El sectarismo no paga
El acto que el PTS realizó en Argentinos Juniors el sábado pasado tuvo
un hilo conductor: la exaltación permanente del propio PTS. No hubo
referencias al Frente de Izquierda. Fue un acto abusivamente
autoproclamatorio. Por eso mismo no trazó ninguna perspectiva de
conjunto, salvo la que se desprende de la autoproclamación: "Hagamos
grande al PTS" -un replay del macanazo que vociferó Luis Zamora, en un
acto en Plaza de Mayo, en 1990, "hagamos grande al MAS". Como todos
sabemos, el MAS implosionó casi inmediatamente después. Pero la
justificación que tenía Zamora, el número de militantes del MAS, no lo
tiene el PTS, ya que reunió apenas tres mil asistentes, esto en la
versión 'optimista' de los cálculos.
Como nada traiciona más que el impresionismo, los oradores presentaron
los cortes de la Panamericana, en los últimos meses, no como una lucha
obrera de Lear, sino como el choque "entre el PTS y Berni". Esto
representa una versión descarnada de petardismo, que se convierte en
electorera cuando busca el registro televisivo. Nada fue dicho del
Encuentro de Atlanta, que el PTS había promovido como una "coordinación
de la lucha", en especial en la zona norte del Gran Buenos Aires. La
única mención al Frente de Izquierda la realizó Nicolás Del Caño, el
orador de cierre, para reivindicar "la lucha de ideas" a su interior,
"así como peleamos por la libertad de tendencias en los sindicatos". No
es claro a qué 'lucha de ideas' se refiere Del Caño, si a la
reivindicación del estratega Von Clausewitz -como ocurrió en el inicio
de la campaña de 2011- o a la de las Paso, como ocurre ahora. Confundir a
las Paso con una lucha de ideas es una 'idea' excesiva, incluso
viniendo del PTS.
El PTS edita una revista mensual que es un frente único ideológico con
el liberalismo de izquierda, el único terreno en el cual no es admisible
el frente único con nadie.
Para ganar adeptos para la lucha de tendencias en un sindicato, la
primera condición es defender al sindicato como frente único de lucha
contra la patronal. En las condiciones actuales, la izquierda
revolucionaria no se limita a defender el derecho de tendencias en los
sindicatos (establecida por ley), sino la expulsión de la burocracia,
que es la condición para cualquier libertad de tendencias. Pero la
izquierda lucha en los sindicatos por la expulsión de la burocracia.
La concurrencia al acto puede ser caracterizada como escasa solamente
para el objetivo autoproclamatorio del PTS -o sea como expresión
práctica del sabotaje al Frente de Izquierda. Muestra que el sectarismo
lleva a un callejón sin salida. El número, en sí mismo, refleja un
progreso si se lo compara con la presencia del PTS en los actos
públicos. Quedó de manifiesto el grave error de no acompañar la
convocatoria al Congreso del movimiento obrero y la izquierda, que
planteamos desde marzo pasado y que colmó el Luna Park. Con un planteo
de frente único podríamos llenar un estadio de fútbol abierto, con uno
sectario no se llena Argentinos. A nosotros nos costó bastante llenarlo,
en marzo de 2007, ya hace casi ocho años, para iniciar la campaña
electoral. El PTS atrasa. El PTS repite con infrecuente insistencia que
defiende el Frente de Izquierda, ¿pero qué valor político tiene esta
proclamación de defensa si no se usa al Frente de Izquierda en la
práctica? Todo esto se podría corregir, por ejemplo, haciendo un acto
del Frente en un estadio abierto, en marzo o abril, que naturalmente
cerraría Altamira. Como ha ocurrido hasta ahora.
Los comentarios que el propio PTS ha publicitado sobre el acto abundan
en referencias a la estética, a la "imagen que construye el PTS" o a
"una izquierda audaz" (sic). Esta insistencia machacona anticipa la
ilusión de querer reemplazar la política por el 'spot'. Esto lo
reivindica el mismo partido que se cansó de caracterizar al Partido
Obrero como "propagandista". La propaganda, seguiremos insistiendo, es
un arma revolucionaria, y es sobre la base de ella, de su contenido, que
debe desarrollarse su estilo, su estética y su imaginario.
El acto abundó en referencias demagógicas a la juventud y al ‘voto
joven’, con la lucha de clases en un plano retraído. Pero los del PTS
son los mismos de siempre y completamente desconocidos por el ‘voto
joven’. Se ha adoptado el lenguaje despolitizado de la derecha. Sólo
falta que digan que el voto joven va "a estar bueno". Los
revolucionarios no podemos proceder de esta forma bastarda: debemos
defender, por sobre todo, la firmeza, la coherencia, la continuidad
histórica -como enseñó Trotsky en el exilio. Debemos educar a la
juventud en el método de la construcción política y del liderazgo
socialista. El 'voto joven' es un llamado al arribismo, lo utiliza
Macri. El Frente de Izquierda conquistó el voto de la juventud, en todo
el país, con un programa y con dirigentes reconocidamente
revolucionarios.
Naturalizar un slogan como "Salta, la troska", no lo va a lograr ningún
diseñador de imagen. Las nuevas generaciones de obreros y estudiantes
rescatan en la izquierda una trayectoria histórica y un programa, en
oposición a los saltimbanquis de los partidos capitalistas. Sobre esta
base y una política de frente único contra las camarillas
universitarias, el Partido Obrero dirigió durante más de una década la
Federación Universitaria de Buenos Aires. La exaltación marketinera de
una "opción joven y jugada" (sic) oculta el más senil de los vicios: el
sectarismo y la autoproclamación. Sólo faltaría que los K proclamen a
Máximo Kirchner (en una de ésas 'sorprende', como dijo de él mismo Del
Caño al Buenos Aires Herald. Se olvidó de mencionar al Frente de
Izquierda de Mendoza).
En el copete de una nota sobre el Frente de Izquierda, un periodista del mencionado Buenos Aires Herald señala que el PTS vive "su jornada en
Argentinos Juniors como una prueba de fuerza, pocas semanas después de
que del PO llevara 10.000 activistas al Luna Park". "La pregunta crucial
-señala el periodista- es a quién va dirigida exactamente esa prueba de
fuerza". ¡Muy bueno! Contesten compañeros, ¿a quién? ¿A los candidatos
patronales? Para eso debían haber venido todos al Luna Park. Como el
acto del miniestadio Malvinas reunió entre 2.500 y 3.000 personas, el
PTS no pasó la prueba de la fuerza.
Cuando ocupamos ese lugar, en 2007, Altamira dedicó buena parte del
discurso a informar a la audiencia acerca del desarrollo de una
especulación inmobiliaria en Estados Unidos y a caracterizar la
inminencia del estallido de una crisis mundial. Las tribunas deben ser
una escuela socialista.
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