Que los jueces se declaren "incompetentes", uno tras otro, para tomar
la denuncia del fiscal Nisman contra el gobierno, demuestra que la
crisis no puede encontrar respuesta en los estrados judiciales, al mismo
tiempo que los K y la "opo" bloquean la interpelación televisada del
gobierno en el recinto del Congreso. El primer fiscal que asumió el rol
acusatorio que le asigna la reforma al Código Procesal, incluso antes de
que entre en vigencia, fue descalificado de inmediato por todo el
oficialismo y enseguida encontró la muerte. O sea que el régimen
político existente no aguantaría poner en acción sus propias reformas
judiciales. La ‘incompetencia’ judicial es una señal preventiva de que
los jueces son incapaces de investigar las denuncias del fiscal, cuya
mayor parte aún no se conoce, pues se encuentra almacenada en centenares
de registros de escuchas. La muerte de Nisman podría obedecer,
precisamente, a las pruebas adicionales que se habría reservado para
otras instancias o que podría haber comenzado a revelar en la sesión de
la Comisión de Legislación Penal a la que había sido convocado. La
cadena de los encubrimientos se encuentra en plena acción: encubrimiento
de los atentados; encubrimiento de los encubridores de los atentados;
encubrimiento de la denuncia del ex fiscal; encubrimiento de su muerte.
"La vida continúa, mañana es otro día", filosofó Kicillof, variando un
remanido concepto de Keynes ("a largo plazo estamos todos muertos").
Se impone claramente una movilización popular, extraparlamentaria y
extrajudicial, con las consignas "que se abran los archivos" y "bajen a
declarar". La transición política hacia otro gobierno se encuentra
agotada -o sea que la campaña electoral enfrentará crisis aún más agudas
e incluso una crisis de gobierno, que deberá afectar su desenlace. Esta
crisis de la transición potencia todas sus otras dimensiones: la crisis
económica y financiera, la bancarrota fiscal, los despidos y
suspensiones, el ajuste a la K.
La campaña electoral no debe ser, para los luchadores, un episodio electorero sino una disputa de poder.
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