Macri-Moyano-Caló
La revelación de que en las vísperas del 17 de octubre la burocracia
sindical de la CGT-Balcarce se haya reunido con Macri no debe
sorprender. Después de todo, se sabe que la “lealtad” de los
Caló-Gerardo Martínez y cia. es con ellos mismos. Lo que sí merece
destacarse es el contenido de la conversación. Según el diario Clarín,
Macri les dijo “los voy a ayudar a frenar a los trotskos que les están complicando la vida en los sindicatos”, lo que produjo “sonrisas de sus interlocutores”.
La reunión entre Macri y los burócratas que por el momento ofician de
oficialistas fue precedida por otras, en las que participaron los
Moyano, Venegas y otros opositores. En todos los casos el objetivo fue
el mismo: tender un puente para que la burocracia sindical respalde la
candidatura presidencial del Jefe de Gobierno. Aunque es prematuro que
esto ocurra en lo inmediato, es evidente que para Macri el objetivo está
cumplido. El candidato del PRO sabe que la burocracia sindical es
piantavotos, pero necesita mostrarle a la clase capitalista que puede
lidiar con la burocracia sindical, y pactar con ella una persecución a
la izquierda y al movimiento obrero combativo que crece en los lugares
de trabajo y en los sindicatos.
El tenor de las conversaciones de los burócratas con Macri le da un
sentido preciso a las movidas para lograr la unidad de la CGT que
impulsan distintos sectores de la burocracia sindical. Moyano fue
clarísimo cuando dijo que “el próximo gobierno deberá tener un fuerte
apoyo político porque deberá llevar adelante un fuerte ajuste”. La
unidad de la CGT tendría la función de viabilizar el golpe que planean
los capitalistas contra los trabajadores, lo cual requiere
preventivamente “frenar a los trotskos que les están complicando la vida
en los sindicatos”.
Es de esperar que Cristina Kirchner guarde un prudente silencio ante la
revelación de esta reunión. Los motivos son entendibles. Si usase uno
de sus discursos para denunciar la `deslealtad` de los burócratas
sindicales dejaría expuesta una debilidad enorme, que comprometería su
propia capacidad de gobierno. Pero este es sólo un motivo. El otro es
que la propia presidenta también es partidaria de “ayudar a frenar a los
trotskos”, como lo prueba la acción represiva de Berni desplegada en la
Panamericana, contra los obreros que siguen con el “sueño de tomar el
Palacio de Invierno”. La fuente de inspiración del PRO está en la propia
Casa Rosada.
El acuerdo de fondo que existe en los partidos del régimen para
perseguir al movimiento obrero combativo prueba que existe una clara
conciencia en la clase capitalista de que marchamos a un ajuste general,
con devaluaciones monetarias, mayores despidos y suspensiones. Como
toda bancarrota de fondo se planteará qué clase social soportará la
carga de pagar la factura de la crisis.
La identificación de los obreros que pelean con “los trotskos” se
explica por el hecho de que el Partido Obrero y el Frente de Izquierda
son el único bloque político consistente que enfrenta a los partidos
capitalistas. Este enfrentamiento estratégico es el punto de partida
para un desarrollo político de una alternativa de la izquierda y los
trabajadores.
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