Con 40 días de antelación, los gremios del transporte convocaron un
paro general para el 31 de marzo contra el impuesto a las ganancias en
los salarios. Lo hicieron luego de arreglar cifras fijas mediante las
cuales postergaron las paritarias hasta junio. Nadie los puede acusar de
"desestabilizadores", más bien de verdugos de las paritarias. La
cuestión del paro por ganancias, sin embargo, es expresiva de la tensión
interna que genera el problema para el sector afectado de trabajadores
que son numerosos en ramas y categorías de distintas actividades.
Con seguridad se especuló que la Presidenta echaría lastre en el tema,
puesto que la cuestión atraviesa a los gremios de todas las centrales y,
en rigor, para los salarios más altos, esteriliza las paritarias porque
el impuesto a las ganancias se come el aumento que se pacta.
No fue así. Fernández de Kirchner se ha mostrado como una dama de
hierro con el movimiento obrero durante las cuatro horas de su discurso.
Garantías a la UIA y compañía de que no habrá Código Laboral (Recalde)
ni ley alguna a favor de los trabajadores. Reivindicó las inversiones
financieras, que no tributan ganancias y, en cambio, no dijo ni una
palabra sobre el impuesto a las ganancias aplicado a los salarios. Para
remache, Kicillof dijo al otro día directamente que no habrá cambios.
La tajada que están mordiendo al salario para financiar la deuda, los
subsidios a las privatizadas, la patria contratista y otras delicias es
significativa. Con el agravante o la perfidia de que es divisionista,
porque siempre está afectado el mismo millón cien mil trabajadores que
quedó excluido del piso de 15 mil pesos en 2013. Otros compañeros pasan
el piso ahora pero no son comprendidos y, entonces, se suceden por
doquier casos de trabajadores que ganando más cobran menos y viceversa.
Los días pasaron y se acerca el lejano paro. La CGT moyanista vuelve a
estar en un brete después de haber levantado un paro nacional por la
migaja de la excepción de ganancias para el aguinaldo. Se empieza a
discutir la cuestión en los lugares de trabajo.
Desde luego, el paro será todo un tema en el sindicato del subte que
tendrá elecciones antes, pero cuyos trabajadores están fuertemente
afectados y su gremio, del transporte, no para por el abyecto
kirchnerismo de la dirección pianelli-yaskista. Desde ahora mismo hay
que impulsar el debate para que el subte pare con todo, a partir de
asambleas de base.
Pero la cuestión excede, y en mucho, a los gremios del transporte.
Aluar, las siderúrgicas, las gráficas calificadas, el neumático (también
yaskista), las terminales del Smata, portuarios, Foetra (también K) y
ni qué decir los bancarios que pararon siete veces en 2014, están
fuertemente afectados.
Tenemos que abrir el debate en el conjunto del movimiento obrero para
que paren todos los gremios con sus sindicatos o contra ellos. Y en el
caso de gremios adheridos formalmente, impulsar asambleas y resoluciones
para definir un programa claro y una continuidad. El reclamo tiene que
ser la abolición de ganancias en los salarios, hay que tomar el toro por
las astas, porque de esta lucha depende en parte el sentido de las
paritarias. Por supuesto, es oportunidad para fijar pliegos de aumento
que no pueden ser inferiores al 40% reclamado por los docentes. Arrancar
la reivindicación es vital para reforzar a un movimiento obrero, que,
ganen los Scioli o los Macri, tendrá que enfrentar un ajuste. Los
candidatos y legisladores del Frente de Izquierda, a su vez, tienen que
estar muy activos en la lucha por esta reivindicación que la burguesía
opositora plantea sin convicción alguna.
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