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Impresa #1332
| Por Partido Obrero
Este jueves 18, el Citibank se presentó ante la Cámara de
Apelaciones neoyorquina para defender su papel de pagador de los títulos
públicos emitidos fuera de la jurisdicción norteamericana. Acompañando
al Citi, los abogados del gobierno argentino pidieron que sea liberado el
pago de toda la deuda reestructurada. Según algunos, esa ‘poda’ al
fallo de Griesa reduciría el valor de los bonos en defol a solamente
12.000 millones de dólares. La Cámara hace justo un año había refrendado
a Griesa. Los insultos prodigados por Timmerman al agregado comercial
de Estados Unidos no parecen indicar que se haya llegado a un arreglo.
Salvo que la pelea haya sido combinada para evitar esa impresión
Mientras los oficialistas se solazan con el crecimiento de los títulos y acciones argentinas, que vuelven a los niveles anteriores al defol (lo cual indicaría que un arreglo es inminente), los críticos prefieren detenerse en la caída de las reservas internacionales y en la imparable escalada del dólar blue. Los datos, sin embargo, no se contraponen, porque la devaluación estimula el vuelco de los pesos a los títulos dolarizados. Los compradores de bonos se están asegurando rendimientos del 12 al 15% anual, que llegan al 25% según el precio de los bonos al momento de la compra. O sea que a medida que los trabajadores se perjudican por la devaluación, los especuladores se benefician comprando títulos dolarizados o ajustados al dólar. Pero los ‘inversores’ esperan algo más que ese ganancia: están al acecho de un cambio de régimen económico que habilite al levantamiento del cepo y la prosecución del tarifazo asegura la dolarización de las tarifas.
Los inversores descontaban un fallo de la Cámara de apelaciones, el cual acerque el bochín "al cambio de ciclo político que se avecina" (Ambito, 16/9). CFK se anota al nuevo ciclo con una reunión con el buitre George Soros, en la línea inaugurada con los pagos al Club de París, a Repsol y al Ciadi, mediante la emisión de más deuda. El ingreso del fondo de Soros a YPF muestra hasta qué punto la política petrolera es rehén del capital financiera y la recuperada YPF su mascarón de proa.
La cámara como era de esperar falló a favor de que decida Griesa el tema y Cristina esperando que Soros le tire unos mangos para llegar al 2015 dolarizando las tarifas y entregando vaca muerta
Mientras los oficialistas se solazan con el crecimiento de los títulos y acciones argentinas, que vuelven a los niveles anteriores al defol (lo cual indicaría que un arreglo es inminente), los críticos prefieren detenerse en la caída de las reservas internacionales y en la imparable escalada del dólar blue. Los datos, sin embargo, no se contraponen, porque la devaluación estimula el vuelco de los pesos a los títulos dolarizados. Los compradores de bonos se están asegurando rendimientos del 12 al 15% anual, que llegan al 25% según el precio de los bonos al momento de la compra. O sea que a medida que los trabajadores se perjudican por la devaluación, los especuladores se benefician comprando títulos dolarizados o ajustados al dólar. Pero los ‘inversores’ esperan algo más que ese ganancia: están al acecho de un cambio de régimen económico que habilite al levantamiento del cepo y la prosecución del tarifazo asegura la dolarización de las tarifas.
Los inversores descontaban un fallo de la Cámara de apelaciones, el cual acerque el bochín "al cambio de ciclo político que se avecina" (Ambito, 16/9). CFK se anota al nuevo ciclo con una reunión con el buitre George Soros, en la línea inaugurada con los pagos al Club de París, a Repsol y al Ciadi, mediante la emisión de más deuda. El ingreso del fondo de Soros a YPF muestra hasta qué punto la política petrolera es rehén del capital financiera y la recuperada YPF su mascarón de proa.
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