Por Christian Rath
El gobierno de CFK ha organizado una remake de los festejos del
Bicentenario de la Revolución de Mayo, como parte de la campaña político
electoral de un gobierno agotado. Finalmente, la única alternativa del
“gobierno nacional y popular” es, en el mejor de los casos, pasarle la
posta a un gobernador que no reconoce de su propio palo y que ha hecho
conocer su plan de ajuste – devaluación, caída del salario real, arreglo
con los buitres – que poco tiene de disonancia con el candidato del
PRO
Un rasgo distintivo de esta remake es el protagonismo de las Fuerzas Armadas y de su jefe, Julio César Milani, en los festejos.
Una de las actividades principales de la semana conmemorativa de la
Revolución de Mayo, consistirá en un desfile militar en el cual se
procederá al traslado del sable corvo de San Martín desde el Regimiento
de Granaderos a Caballo hasta el Museo Histórico Nacional donde
Cristina encabezará un acto junto al jefe del Ejército. De acuerdo a lo
que ya se puede constatar en los preparativos, el gobierno se ha
empeñado a fondo en la organización del evento.
Milani no es sólo cabeza del Estado Mayor y responsable directo de un
servicio de inteligencia que reúne a esta altura 1.403 efectivos,
algunos provenientes de la dictadura militar. Milani es un hombre
acusado reiterada y fundadamente por la “desaparición” del conscripto
Agapito Ledo y otras atrocidades.
El gobierno CFK está planteando, por lo tanto, una defensa estratégica
de las fuerzas armadas y los desfiles militares y el protagonismo de su
jefe en el nuevo aniversario de la Revolución de Mayo son expresión de
esta política. Es necesario tener presente que las fuerzas armadas
constituirán una carta fundamental en la próxima etapa política, frente
al ajuste que los tres principales candidatos presidenciales tienen en
carpeta y la “conflictividad social” que esto puede desencadenar.
La política orientada a imponer la intangibilidad de las fuerzas
armadas fue una constante de todos los gobiernos de la democracia:
Obediencia Debida y Punto Final bajo Alfonsín, Indulto bajo Menem,
Reconciliación con De la Rúa, que acaba de ser absuelto por las matanzas
del 2011. El gobierno CFK, con la defensa de Milani, está intentando un
nuevo Punto Final, en la misma línea de los que le precedieron.
Los juicios a los genocidas, cada día más ralentizados, se producen más
de treinta años después de la dictadura y son la cortina de humo sobre
el accionar represivo del conjunto de fuerzas a lo largo y ancho del
país, con centenares de jóvenes caídos por el gatillo fácil, o presos, o
presos y torturados.
El operativo de intangibilidad e
impunidad de las fuerzas armadas recorre, además, a toda la oposición
política patronal. No solo al PRO. No solo a De la Sota - que impugnó
incluso la política actual planteando que era de “resentimiento” y que
había que negociar con los genocidas la flexibilización de sus penas a
cambio de información.
¿Alguien recuerda quien hizo esta declaración:”Es muy difícil tomar una
posición a favor o en contra porque creo que en toda era debe haber
habido injusticias, debe haber habido mucha gente que pagó con su vida
las culpas de otros. No sé puede tener un concepto o una definición
generalizada para esa situación tan delicada, porque en muchos casos, si
las Fuerzas Armadas no hubiesen actuado, no sé hasta dónde habría
llegado todo aquello”?
Daniel Scioli.
Milani y Malvinas
El jefe de Ejército se opuso tajantemente al desfile de los Veteranos de Malvinas. No dio razones, pero se pueden presumir.
En el festejo del Bicentenario de la Revolución de Mayo, hubo una
exhibición del martirio de nuestros soldados en Malvinas, pero ninguna
imagen que puntualizara la defensa de la guerra nacional contra el
ataque imperialista o la cobardía y la traición histórica del alto mando
militar, que respondía en esa ocasión a la dictadura militar.
Ahora, no habrá siquiera un desfile de los Veteranos.
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