Las elecciones Paso salteñas del 12 de abril pasado reforzaron la
condición del Partido Obrero como tercera fuerza de la provincia. Para
la categoría de gobernador, obtuvimos el 7,26% a nivel provincial y el
11% en capital. Junto con el 12,45% para intendente de la capital es,
por lejos, la mejor votación en la historia del PO para cargos
ejecutivos. Los votos para gobernador triplican los de 2011. Para los
cargos parlamentarios en capital, obtuvimos el primer lugar en
concejales y el segundo por un par de votos, en diputados.
Polarización ficticia
Estas elecciones representaron un intento de polarización electoral por
partida doble: por un lado, entre Urtubey y Romero, quienes gobernaron
la provincia durante los últimos 20 años; por el otro, entre el massismo
y el macrismo, por una parte, y el kirchnerismo, por la otra.
La polarización murió en el intento e incluso abrió una crisis política
de cara a las finales que tendrán lugar en treinta días. Urtubey ganó
en la provincia con un 47,34% (un retroceso de 12 puntos con respecto a
2011); Romero, con el 33,63%, sufrió un derrumbe electoral. La distancia
que Urtubey le saca a Romero opera como una suerte de despolarización
dentro del campo capitalista, al punto que los observadores políticos
vaticinan una caída aún mayor del romerismo, que alteraría las
alternativas políticas para las elecciones finales. El Partido Obrero, a
partir de la consolidación de sus tendencias electorales, podría
aprovechar este realineamiento de fuerzas, tal como ocurrió en 2013,
aunque con un escenario diferente. Si el PO consiguiera los dos dígitos
para gobernador el próximo 17 de mayo, quedaría convertido, en los
hechos, en la segunda fuerza política a escala provincial. La segunda
fase que se inicia implica una lucha política de características
diferentes.
Hay que tener presente que los candidatos de la oligarquía salteña se
apoyaron en decenas de colectoras, que desaparecen con las Paso. Emerge,
entonces, una disputa abierta entre los candidatos consagrados por las
Paso, que en el caso de los partidos patronales apenas han reunido la
mitad de los votos que consiguió la totalidad de sus listas.
La intendencia de la capital
El oficialismo impuso provisoriamente a su candidato David (un
romerista hasta las vísperas), en la ciudad capital, con apenas un
22,7%, un salto de 10 puntos. En el campo opuesto, el macrista Durand
Cornejo fue superado por el massista Sáenz, en el mismo orden de
porcentaje. Esto significa que ha quedado vacante más del 50% del
electorado. En 2013, una circunstancia similar, trasladó un porcentaje
elevado de este electorado al Partido Obrero.
Sáenz, un renacido romerista, fue la mano derecha de Isa, el intendente
de Urtubey, y su candidato a vicegobernador. Debido a estas
‘ambiguedades’, muchos suponen que fue apoyado por el aparato del PJ de
Urtubey, pero hostil a Isa. El ex romerista David ahora es un defensor
incondicional de la gestión municipal de Isa. Estas contradicciones y
peleas de aparatos se volverán a manifestar ahora contradictoriamente en
las cúpulas y en el electorado. Se inicia una lucha política diferente,
que tiene por objeto la intendencia y la representación municipal. Las
Paso sirven para la manipulación de los aparatos, pero enseguida hacen
ver sus contradicciones. Sin cambiar un ápice nuestro programa y
nuestros métodos políticos, vamos por una disputa legislativa y
municipal completa.
Los desafíos
Desde el inicio de este proceso electoral, hemos enfrentado el intento
polarizador con un manifiesto programático tanto a nivel provincial como
para la capital salteña. La enorme cantidad de listas colectoras para
los concejos locales y los recursos movilizados nos hicieron retroceder
en la categoría de concejales, mientras que en Salta capital conservamos
los primeros lugares en las categorías parlamentarias, aunque con un
porcentaje inferior al de las legislativas de 2013. Hay que destacar los
altos resultados obtenidos en la ciudad de Orán y en El Bordo, ligados a
la intervención del Partido en dos grandes crisis: la lucha contra el
impuestazo en Orán y nuestro rol en la última huelga docente. Así hemos
quedado segundos en las categorías de concejales y hemos obtenido una
gran votación departamental para las categorías de diputados y
senadores. Nuestra intervención contra el intendente destituido en El
Bordo, el patrón pedófilo Mazzone y el régimen que representa, se
manifestó en el 10% en la categoría de concejales. La enorme cantidad de
listas que quedan afuera, para el 17 de mayo, que no podrán ser
disciplinadas en favor de los ganadores de las internas, genera un nuevo
escenario de disputa. Todavía es difícil medir las consecuencias del
derrumbe de Romero, quien llegó a insinuar su retiro de la contienda. En
capital y en muchas localidades, las listas que se reivindicaban
kirchneristas puras quedaron afuera. El oficialismo se queda sin
furgones de cola -desde un cura villero a Libres del Sur.
El Partido Obrero ha quedado plantado como la única alternativa
política a Urtubey. El radicalismo que, con cuantiosos recursos
oficiales, salió cuarto, no es más que una colectora encubierta del
romerismo (sobre todo a partir de su acuerdo con Macri a nivel
nacional). Sin embargo, el nuevo escenario puede ofrecerle una
oportunidad. La lucha que se inicia involucra a todo el mundo.
La nueva campaña ya ha comenzado.
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