PRESUPUESTO 2016
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#Prensa Obrera 1381
| Por Gabriel Solano
La presentación del proyecto de Presupuesto 2016 no provocó sorpresa.
Del mismo modo que en los años anteriores, se trata de un dibujo que no
respeta mínimamente lo que ocurre en la realidad. El kirchnerismo ha
abusado del recurso de establecer pautas de crecimiento, inflación y
recaudación que se saben falsas de antemano. En las épocas de ‘auge del
modelo’, el sentido de esta falsificación era permitirle al gobierno
disponer de recursos superiores a los presupuestados, para poder usarlos
a discreción. Para ello, claro, se reducían las pautas de crecimiento y
recaudación. Pero cuando el ‘modelo’ se fue a pique, la falsificación
adquirió un sentido inverso. En los últimos años, el gobierno empezó a
falsificar hacia arriba, pronosticando crecimientos económicos que no
ocurrieron, lo cual condujo necesariamente a un agravamiento del
quebranto del Estado. En la actualidad, el déficit fiscal supera todas
las marcas anteriores -más de 6 puntos del PBI-, que Kicillof financia
con emisión monetaria y más deuda pública.
En esta oportunidad, el dibujo fue recibido con agrado por la
oposición, porque despeja cualquier intención del kirchnerismo de querer
condicionar al próximo gobierno. Uno de los principales economistas del
PRO, Federico Sturzenegger, admitió que "no condiciona nada". Por el
contrario, el carácter falaz del presupuesto le otorgará a Scioli o
Macri un amplio margen de maniobra para manejar la política económica.
Aún más: el kirchnerismo ya ha hecho saber que mantendrá el impuesto al
cheque en la forma actual, manteniendo la mayor parte de lo recaudado en
el Estado nacional, algo necesario para no desfinanciar el pago de la
deuda pública.
El acuerdo de fondo, sin embargo, está en otro lado. El gobierno ya
anticipó que habría un acuerdo para extender la llamada "emergencia
económica", que se prorroga indefinidamente desde 2003. La "emergencia"
le da al Poder Ejecutivo la potestad para redefinir partidas,
incrementar o reducir subsidios y, por lo tanto, ajustar las tarifas.
También le permite emitir deuda sin pasar por el Congreso, lo cual
ofrece una vía para arreglar con los fondos buitre. El propio Kicillof
anticipó que el acuerdo en marcha seguirá el modelo Repsol, que
consistió en un pago en bonos (nueva deuda) a tasas de interés usuraria.
De este modo, se habilita al gobierno por decreto, un recurso al que
piensan echar mano Scioli, Macri o Massa para aplicar un ajuste contra
el pueblo.
Aunque dibujo, el Presupuesto no deja de ser una radiografía de un
derrumbe económico de proporciones. Después de doce años de gobierno
kirchnerista pasamos del relato de la "recuperación del Estado" a la
quiebra del propio Estado. El déficit fiscal creciente no ha sido, como
sostiene Kicillof, un recurso para mantener la actividad económica en
momentos que se agrava la crisis internacional, sino una vía para
asegurar los beneficios de las empresas privatizadas y el pago de la
deuda. El ‘desendeudamiento’ derivó en un incremento notable de la deuda
pública, que orilla ya los 300.000 millones de dólares, a pesar de que
se pagó más de 200.000 millones. Ya está claro que el vencimiento de
deuda que el Tesoro tiene con el Banco Central en 2016, de casi 10.000
millones de dólares por el pago al FMI, será refinanciado
compulsivamente con un nuevo bono. La quiebra del Banco Central,
producto del uso de las reservas para el pago de deuda, está en la base
de la inflación creciente. La falta de dólares, luego de una década de
exportaciones crecientes por el aumento del precio de las materias
primas, ha agravado la recesión económica, pues la industria requiere de
divisas para financiar las importaciones.
La gravedad de la crisis no puede omitirse ni en el dibujo presentado
por Kicillof. Por eso se está discutiendo que un próximo gobierno podría
modificar el Presupuesto 2016 a partir de un acuerdo parlamentario, que
permita sellar, al menos transitoriamente, un gobierno de unidad
nacional. Scioli, Macri y Massa no tienen condiciones políticas para
aplicar un ajuste en regla. El Congreso podría convertirse en un eje de
sostenimiento de esta política.
En este cuadro de crisis política y bancarrota económica debe
valorizarse uno de los grandes objetivos que tenemos en esta campaña
electoral, que es reforzar la presencia del Frente de Izquierda en el
Congreso. Una bancada del Frente de Izquierda es la única que dará
garantías de lucha contra el ajuste, dentro del Congreso y fuera de él.
Conquistar este objetivo pasa a ser una forma concreta de preparar las
grandes luchas que se avecinan.
Fuente: http://www.po.org.ar/prensaObrera/1381/politicas/superpoderes-en-favor-de-scioli-o-macri
domingo, 20 de septiembre de 2015
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