El diputado Héctor Recalde fue atacado por CFK en la apertura
legislativa para borrar toda duda ante la UIA de que aparezca, en el
final de su mandato, un código laboral que pudiera alterar la
flexibilidad laboral vigente. Lo logró: lo que se discute en la Comisión
de Trabajo que preside Recalde es un compendio que no modifica una coma
de la legislación vigente.
Las llamadas "reformas Recalde" no tienen otro horizonte que promover
la reposición del articulado más inofensivo de la vieja "Ley Centeno".
Pero eso ha sido también un rotundo fracaso, porque 60 de esas reformas,
aprobadas en comisión, jamás pasaron al recinto y otras 19 se
empantanaron en el Senado.
El continuismo es gravoso para los trabajadores. El grueso de los 96
artículos reformados y de los 25 derogados por la dictadura, se han
prolongado en los 32 años de democracia. Pero mucho más, se agregaron la
ley de Empleo de Menem, que habilitó los contratos basura, varios de
los cuales siguen en pie; se perpetuó el nefasto Procedimiento
Preventivo de Crisis que suspende convenios y abarata indemnizaciones
ante convocatorias de acreedores o simples informes patronales, y las
leyes Banelco I y Banelco II.
La Banelco II, aprobada en 2004 por el kirchnerismo ante el escándalo
Pontaquarto, rescató los lineamientos centrales de la flexibilidad
laboral de la Alianza. Con ella se redujeron pisos indemnizatorios, se
alargaron períodos de prueba y, sobre todo, se prolongó el convenio por
empresa. Este punto es la clave de la destrucción de la pirámide del
derecho laboral conquistada en el pasado, por la cual un convenio
colectivo de gremio no puede estar debajo de la ley y un convenio de
empresa sólo puede establecer beneficios mayores que el convenio de la
rama. Hoy, rige un convenio gráfico de 12 horas en La Nación cuando el
de la rama establece seis horas, o se acaba de firmar, por ejemplo, el
nuevo convenio Nissam que va por debajo del que regía en Renault. Con la
Banelco II vigente pululan las cooperativas de trabajo y en el propio
Estado los monotributos, dos variedades del fraude laboral.
Pero el kirchnerismo ha ido mucho más lejos: prolongando las nefastas
ART del accidente y de la muerte laboral y, con la última reforma,
eliminando la doble vía judicial. Más recientemente con el Código Civil,
que convalida la tercerización eliminando la responsabilidad de la
empresa principal y la prelación del derecho laboral, eje del concepto
por el cual el empleado es el eslabón débil de la cadena de la
explotación capitalista. Se iguala al asalariado con el capitalista en
el derecho civil, una reforma antilaboral y "neoliberal".
Con apoyo de la oposición -centroizquierda incluida-, el kirchnerismo
impuso una "ley de blanqueo", que consiste en rebajar aportes patronales
a nuevos trabajadores. Con ella, como lo anticipamos, aumentó el empleo
en negro al pavoroso 34,6% actual. En materia impositiva, entre el 40 y
el 53% del salario, según el rango, es confiscado mediante impuestos,
entre ellos el repudiado impuesto al salario. En materia de sindicatos
han prolongado el unicato y la injerencia del Estado en las
organizaciones obreras.
El "Código Laboral" que se prepara será otra estafa "nacional y
popular". Abrocha el régimen de flexibilidad laboral. Nuestro planteo es
la derogación de las reformas de la dictadura, de las introducidas por
la Banelco I y II, la prohibición del despido sin causa, el blanqueo
automático con estabilidad laboral de todo trabajador en negro, la
abolición de ganancias en los salarios de convenio, el salario mínimo
equivalente a la canasta familiar, la anulación de las ART de la muerte y
su legislación, la derogación de la ley sindical y de todas las
reformas antilaborales y contra los derechos de la mujer, introducidas
en el Código Civil.
Es el programa de lucha del Partido Obrero y lo hemos traducido en un cuerpo revolucionario de iniciativas parlamentarias.
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