1-Las elecciones generales de este domingo 25 han
dejado instalada una crisis política aguda. Con la virtual paridad entre
Scioli y Macri, se ha venido abajo el andamiaje político que gobernó la
Argentina en estos últimos quince años. Ello no sólo abarca al elenco
camporista, sino también al conjunto del peronismo que apoyó a Scioli y
que también formaba parte del gobierno kirchnerista, desde el jujeño
Fellner y la liga de gobernadores hasta Aníbal Fernández y los barones
del conurbano. Más allá del kirchnerismo, la crisis que deja abierta la
elección envuelve al conjunto del peronismo, esto es, al sistema de
relaciones políticas y sindicales que han sometido a las masas al Estado
y a la burguesía. El ajuste que preparan tendrá que ser introducido en
un cuadro de disolución política que no deja afuera a la burocracia
sindical: en la estratégica UOM, fueron derrotados el Barba Gutiérrez en
Quilmes y Curto en Tres de Febrero.
Que los beneficiarios de esta debacle política resulten un grupo de
advenedizos derechistas –el PRO- no disculpa ni le imprime al bloque
oficial el menor carácter progresivo, como pretenderán hacernos creer
desde el gobierno de cara al ballotage. Por el contrario, la elección de
Macri constituye una lección política para los elementos más activos de
los trabajadores y la juventud: después de quince años de
reprivatizaciones, de pago serial de la deuda, de precarización laboral y
confiscación impositiva, los supuestos “nacionales y populares” dejan
una bancarrota nacional y un ballotaje entre derechistas. Ello vale para
Macri, pero también para el gabinete sciolista de “amigos” del FMI y
del Banco Mundial.
2-El macrismo explotó hasta el final la descomposición
del régimen de partidos y, en particular, del peronismo. El PRO es la
versión derechista de un planteo de rechazo a “la política” que no
altera en un mílimetro la estructura del orden social vigente-y que, por
el contrario, concurre a su rescate. En el mundo, la crisis capitalista
abunda en ejemplos, por derecha y por “izquierda”, de estas irrupciones
políticas. De todos modos, el macrismo es y ha sido un rejunte de
elementos reclutados en el “remate” del peronismo y el radicalismo. Ha
gobernado la Ciudad con los viejos punteros de esos partidos, y en
defensa furiosa de los intereses inmobiliarios y la “patria
contratista”. Por eso mismo, Macri buscará reforzar y ampliar sus
acuerdos con el pejotismo y principalmente con la burocracia sindical,
en previsión de contar con sus servicios para la política de
devaluación, ajuste y tarifazos que han anticipado sus asesores. Es el
mismo conchabo que puso en marcha al aliarse con el radicalismo y con el
centroizquierda de Stolbizer en una decena de provincias. En previsión
del papel que le depara ese ajuste, ya sea con Macri o con Scioli, la
burocracia sindical ha acelerado sus tentativas de unificación.
3-En el cuadro de este tembladeral politico, el Frente
de Izquierda aumentó levemente la votación que habían cosechado en las
PASO las dos listas de su interna, y obtuvo una votación presidencial
cercana a los 800.000 votos. Esa cifra se amplía a cerca de un millón de
votos para la categoría de diputados nacionales, lo que debe ser
valorado como un punto de reagrupamiento político para los explotados.
Asimismo, pasamos a ser la cuarta fuerza, desplazando a la filomacrista
Stolbizer al quinto lugar. El voto al Frente de Izquierda se hizo fuerte
en las grandes concentraciones obreras del país, comenzando por el
estratégico conurbano de la provincia. Allí, resistimos la doble
polarización generada en las candidaturas presidenciales, de un lado, y
entre Fernández y Vidal, del otro.
Néstor Pitrola, con el 4,5 por ciento de los votos, ha sido electo
nuevamente como diputado nacional por el distrito. Desde diciembre, el
Frente de Izquierda contará con cuatro diputados en el Congreso
Nacional: Pablo López, Soledad Sosa (asumiendo por rotación la banca que
hoy ocupa Del Caño) y Néstor Pitrola, todos del PO, y Myriam Bregman
del PTS.
