Por Marcelo Ramal
La desidia increíble para con los esclavistas muestra la complicidad completa del macrismo con la cadena de superexplotación que sostiene a la gran industria textil. Se calcula que en la Ciudad funcionan unos 3.000 talleres clandestinos, alimentando a las grandes marcas de confecciones y a los capitostes de La Salada. Pero los talleres clandestinos y esclavistas son sólo una de las variedades de este régimen negrero: muchos otros son explotados bajo la variedad del trabajo domiciliario, donde lo hacen a destajo y completamente en negro.
Desde su asunción, el gobierno de Macri acentuó el vaciamiento del cuerpo de inspectores de trabajo; mientras tanto, los talleres esclavistas aumentaban exponencialmente. Esta complicidad fue incluso fundamentada por el propio Macri, para quien el problema "es complejo porque, finalmente, en la desesperación la gente se agarra de estos trabajos y encima se enoja con uno cuando va y los clausura" (sic). El jefe de Gobierno responsabiliza a los propios trabajadores de las condiciones laborales que impone la clase capitalista y el Estado que la apaña. Desde otro ángulo, se ha pretendido justificar esta explotación espantosa en "razones culturales" o "de idiosincracia". Estos planteos son funcionales a la gran patronal textil, que suele "lamentarse" por la existencia de trabajo esclavo, pero convalida su existencia al contratarlos. En el mejor de los casos, su horizonte es transformarlos en "pymes" precarizadas o emprendimientos autogestivos.
Estos planteos, que consolidan la precarización laboral, desconocen el derecho elemental al blanqueo laboral, el punto de partida de cualquier programa de lucha contra el taller semiesclavo. Que los esclavistas y secuestradores de familias inmigrantes vayan a la cárcel, y que el Estado asegure la continuidad laboral de los trabajadores rescatados, con salario y convenio. Las marcas deben hacerse integralmente responsables de esas condiciones laborales, y todas las habilitaciones industriales y comerciales deben estar acompañadas de la nómina de trabajadores empleados. Si los monopolios textiles aducen que en esas condiciones "no pueden competir", que abran los libros de toda la cadena industrial y comercial, lo que pondrá de manifiesto los fabulosos márgenes de beneficios que se forman entre el taller precarizado y el gran comercio -la relación entre el pago al destajista y el precio de venta suele ser de 100 a 1. Con este programa, tenemos que romper la encerrona planteada entre aquéllos que naturalizan al taller esclavista, de un lado, y la mera clausura judicial que soslaya el derecho al trabajo, del otro.
Nuestra banca del Frente de Izquierda está luchando por una sesión extraordinaria en la Legislatura; un debate sobre las responsabilidades de fondo del gobierno PRO debe conducir al juicio político a Macri y su gabinete. Al mismo tiempo, nos hemos dado una política de movilización: este jueves marcharemos a la Legislatura a la hora de la sesión, y denunciaremos en las calles y en el recinto la complicidad de Macri-Larreta para con los esclavistas.
Fuente: http://www.po.org.ar/prensaObrera/1363/politicas/trabajo-esclavo-en-la-ciudad-macri-y-larreta-son-responsables
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