Raquel Blas es una de las mayores representantes del movimiento sindical de Mendoza. Actualmente, es la secretaria general de ATE e integra la dirección de la CTA provincial. Desde estas posiciones lideró las principales luchas de la provincia y se transformó en la cabeza de la lista opositora nacional a la conducción de ATE.
-¿Cómo y cuando fue que empezaste a militar en el PO?
-Para muchos trabajadores peronistas y radicales no vinculados a la
estructura del PJ y la UCR se hacía cada vez más visible la necesidad de
ser parte de una alternativa real de poder de la clase trabajadora en
Mendoza y el todo el país.
El Partido Obrero recoge las más importantes experiencias organizativas
y de lucha de la clase obrera argentina con un objetivo estratégico e
histórico: el gobierno de los trabajadores.
Durante un periodo abrimos un proceso de discusión con el PO, que
culminó con la decisión de una corriente de compañeros que militábamos
en el peronismo de sumar nuestro esfuerzo militante a una organización
política que viene dando muestras, a lo largo de la historia, de ser
cabal representante de los intereses de la clase trabajadora ocupada,
desocupada o precarizada.
Es evidente que el Partido Obrero se ha convertido en un problema para
el sistema de explotación, ya que los ataques, tanto de los grupos
económicos como los representantes de los partidos patronales, son cada
vez más profundos.
El asesinato de Mariano Ferreyra es un claro ejemplo de esto.
-¿Dónde empezó tu militancia política?
-Mi primera experiencia política comenzó en el peronismo de base, a los
16 años, en la militancia barrial, y más tarde se trasladó a la
militancia sindical. El PB era una organización desvinculada del aparato
del PJ.
Después de sufrir todas las decepciones y frustraciones en los
distintos intentos de los que participamos, hoy he encontrado en el PO
un espacio, primero de respeto por la historia, la identidad que cada
militante trae consigo, y luego un espacio de discusión, construcción y
lucha que, por sus objetivos y métodos, se contrapone a los traidores o a
quienes anteponen un interes individual.
-Tu experiencia política con la CTA ha sido importante.
-Nosotros venimos de un proceso, con muchos compañeros trabajadores, no
sólo de ATE sino de otras organizaciones sociales, donde nos planteamos
la falta de representación política de la clase trabajadora.
Entendemos al 17 de octubre de 1945 como la más grande gesta de los
trabajadores en esa búsqueda. Después del golpe gorila y la resistencia
peronista, se produjo una masificación de las luchas y una
radicalización que culminó en el Cordobazo. Frente a este avance de la
juventud y los trabajadores, la respuesta fueron las AAA y el golpe de
Estado del ‘76, con las consecuencias ya conocidas.
Para nosotros hacer este recorrido y entender esta historia, significa
reconocer que, si no nos comprometemos seriamente en la construcción de
un gobierno de trabajadores, vamos a seguir siendo la cola o la columna
vertebral de las cabezas que sólo han sido gerentes transitorios de los
grupos económicos más concentrados.
El año 2001 fue decisivo, allí participamos fuertemente del intento por
reconstruir el movimiento político y social, cuya cabeza debía ser la
clase trabajadora, pero este proceso fue abortado por gran parte de la
dirigencia de la CTA que en ese momento entendió que Kichner podía ser
la cabeza de este proceso.
Ese proceso ya deteriorado continúo su curso y desembocó en el último
intento de construcción de una alternativa independiente que fue la
Constituyente Social. Sin embargo, y a pesar de haber sido parte activa,
muchos sufrimos la decepción de terminar viendo a Víctor De Gennaro
como candidato a diputado nacional con Binner, fiel representante de los
intereses de los pool de siembra, entre otras cosas.
- ¿Querés agregar algo más?
-Nuestra participación en el PO y el Frente de Izquierda nos da una
esperanza concreta de poder alcanzar los viejos objetivos por los que
pelearon nuestros abuelos anarquistas y socialistas, nuestros compañeros
de la resistencia peronista, esos 30.000 compañeros desaparecidos, que
en su gran mayoría fueron delegados sindicales, jóvenes y mujeres, todos
luchadores.
Luchamos para que esta crisis no la paguen los trabajadores, sino que
la clase trabajadora se convierta en una alternativa de poder real en el
marco de la solidaridad con el resto de los pueblos latinoamericanos y
del mundo.
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