Las elecciones en Jujuy marcaron una derrota aplastante del gobernador
Eduardo Fellner, del Frente Para la Victoria, que quedó más de quince
puntos debajo de Gerardo Morales. Fellner pierde más de veinte puntos si
se compara su performance con la de 2011. En la categoría nacional, el
Frente para la Victoria fue derrotado por Massa. Indudablemente, se
trata de uno de los ejemplos más sobresalientes de la debacle nacional
del oficialismo.
Morales ganó en la capital y también en bastiones históricos del
peronismo, como San Pedro, Palpalá y Ledesma. El derechista candidato de
Cambia Jujuy posó de demócrata y capitalizó la descomposición de un
régimen provincial, ilustrada en el crimen del militante radical Ariel
Velázquez.
El proceso electoral expresó el realineamiento de sectores clave de la
burguesía, como Blaquier, que apoyaron a Morales. Parte de este apoyo
obedece al objetivo de recuperar atribuciones estatales que, sobre todo
después de la rebelión de 2001, quedaron en manos de organizaciones
sociales, especialmente la Túpac Amaru de Milagro Sala. El vasto frente
que coronó a Morales se extendió a sectores del aparato peronista que
cambiaron de bando y a la CGT provincial. Al mismo tiempo, y gracias al
fraudulento sistema de colectoras, Morales pudo pegar su boleta a la de
varios candidatos presidenciales (Macri, Massa, Stolbizer, Rodríguez
Saa), de los que recibió un respaldo importante. El candidato de Cambia
Jujuy cosechó también el apoyo del sindicato azucarero de Ledesma,
ligado a la CTA.
En contraste, el frente de Fellner exhibió una fuerte disgregación
política, con rivalidades en su seno entre el aparato del PJ y el
aparato de la Túpac Amaru de Milagro Sala. También cabe remarcar el
derrumbe político y electoral de Sala, que apenas estaría superando el
piso para ingresar a la Legislatura.
De todas maneras, hay indicios que apuntan a un acuerdo de
gobernabilidad. Fellner reconoció inmediatamente su derrota y las
elecciones transcurrieron bajo relativa calma, en lugar de la presumible
guerra de aparatos.
Gran elección de la izquierda
Pese a que la confrontación entre Fellner y Morales ocupó el centro
electoral, y pese al perjuicio del fraudulento sistema de colectoras (el
radicalismo presentó 187 listas y 14 el FpV), el Frente de Izquierda
desarrolló una extraordinaria elección (cerca del 8% para diputado
provincial, con el 12,2% en San Salvador, guarismo similar al conseguido
en 2013), que lo colocaba disputando el ingreso a la legislatura
provincial, cuya concreción definitiva depende de la superación del piso
de proscripcion del 5% del padrón electoral. El "Perro" Santillán
lograba una discreta votación como candidato a gobernador (2%), pero los
resultados de su partido disminuían en el resto de las categorías.
El FIT se ha consolidado como la tercera fuerza política provincial.
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