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lunes, 13 de abril de 2015

La burocracia sindical no quiere plan de lucha

Despues de un paro formidable

Edición Impresa #1358 | Por Néstor Pitrola
Foto: Ignacio Smith
 
Los ecos del paro nacional no se apagan. En primer lugar corresponde al clasismo y a la izquierda mirar el fenómeno que se operó al interior del movimiento obrero. El paro por abajo en la UOM tuvo características de cisma, paró además de Aluar y Acindar, Siderar en San Nicolás por primera vez y Aluar La Plata. Se adhirieron seccionales como San Miguel. La presión de bases tuvo dos motores más además de ganancias, la caída del salario real y los despidos. Sin duda crujió el aparato de la UOM y su alineamiento con el gobierno, sin el concurso de sectores de la burocracia que se volcaron al paro no hubiera ocurrido esto.
 
En la alimentación no paró sólo la seccional Buenos Aires, sino también el Sindicato Córdoba, el gremio de la histórica huelga por el 35% que rompió los techos en 2010. En Mar del Plata fue terminante el paro en el puerto, donde el problema es también parcialmente ganancias, lo mismo en el transporte y la docencia, pero tal vez lo más destacado fue una asamblea de 200 telefónicos que votó parar y la medida se cumplió a rajatablas, contra Foesitra. Sólo en textiles, la coacción patronal, la desorganización y el concurso carnero de la burocracia impidieron el paro. La huelga tuvo enorme alcance en el cordón industrial de Rosario, entre los petroleros de la Patagonia, en Mendoza o en el subte, en muchos casos contra las direcciones oficiales. Fue demoledor en las escuelas y en la UBA.
 
El debate es ahora adónde va el movimiento obrero, los pasos para arrancar las reivindicaciones, la perspectiva política abierta. Se dice que el sindicalismo le marcó la cancha al próximo gobierno, lo cual tiene dos lecturas. La burocracia querrá mostrar que la “gobernabilidad” de los Scioli, Macri o Massa depende de ellos. Pero el movimiento obrero marcó la cancha con sus reivindicaciones y con un paro que superó a sus organizadores.
 
La conclusión de la burocracia ha sido apurar la unidad del peronismo sindical. Su propósito lo señaló Facundo Moyano, demostrando que la burocracia sindical no es un problema generacional. Para él la unidad de la CGT es necesaria “para evitar el conflicto social” ante el próximo gobierno. Ya su progenitor había adelantado que habrá que unirse para acompañar el ajuste inevitable que practicará el próximo gobierno. Están pensando en la unidad sindical para frenar al movimiento obrero y, agreguemos, para frenar a la izquierda que desafía los pactos sociales y se apoya en la democracia sindical.
En soledad, Barrionuevo, cuyo gremio paró muy poco, vociferó por el paro nacional de 36 horas, tal vez por su lejanía de las trenzas más armadas con los presidenciables del PJ. Los demás le escapan. Maturano ha declarado que “evaluarán” en reunión del 14 de abril, que a partir de entonces darán tiempo y, si no hay respuestas de la Presidenta, convocarían otra medida para la segunda quincena de mayo.
 
El operativo que está en marcha es firmar en no más de un 30% y velozmente la paritaria de la UOM para que, fijada la pauta (perdidosa), el gobierno eche lastre en ganancias, como lo hizo en setiembre de 2013. Esperan tener todo cocinado para el congreso de la UOM. Maturano da tiempo a todas esas maniobras. De esta manera preparan la entrega de paritarias y ganancias al mismo tiempo. Aunque es la idea de la burocracia, puede fallar. El 8 de abril los trabajadores de Luz y Fuerza protagonizaron un importante paro contra el impuesto al salario y contra la tercerización (6.000 trabajadores se encuentran fuera de convenio). Si no hay una respuesta, pararían de la misma manera una vez por mes. Otro sindicato oficialista en choque.
 
Se han deslizado versiones sobre una posible ‘corrección’ que elevaría el piso de 15 a 20 mil pesos. Pero una medida de este tipo no alteraría la situación ni evitaría nuevas crisis si no es acompañada por una actualización de la llamada “tablita de Machinea” y de los mínimos no imponibles (las escalas sobre las que se aplican las alícuotas -aumentadas durante la gestión del ex ministro de Economía- se mantienen congeladas a los niveles del año 2000, con una inflación desde entonces de más de 1.000%).
 
Nuestra tarea es sacar con la vanguardia obrera las conclusiones del paro y discutir una política. Somos impulsores del paro nacional activo de 36 horas y de asambleas que voten por él. Pero a nivel fabril y de cada gremio tenemos que votar un programa como el que aprobaron los trabajadores del subte para su paritaria: 40% de aumento, bono que compense el 100% del descuento de ganancias, abolición del impuesto al salario. El planteo ante cada patronal reforzará la presión de la propia burguesía hacia el gobierno. El Frente de Izquierda tiene que tomar las banderas del paro como parte central de su programa político, porque somos la expresión política del movimiento obrero.
 

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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