La muerte del miembro de la Corte Suprema Enrique Petracchi se suma a
la de Carmen Argibay, ocurrida en mayo pasado, y a la jubilación
anunciada por Zaffaroni cuando cumpla los 75 años. Entre los cuatro
miembros que quedarían en la Corte, sobre los cinco que exige la ley, se
encuentra Carlos Fayt, que ya tiene 96 años.
Aunque Lorenzetti afirmó que la Corte puede funcionar con menos
miembros que los que establece la ley, el kirchnerismo hizo saber que
buscará llenar las vacantes. Mientras Capitanich plantea cubrir cinco
cargos, el viceministro de Justicia, el camporista Julián Alvarez,
quiere llegar a los nueve, para tomar el control, incluida una renuncia
de Lorenzetti.
La designación de jueces de la Corte Suprema, sin embargo, requiere dos
tercios del Senado. El kirchnerismo necesitaría un pacto político entre
el PJ y la UCR. Si la UCR ya corría el riesgo de ser tupacamarizada por
las presiones de Massa y Macri, los ofrecimientos del
kirchnerismo-pejotismo podrían tetanizarla.
El presidente de la UCR, Sanz, aumentó su precio cuando declaró que no
aprobarán cualquier candidato que quiera el gobierno. El tema pasará a
formar parte de otros, como el pliego del presidente del Banco Central y
hasta el nuevo embajador en el Vaticano. Sin ‘mayoría automática’, los K
se ven obligados a lo que menos quieren: negociar poder. La alternativa
a esto es gobernar ‘de facto’ a través de funcionarios ‘temporales’ y
sillas vacías.
La importancia del control de la Corte Suprema está relacionada, claro,
a "la ruta del dinero". Pero la Corte Suprema también deberá dirimir
sobre la ley de Abastecimiento, el Código Civil y Comercial, y desde ya,
la aplicación de las autorizaciones y desguaces del AFSCA.
Un pacto para la Justicia y el Banco Central implicaría un pseudo
gobierno de coalición transitorio hasta las elecciones generales.
Incluye la negociación con los buitres, un nuevo endeudamiento y la
‘gran’ devaluación. Tendríamos un adelanto de la coalición que el PRO
considera inevitable para después de 2015 -sin precisar, nunca, si es
con Massa o con los K. El ritmo de la crisis se acelera, no solamente
porque en algunas semanas caduca la cláusula Rufo, sino porque la misma
Corte acaba de ordenar que el gobierno informe sobre el caso Ciccone y
la construcción de las represas de Santa Cruz, dos disparos al corazón
de la camarilla K.
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