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Impresa #1372
| Por Cecilia Díaz Ninguno es mayor de 35 ni menor de 25. Todos son artistas y trabajadores. Se hicieron amigos en la militancia porque, como hijos del Argentinazo, hubo una espina que los obligó a reaccionar. Sacan la mesita con el periódico en mano. Marchan. Debaten. Pegan carteles.
Hacen flamear banderas. Construyen la política desde donde se debe: desde las bases. Pero no es lo único que hacen.
"El proyecto de Miserere nace como una continuación de lo que fue 'La Carnicería', cuando en mayo de 2010, el Negro (Iván Asnicar) se incorporó a la UJS. Veníamos militando ese formato gráfico desde 2006. Cuando apareció el Negro, se abrió un mundo de posibilidades de expandir eso a la animación y el formato audiovisual, además de largarnos con la música", explica a Prensa Obrera Francisco Borghini, más conocido como Borga, amigo del Negro, ambos miembros de Plaza Miserere, un grupo de propaganda política que encuentra en el capitalismo a su mayor enemigo.
"El objetivo fue siempre el mismo: ampliar el espectro de influencia de nuestras ideas, las ideas del Partido (Obrero), pero siempre más allá de la influencia del Partido y el 'lenguaje partidario'", subraya Borga, sobre la banda que hoy es famosa por las canciones y animaciones viralizadas en redes sociales.
Grillo, Mati Melta, Aki, Marian y Eze también forman parte de ese grupo en el que están Borga y el Negro. Todos juntos son quienes logran convertir en éxito a un "Altamira rap" o un spot para el Frente de Izquierda en el que intervienen íconos del cine como Star Wars y del pop exótico como Björk. Este último ya alcanza casi las 190 mil visitas en YouTube en menos de 15 días. Desde la creatividad y la militancia logran imponerse en la agenda sin ningún tipo de recurso del Estado ni publicidad para producirlo.
Metiéndonos en bambalinas, los artistas señalan: "La lucha contra el capitalismo no puede ser sólo una 'disputa de ideas'; es una lucha política. El rechazo a la política es funcional al capitalismo; ¿qué mejor para ellos que la juventud no piense en clave política y la rechace? Es perfecto, porque entonces se garantizan que no te organices para darles pelea".
"Lo mismo vale para los artistas. Nosotros adherimos a una línea histórica que se fraguó en la lucha contra el stalinismo, que descartaba como arte todo aquello que no cuajara dentro del llamado 'realismo soviético', y si lo cuestionabas terminabas muerto. A esto, (León) Trotsky le opuso la total 'libertad en el arte' como premisa para cualquier relación del artista con la política revolucionaria", agrega Borga.
Y cuando alguien hace la pregunta sobre sus letras, la respuesta llega
tan natural como claramente: "Nosotros elegimos cantar lo que cantamos
en nuestras canciones porque nos gusta eso; pero así cantáramos
canciones de amor o pintáramos naturaleza muerta, lo que importa es
dónde se paran los sujetos en la lucha de clases".
Pegatinas y volanteadas. Piquetes y asambleas. Música y dibujos.
Ponerle el cuerpo a esa lucha de clases, a la militancia, es el único
camino que encontraron jóvenes que un día dijeron basta. "Cuando éramos
chicos, en los ‘90, una de las victorias parciales del sistema sobre la
juventud era el descreimiento y el rechazo a la política. El año 2001
nos atravesó en la flor de la juventud, y esta es una generación que
vino a invertir esa tendencia. Quince años después se pueden ver los
frutos del Argentinazo: el ascenso de la Izquierda en el movimiento
obrero y la juventud. Miserere es un lindo yuyo de ese jardín".
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