La reunión reservada de Vanoli con representantes de la banca JP Morgan
dejó en claro la voluntad del gobierno de llegar a un arreglo con los
buitres. Los fondos especulativos, sin embargo, estarían subiendo sus
pretensiones, concientes de que el gobierno se encuentra acorralado. Ha
trascendido que, si la oferta no es tentadora y no se acerca al valor
nominal, los fondos se inclinarían por esperar a llegar a un acuerdo con
el sucesor de Cristina. A su turno, los fondos que entraron en el canje
podrían activar la "aceleración" , reclamando que se les pague en forma
anticipada los bonos sin esperar su vencimiento.
Mientras tanto, y para llegar a enero, el gobierno K quiere remontar la
escasez de dólares apelando a mayores concesiones al gran capital. Con
el propósito de que los exportadores liquiden parte de la cosecha
retenida, el gobierno les habría ofrecido bonos en pesos ‘atados’ a la
cotización del dólar. Como esto no satisface a los ruralistas, también
les ofrecería la devolución del IVA por la friolera de 1.500 millones de
pesos.
A su turno, el gobierno intenta que las aseguradoras, del mismo modo
que lo hicieron los bancos y la Anses, se desprendan de los bonos que
cotizan en dólares. La estrategia K apuntaría a que esa venta ayude a
hacer retroceder la cotización de los bonos y lograr una reducción del
valor del dólar paralelo. Como recompensa, el gobierno también
entregaría a las compañías aseguradoras títulos en pesos ligados a la
evolución del dólar oficial.
Lo cierto es que esta ingeniería para llegar a fin de año está haciendo
agua. Pese a todas las concesiones, las cerealeras no estarían
dispuestas a liquidar la cosecha en los volúmenes a los que aspira el
gobierno. En este cuadro de derrumbe, las presiones a favor de una
devaluación son cada vez mayores. Los K han apelado a al torniquete y a
restringir aún más las importaciones, lo que echa más leña al fuego a la
recesión.
En este cuadro, el dólar paralelo ha vuelto a subir, ahondando la
brecha con el oficial. Pero más significativo es que el Boden 2015, un
título de próximo vencimiento, ha retrocedido por primera vez en su
cotización. Con sus valores actuales, estaría otorgando a quienes lo
adquieran ahora un 20 por ciento en dólares, superando el rendimiento de
cualquier otro bono soberano en el mundo. Es la confirmación del
virtual defol de la Argentina y de que el país no está en condiciones de
hacer frente a los vencimientos del próximo año. Por otra parte, un
interés de ese nivel es incompatible con cualquier emisión de bonos que
el gobierno tuviera en carpeta. A la crisis de financiamiento, se une la
crisis fiscal, originada en los pagos de la deuda pública y los
subsidios que en 2014 se duplicaron respecto de la proyección original.
Pero el problema de fondo es que trastabilla la estrategia oficial que
reposaba en torno de la explotación del petróleo no convencional. Las
acciones de YPF no paran de derrumbarse. La caída del precio del
petróleo deja a Vaca Muerta fuera del ‘radar’ de las inversiones. Esto
puede provocar que las fuertes tendencias a la disolución económica, que
es lo que el gobierno estaba procurando morigerar, terminen estallando.
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