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Edición
Impresa #1366
| Por Partido Obrero
Las palabras del Papa a un medio gráfico de la localidad de Tres
Arroyos de defensa de la violencia física contra los niños por parte de
progenitores o encargados de la crianza y la calificación del aborto
como una forma "matar a los chicos", parecieran dirigidas contra la
movilización del 3 de junio bajo la consigna de #NiUnaMenos.
Defendió los principios en nombre de los cuales su madre elegía
azotarlo cuando consideraba que se portaba mal: "Lo que le dijiste a la
maestra no se dice, ella trabaja para enseñarte, para hacerte hombre",
dice recordar que su madre le dijo a los 10 años, el memorioso jefe del
Estado vaticano, que no emite una sola palabra de forma inocente.
Hoy padecemos de manera cotidiana las consecuencias de niños criados
bajo los principios que defienden Bergoglio y el Estado. Cuando los
hombres deciden ejercer su condición sobre la base de la violencia
contra niños y mujeres, deben repudiarse fuertemente los principios que
pretende profundizar el clero, cuyo poder fue reforzado por parte del
gobierno con la última modificación del Código Civil. La violencia
materna al servicio de la sumisión a los más grandes por el hecho de
serlo es funcional al orden vigente y a la violencia machista.
Por otra parte, la referencia al aborto tampoco es inocente: la
política que defiende Bergoglio provoca en América Latina y Africa, dos
continentes donde prima el credo católico, las cifras más altas de
abortos clandestinos, secuelas de muertes y mutilaciones de mujeres, así
de embarazos llevados a término entre niñas y jóvenes víctimas de
hombres que, siguiendo los principios clericales, decidieron llevar al
extremo la máxima de "hacerse hombres". Hoy en nuestro país se niega en
la provincia de Corrientes el aborto legal a una niña de 9 años que fue
violada. Gobiernan los hombres que se postran ante el Vaticano y dan la
espalda a las víctimas más indefensas. Son los promotores de la
barbarie.
El Vaticano no pretende bajar las cifras de aborto sobre la base de
evitar la mayoría de sus causas, el ataque sexual contra niñas y
mujeres, la ausencia de educación sexual, la pobreza, la falta de
planificación, el principio de que la mujer es sólo una reproductora.
Ataca su legalización sólo porque esto permitiría a la mujer ejercer su
derecho a decidir y significaría un principio de independencia de las
mujeres que el Papa no está dispuesto a conceder. Contrastando las
cifras de abortos practicados en países y distritos donde es legal con
relación a aquellos países en dónde es ilegal, puede verse con facilidad
que cualquier persona que quiera disminuir las cifras de abortos, tiene
que empezar por trabajar por su legalización. Sin embargo, lejos de
estar interesados por la disminución de los abortos practicados, el
Vaticano sólo quiere defender su ilegalidad. Mientras sea clandestino
mantiene firme en su puño el poder de controlar, acusar y someter.
A pocos días de realizarse la convocatoria más grande de la historia
argentina en defensa de las mujeres y atacando las causas de la
proliferación de los femicidios y antes, las múltiples formas de
violencia contra las mujeres y los niños, las palabras del Papa no son
casuales y sólo refuerzan el orden vigente responsable de este estado de
barbarie.
El Estado que defiende estos intereses es el responsable sin atenuantes.
Fuente: http://www.po.org.ar/noticia/el-papa-francisco-y-los-femicidios-1
domingo, 7 de junio de 2015
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