Un paro dispuesto por la burocracia sindical con cuarenta días de
antelación es un compromiso escrito en el agua. Es lo que acaba de
resolver el plenario de los gremios del transporte de ambas CGT el
pasado 19 de febrero. Dispuso una huelga general para el 31 de marzo,
invitando expresamente a adherir a otros gremios, para -es lo que dice
el texto aprobado- "retomar la agenda de reclamos (ganancias,
jubilaciones, obras sociales, inseguridad e inflación)". Además,
enjuicia los acuerdos con China por los daños que causa al trabajo
argentino, no sólo por la carta blanca al ingreso de trabajadores
extranjeros sino por la provisión de material rodante llave en mano.
Entre los convocantes estuvo Roberto Fernández, de la UTA, que no
adhirió al último paro general porque estaba negociando con el gobierno
los subsidios al transporte automotor y el otorgamiento de una suma
puente a cuenta del convenio anual, y Maturano, de La Fraternidad, que
viene de compartir con Randazzo el acto por la renovación del ramal José
León Suárez de la Línea Mitre y acaba de plantear que el "año sindical"
se terminó antes de empezar, porque CFK no va a otorgar nada y sólo
tiene sentido "marcar la cancha" al gobierno que viene. Moyano, por su
parte -un representante de Camioneros estuvo en la mesa del plenario-,
"no quiere endurecerse en medio de la convulsión política a raíz de la
muerte del fiscal Nisman" y es la línea que bajó a los gremios y a
Barrionuevo (Clarín, Mundo Gremial, 2/2). Está negociando febrilmente la
integración de hombres de la burocracia en las listas de Massa y Macri.
Es decir, el paro del 31 de marzo no sólo está lejos en el tiempo. Está
concebido por sus convocantes, en caso de concretarse, como un paro
ritual. Lo que no debe llevar a ignorar que se producirá en un momento
de debate agudo por el salario porque culminan algunos de los acuerdos
"puente" firmados por la burocracia y habrá dado una vuelta de tuerca
más el peso insoportable del impuesto al trabajo. "Un trabajador soltero
que en 2014 tuvo un ingreso mensual de bolsillo de 16.000 pesos, le
descontaron de Ganancias 18.980. Dejó de cobrar un poco más de un
sueldo. Si este año gana un 30% más, similar a la inflación esperada,
manteniendo el mismo salario real que el percibido el año pasado, por
Ganancias le descontarán 38.974 pesos, unos 20.000 más. Perderá de
cobrar casi dos sueldos" (Bermúdez, Clarín, 28/1).
La unidad de la CGT
Lo más importante del plenario no fue la convocatoria al paro sino un
paso concreto hacia la unidad de la CGT. Los 22 gremios reunidos
resolvieron un congreso para el 8 de abril para dar vida a una sola
organización gremial del transporte bajo la sigla de una de las dos
existentes, Confederación de Trabajadores del Transporte (CATT). Allí
formalmente Schmid (moyanista, Dragado y Balizamiento) dejará su puesto
de secretario general de la organización y asumirá una nueva conducción.
Como expresión de compromiso, Maturano y Fernández renunciaron
formalmente en el plenario a su afiliación a la UGATT, el sello creado
por la CGT oficialista para competir con el de Moyano. El propósito
sería que un sindicalista del transporte lidere una CGT unificada sin
Moyano ni Caló como dirigentes.
En el reducidísimo campo de los leales al gobierno ha quedado, por ahora, la burocracia de Taxistas, la UF y el Somu.
El contenido de esta unidad es claro: por un lado, asegurar una
sucesión presidencial sin los "tropiezos" de la convulsión social. Por
el otro, ofrecer ese papel de contención al futuro gobierno, que varios
avizoran de coalición, ante las conmociones que plantea la bancarrota
económica en curso y que afecta el conjunto de los reclamos de los
trabajadores. La burocracia coloca el acento en unificar a la CGT, por
otra parte y no en último lugar, frente a la descomposición irreversible
del gobierno y la necesidad de frenar el ascenso de una nueva
generación combativa en el movimiento obrero. No existe editorial
sindical de cualquier medio que hoy no mencione la presencia de los
"troskos" como un protagonista del movimiento de lucha de la clase
obrera.
"Nuestra" agenda
La crisis del gobierno y aún de la oposición debilita el poder político
de la burguesía. A la tregua unánime de la burocracia, opongámosle la
deliberación para imponer la agenda de los trabajadores, para organizar
la lucha contra los despidos y suspensiones, por la anulación del
impuesto al trabajo, por el salario igual a la canasta familiar, por el
aumento de emergencia para los jubilados. Empeñémonos en un frente único
del activismo y de las agrupaciones sindicales y políticas que lo
representan con un doble objetivo: fortalecer el movimiento de lucha
contra las patronales y disputar a la burocracia el dominio de los
sindicatos.
Fuente : http://www.po.org.ar/prensaObrera/1352/sindicales/la-unidad-de-la-cgt-y-el-paro-del-31-de-marzo
No hay comentarios:
Publicar un comentario