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Edición
Impresa #1371
| Por Gabriel Solano
El resultado de las elecciones provinciales del fin de semana pasada se
caracterizó por los reveses del oficialismo en distritos clave y la
crisis abierta en el campo de Cambiemos (el frente integrado por el PRO,
la UCR, la Coalición Cívica y Carrió), entre el macrismo y Lousteau. La
confianza que exhibió el kirchnerismo en la posibilidad de un triunfo
en esta primera vuelta de las presidenciales sufrió un traspié. La
victoria de Schiaretti en Córdoba, sin embargo, ha sido señalada por
varios observadores como un reforzamiento de la camarilla de
gobernadores que apoyaría a Scioli en un eventual gobierno suyo, para
neutralizar al ‘bicéfalo’ Zannini.
Al mismo tiempo, el macrismo no logró ninguno de sus cometidos. La
derrota en Santa Fe fue especialmente dura; en Córdoba, el rejunte con
la UCR y el chistoso Luis Juez no le alcanzó para disputar con el
delasotismo. En la Ciudad de Buenos Aires no pudo ganar en primera
vuelta y es probable que sufra un ulterior desgaste. El balotaje entre
Larreta y Lousteau muestra la falta de dirección política de la
oposición.
En el caso de Massa, la elección cordobesa no alcanza para que revierta
el ocaso en el que ha entrado desde hace ya varios meses.
Final de ciclo
La victoria de Schiaretti ha hecho entrever a varios comentaristas la
posibilidad de una unificación pejotista posterior a las elecciones, que
incluya al delasotismo residual y a los Rodríguez Saá. Son varios los
medios que ya destacan que existen dos campañas electorales paralelas en
el oficialismo: la que realiza la Presidenta junto a La Cámpora, y la
de la ‘liga de gobernadores’, que tiene al salteño Urtubey y a Insfrán
como sus máximos impulsores. Esta 'liga de gobernadores' será la base
política de un gobierno de Scioli. El camporismo quedará reducido a un
fenómeno residual.
Los intereses sociales que están detrás de este proceso son clarísimos.
Schiaretti y De la Sota han reclamado insistentemente, como Scioli,
crear las condiciones para proceder a un nuevo ciclo de endeudamiento
internacional; o sea el levantamiento del cepo cambiario, un arreglo con
los fondos buitres, un tarifazo en regla y una fuerte devaluación
monetaria. Nada de esto, sin embargo, anuncia una irrupción de
inversiones extranjeras, como lo demuestra la ‘huelga’ de inversiones en
el mercado mundial.
Las caídas de los precios de las materias primas de todo orden y el
derrumbe financiero en China, no alientan esa expectativa. La
devaluación y el tarifazo podría ser la correa de transmisión de una
bancarrota nacional y popular.
La izquierda
En todas las elecciones realizadas hasta el momento se pone en
evidencia que el proceso político está monopolizado por los partidos
patronales, que reúnen al 90% del electorado. Pero eso no alcanza para
crear un cuadro de polarización política: uno, porque cada bloque
político está cruzado por sus propias contradicciones; dos, porque no ha
bloqueado el crecimiento parlamentario del Frente de Izquierda, el cual
va reuniendo ese 10% que queda por fuera de la votación que reciben las
fuerzas capitalistas. Los resultados obtenidos en Córdoba, en la Ciudad
de Buenos Aires, en la categoría de legisladores, así como Mendoza,
Salta, Santa Fe y Neuquén dan cuentas de una consolidación de la
tendencia ascendente del Frente de Izquierda.
El desarrollo del Frente de Izquierda traduce el afán de desenvolver un
frente único de trabajadores contra los Scioli, Macri y Massa, para que
la crisis la paguen los capitalistas. Necesitamos promover la
deliberación y organización de los trabajadores y su vanguardia, para
que participen de manera organizada en la campaña electoral, promoviendo
congresos y encuentros obreros que voten programas e iniciativas de
lucha y movilización.
Esta es la política que inspira a la lista Unidad encabezada por Altamira-Giordano.
Fuente: http://www.po.org.ar/prensaObrera/1371/politicas/el-escenario-politico-despues-de-las-elecciones-provinciales
viernes, 10 de julio de 2015
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