La votación de diputados del FIT se acercó al 9% en la capital
cordobesa, y ese mismo porcentaje registramos en el cordón industrial de
San Lorenzo. En la capital salteña, para esa misma categoría superamos
el 10% mientras que en Jujuy, en medio de una brutal polarización y de
la proliferación de lemas fraudulentos, peleamos el ingreso de diputados
provinciales. En Mendoza, el FIT superó el 10% en la categoría de
diputados. Hemos obtenido el 8% en Neuquén y el 6% en Rio Negro y Tierra
del Fuego para esa misma categoría.
En la Capital, nuestra votación a diputados creció un 50% respecto de
las PASO, y sólo no consagramos diputado a Gabriel Solano por la
presencia divisionista de la boleta de Zamora. La elección del FIT,
colocada en el conjunto de las elecciones de este año –donde hemos
ampliado y renovado nuestra representación legislativa en casi todas las
provincias- expresa una consolidación del Frente de Izquierda como polo
político de los trabajadores. Ese lugar debe valorarse incluso en los
retrocesos experimentados. A diferencia de los aparatos electorales de
la burguesía, aspiramos a desarrollarnos en conexión directa con las
experiencias y luchas de los trabajadores. No somos indiferentes, por lo
tanto, a los avances o reveses de nuestra clase. En el acto que realizó
el FIT el pasado primero de mayo, Altamira señaló que el desempeño
electoral de nuestro Frente sería inseparable de la marcha de la lucha
de clases y de la acción de la clase obrera contra el ajuste puesto en
marcha por los “nac y pop” (despidos, impuesto al salario, regimentación
de las paritarias). De conjunto, ese proceso atraviesa un reflujo, que
debe ser cargado a la cuenta de la burocracia y de su esfuerzo por
enchalecar a los trabajadores en medio de la presente transición
política. Los límites de nuestra votación, y principalmente sus causas,
exigen acentuar la acción del Partido Obrero y del Frente de Izquierda
en el plano político y de la intervención en las organizaciones obreras,
profundizando la lucha por la expulsión de la burocracia de los
sindicatos y por la recuperación de las organizaciones de lucha en todos
los planos.
4-La primera batalla de la etapa que se abre la
tenemos planteada de cara al ballotage. En su discurso de ayer, Scioli
realizó una primera tentativa de polarización, presentándose como
supuesta variante “progresista” frente al derechismo de Macri. Así, el
hombre que ha nominado al represor Berni para su gabinete se acordó de
“las Abuelas” (de Plaza de Mayo). Alertamos contra esta tentativa de
enchalecar a los trabajadores y al movimiento popular, y llamamos a
mirar con atención la experiencia de Brasil y de la presidenta Rousseff,
que fue reelecta convocando al voto “contra el ajuste y la derecha”
para luego aplicar ella el programa del ajuste y la derecha. La lucha
contra el macrismo o la derecha carece de todo porvenir de la mano del
descompuesto aparato pejotista. Del mismo modo, alertamos contra
cualquier expectativa de “renovación política” de la mano del macrismo.
El PRO prepara un cogobierno con la liga de gobernadores y la burocracia
sindical, como lo demostró en su capitulación ante el fraude tucumano,
en sus acuerdos con Moyano y en las negociaciones en torno de un posible
apoyo de Massa – o sea, de otra fracción del PJ y de la burocracia
sindical- para el ballotaje. Llamamos a rechazar a Scioli y a Macri, y a
votar el blanco en defensa de la autonomía política de los
trabajadores: ni los ajustadores del fondomonetarista Blejer y Berni, ni
los ajustadores del menemista Melconian, Fino Palacios y la
Metropolitana. La campaña por el voto en blanco debe desarrollarse con
energía en las organizaciones obreras, lugares de trabajo y estudio,
promoviendo la convocatoria de plenarios y pronunciamientos que liguen
el voto en blanco a un programa: abajo el ajuste, salario igual a la
canasta familiar, abolición del impuesto al salario, paritarias libres y
con delegados electos; repudio de la deuda usuraria. Llamamos a todas
las organizaciones políticas y de lucha que apoyaron las candidaturas o
la campaña del FIT a desarrollar una acción en común por estos
objetivos.
Partido Obrero, Comité Ejecutivo, 26.10.2015
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