César Manuel González, 21 años, siempre amó los caballos. Había
decidido abandonar la carrera de Derecho para irse a Ayotzinapa, México,
después de haber hecho unas prácticas de servicio social en una zona
rural. "Le gustó estar en la sierra, ayudar a la gente", recordó su
padre. El 26 de septiembre, horas antes de la noche funesta, César
Manuel estuvo trabajando con sus compañeros de escuela en unos campos y
llamó dos veces a su familia. "Estaba muy bien, lo escuché cantando",
recuerda su papá. El todavía espera que su hijo, como tantas veces,
llegue a su casa montado en el caballo, cantando.
Ese canto, esa sensibilidad, esa lucha, tuvo su correlato en
conciertos, obras de teatro, performances artísticas en las calles y
expresiones de solidaridad de intelectuales que emergieron y se
multiplicaron tras conocerse el caso los 43 jóvenes desaparecidos en
Iguala.
Un grupo de 25 artistas plásticos, por ejemplo, se unió los primeros
días de noviembre para pintar en México los 43 rostros de los
normalistas desaparecidos. La banda Café Tacuba expresó en un concierto a
través de su cantante Rubén Albarrán: "`Muchachos, una situación muy
grave la que vivimos nosotros, un crimen de estado terrible, que no nos
confundan, no es suficiente con gritar y aplaudir en un concierto, el
exterior vive en nosotros mismos y es adentro de nosotros que tenemos
que desmantelar a este sistema opresor''.
León Larregui, vocalista del grupo Zoe, estalló ante 40 mil
espectadores: "¿Qué más tenemos que aguantar para decir basta? El país
está secuestrado por una pandilla de neandertales, ladrones y asesinos.
¿En qué país quieres vivir tú: en el que el simple hecho de exigir tu
derecho a una vida digna y justa signifique que te van a desaparecer y a
matar?", dijo el cantante, entre gritos de repudio a Peña Nieto, y fue
detenido tras el recital. René, de Calle 13, llamó a unirse en lucha:
"No podemos permitir esto en Latinoamérica ni en ningún país del mundo".
También se solidarizaron Las Manos de Filippi.
“La muerte misma”
El panameño Rubén Blades aportó antes de cantar "Desapariciones": "Se
la dedicamos a sus familias y también a otros desaparecidos que han
aparecido en otras fosas comunes". La cantante Julieta Venegas escribió
en Twitter: "Juventud que muere, es la muerte misma de nuestro corazón.
Mi sangre está de luto hoy, porque mi país dejó de sentir el latido de
su voz".
El mexicano Alfonso Cuarón, quien recibió en el Museo de Arte Moderno
de Nueva York un homenaje por su labor cinematográfica, utilizó la gala
para protestar: "La voz que es relevante es la toda una sociedad que se
ha manifestado de manera muy firme y que está resonando en el resto del
mundo". En la edición de los premios del cine iberoamericano, la actriz
española Marisa Paredes acompañó el reclamo al igual que el actor Gael
García Bernal, entre otros.
El escritor Juan Villoro señaló que esta "nueva masacre" se produce en
un estado plagado por "gobiernos extraordinariamente corruptos que han
reprimido una y otra vez los movimientos" que demandan el fin de la
injusticia social y la impunidad. "Los futuros maestros, los forjadores
de la esperanza, son aniquilados", apuntó Villoro. El escritor Paco
Ignacio Taibo II resumió que "en México la narcopolítica es un
imperativo que aparece por todos lados".
La Asamblea de la Comunidad Artística de México se movilizó masivamente
el 1° de noviembre para exigir la aparición con vida de los
normalistas, bajo la bandera "El Estado ha muerto" y declarándose en
"desobediencia civil pacífica". Advirtieron: "Estos hechos no son un
acontecimiento aislado: son parte de una violencia sistemática y fuera
de control que gobierna nuestro país. Las desapariciones forzadas, las
ejecuciones extrajudiciales y la tortura son un crimen de lesa
humanidad, por la que el Estado mexicano debe asumir su
responsabilidad".
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