrero y la izquierda.

Gabriel Solano

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Los ataques de Pignanelli-CFK y la unión de los trabajadores y la izquierda

| 12 junio, 2014 | Comentarios (0)

El Congreso del movimiento obrero y la izquierda a la luz de las luchas y de la crisis política

Los ataques de Pignanelli y CFK y la uni�n de los trabajadores y la izquierda
Ofensiva macartista contra el Partido Obrero y la izquierda por parte de la burocracia, con el aval de la Presidenta. Quieren ver a la izquierda encerrada en los parlamentos, no en la lucha de los trabajadores. Nuestros diputados son tribunos populares y un factor de movilización, eso los saca de quicio. Las tendencias liquidacionistas en el Frente de Izquierda. Por un Congreso del movimiento obrero y la izquierda.
La lucha de Gestamp desató una reacción “pedracista” por parte de un abanico bastante amplio de la burocracia sindical. No solamente por el despliegue de patotas en diversas plantas. A través de una cadena de solicitadas en todos los diarios y declaraciones en los programas de radio más diversos, la burocracia colocó la lucha frente a la ola de suspensiones y despidos en el terreno político. El ataque alevoso a nuestro partido y a la izquierda fue, por un lado, un despliegue de macartismo clásico, pero fundamentalmente una advertencia al gobierno y al conjunto del régimen político. La Presidenta se plegó al libreto en forma inmediata al comparar la lucha en Gestamp con una “toma del Palacio de Invierno”, aunque más sustancialmente todavía cuando exigió a Scioli el desalojo de la planta, que el gobernador cumplió en la forma más artera prosible. Para Pignanelli, “los sindicatos los manejamos nosotros”, que la izquierda se refugie en el parlamento. El fin de semana pasado, se produjeron atentados contra el Partido Obrero: en San Justo, Merlo y contra nuestra sede central. La ofensiva contra la izquierda atravesó todas las tendencias políticas: el burócrata petrolero Roberti, del bando de Massa, cerró filas con los aún kirchneristas Caló, ’601′ Martínez y compañía. En el sur, otra fracción de la burocracia pretende la expulsión del compañero Oñate del sindicato petrolero. Pignanelli, en el fondo, se ha limitado a seguir una ‘lógica’ política de conjunto: en Salta, los parlamentarios pejotistas pretenden sancionar a nuestro diputado Claudio del Plá debido al apoyo de la bancada de nuestro partido a la huelga general indefinida de los docentes autoconvocados. Después de todo, el planteo de unos y otros es el mismo: no salgan de los recintos parlamentarios.
Los K a la defensiva
La burocracia sindical y el gobierno están estratégicamente a la defensiva. Lo demuestra la pretensión de que la “izquierda haga política, pero no se meta en las fábricas”. Expresa, por un lado, el peso que va ganando el activismo de izquierda en los lugares de trabajo, pero por sobre todo el respaldo político con que cuenta ese activismo a partir del crecimiento de la izquierda entre sectores muy amplios de la clase obrera y de las clases medias. La burocracia, en cambio, asiste a la influencia menguante del peronismo y a la desintegración de sus diversos aparatos políticos.
Las advertencias de los Pignanelli, Caló y Roberti prueban la actualidad de la consigna que plantea “la unidad de la izquierda revolucionaria y el movimiento obrero”. Una fusión que resume el largo agotamiento del peronismo, por un lado, y el crecimiento de la izquierda en la pelea política, por el otro. Una parte del Frente de Izquierda opone el desarrollo sindical al político, cuando este desarrollo político determina su contenido histórico, o sea su perspectiva. La burocracia sindical pretende también levantar una muralla entre uno y otro desarrollo, a pesar de que ha reivindicado, durante medio siglo, una condición peronista para el movimiento obrero. Buscamos una ecuación en términos históricos diferentes. La reacción macartista de la burocracia apunta contra la presencia de nuestros partidos y nuestros parlamentarios en la gran lucha contra las suspensiones y despidos, por el reparto de las horas de trabajo con igual salario. A los Pignanelli los sacan de quicio el papel movilizador que tiene la presencia de nuestros diputados, convertidos en verdaderos tribunos populares.
Actualidad de un planteo
La fusión de la izquierda y el movimiento obrero se ha acelerado como consecuencia de la disolución del kirchnerismo. Bancarrota económica de por medio, desanda la demagogia antiburocrática que esgrimió durante el enjuiciamiento de Pedraza y termina sus días apoyando a la burocracia que retoma los planteos de Pedraza -el asesino vuelve al lugar del crimen. Al mismo tiempo, paga con usura al Club de París y descarga un fuerte ajuste contra los trabajadores, con su secuela de despidos y suspensiones. Se cae el instrumento fabricado en 2002 para desviar el ascenso revolucionario del Argentinazo. La pulseada política con el kirchnerismo ha permitido a nuestro partido desarrollar una influencia considerable entre los explotados y la juventud.
La conclusión de todo esto es que hay que potenciar la política de unión del movimiento obrero y la izquierda, y combatir la más mínima tendencia a refugiarse en el sindicalismo, por un lado, y en el parlamentarismo, por el otro. La tentativa de desarrollar un ‘encuentro sindical’ bajo el liderazgo de dirigentes que defienden alternativas contrarias al Frente de Izquierda, o que insisten en criticar a la izquierda y en reivindicar al ‘obrero peronista’, es sencillamente liquidacionista. El Frente de Izquierda debe asumir con toda fuerza el planteo estratégico de unir al movimiento obrero y la izquierda revolucionaria. Que no lo haga o que lo critique es una contradicción flagrante consigo mismo. Este objetivo estratégico debe ser público y desarrollado por medio de la propaganda, la agitación y la organización. No puede ser empírico -o sea ocultando su alcance, incluso para la militancia del Frente de Izquierda.
Propuesta
En los últimos díashan surgido propuestas de hacer un Encuentro Nacional -el PTS menciona el Luna Park. Es una fórmula vaga. ¿Quién convoca y a quién va dirigido? En medio de una crisis política creciente y un acortamiento de los plazos electorales, ese Encuentro debería ser muy claro. Hace dos semanas, la corriente Marea Popular, con la cual está vinculado el Perro Santillán, realizó una jornada de reivindicación del peronismo y del nacionalismo latinoamericano. Con relación a esto mismo, circula una propuesta de ‘internas’ del Frente de Izquierda con, por caso, Víctor de Gennaro. El término “sindical” no puede ser el pretexto para convocar y reunir a una bolsa de gatos. En definitiva, el Encuentro debe ser político, o sea para unir al movimiento obrero y la izquierda revolucionaria, y debe ser convocado por el Frente de Izquierda. Esta es la cuestión central. Debería ser convocado en la claridad, por medio de un nuevo Manifiesto Político que trace la transición hacia un gobierno de trabajadores. La segunda cuestión es que sería conveniente que, sobre la base de ese Manifiesto, fuera preparado por asambleas previas en todo el país. Es así como lo ha planteado nuestro partido en el llamado a realizar un Congreso del movimiento obrero y la izquierda.

Gabriel Solano

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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