Edición
Impresa #1372
| Por Marcelo Ramal
Un paro histórico La decisión del gobierno macrista de separar de sus cargos a las
maestras de Agustín Marreras, el niño asesinado por su padrastro hace un
mes, desató una verdadera rebelión docente en la Ciudad. El ministro de
educación, Esteban Bullrich, y el mismo Macri, acusaron a la directora y
a la maestra del niño de "no haber dado los alertas" sobre indicios de
un caso probable de violencia familiar. De esa manera, les trasladaron a
las docentes una responsabilidad que le corresponde por entero al
Estado: como denunció Ademys, los equipos de orientación escolar y
gabinetes psicopedagógicos de los colegios están desmantelados. A raíz
de ello, en cada distrito escolar hay sólo un puñado de profesionales
capacitados para detectar situaciones familiares complejas, que
peregrinan de una escuela a otra. El docente no sólo carga con las
consecuencias de la destrucción del sistema educativo -bajos salarios,
derrumbe edilicio-, también debe tomar cuenta del derrumbe social que
rodea a la escuela pública.
La sanción a las maestras de Agustín produjo el paro docente más
masivo de los últimos años en la Ciudad. El "abrazo" a la escuela del
niño asesinado, en el mediodía del paro, se transformó en un gigantesco
pronunciamiento. "Recibimos chicos mal alimentados, de la Ciudad y
también del Gran Buenos Aires. Y les damos viandas igualmente malas e
insuficientes", señaló Jorge Adaro, secretario general de Ademys. Un
grupo de padres de la escuela comparó la separación sumaria de las dos
docentes -aún cuando no se ha podido fundamentar negligencia alguna- con
la permanencia en su cargo... de Mauricio Macri, sin que parezca
importar que se encuentre procesado.
Las intervenciones del acto pusieron de manifiesto la catástrofe
social que rodea a la escuela. Los dirigentes kirchneristas de UTE se
encontraron con una movilización que no dejó indemne al gobierno que
ellos apoyan.
La sanción contra las maestras de Flores se inscribe por completo en
las políticas educativas de "evaluación docente". Los Scioli, Macri o
Sileoni sientan en el banquillo al docente, y se autoabsuelven del
derrumbe que ellos promueven. El reclamo multitudinario de "que se vaya"
(el ministro Bullrich), ha sido la respuesta contundente a la
culpabilización de los maestros.
Larreta celebra de antemano el resultado del domingo, montado sobre las ruinas sociales y políticas.
¡Justicia por Agustín! Que vuelvan las docentes sancionadas. Que se
vayan Bullrich y su gabinete de vaciadores de la escuela pública.
Fuente: http://www.po.org.ar/prensaObrera/1372/politicas/rebelion-docente-en-la-ciudad-de-buenos-aires
viernes, 17 de julio de 2015
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2 comentarios:
pero sr,estos docentes van y votan al PRO ....
Habra que lograr entonces que crezcan en su conciencia politica y voten a la izquierda
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