La cifra con la que cuenta la DIE supera la de todos los cuerpos de inteligencia del Ministerio de Seguridad que controla Sergio Berni.
Estos números alcanzan para probar que el gobierno “nacional y popular” armó una Side paralela apelando a los servicios de Milani y los servicios de inteligencia del Ejército. El objetivo, como se ha revelado, es profundizar y sofisticar el espionaje interno sobre la oposición política, incluso la del propio palo, ante la descomposición que se está operando en las propias filas del gobierno CFK. Esta orientación se reforzó ante la evidencia de que una parte de la ex Side apuntaló la candidatura de Sergio Massa.
Este descomunal aumento del presupuesto para el servicio de inteligencia del ejército apunta a orientar la represión política interna frente al reclamo social. El ejército ya actúa en esta dirección como lo revela la participación de los soldados en el desalojo de familias sin techo que habían ocupado terrenos en la Patagonia y el aporte de logística para el traslado de Gendarmería por el país durante la crisis policial de diciembre.
La “integración de las Fuerzas Armadas con el proyecto nacional” por la que Cristina de Kirchner llamó a brindar en la reciente cena de camaradería con los altos mandos tiene este componente esencial: un reforzamiento represivo y del espionaje interno.
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