La semana pasada se realizaron las elecciones para Comisión Interna de
los trabajadores de Kraft. Ganó la lista 1, encabezada por el PCR, con
el 56%, contra la lista 2, integrada por la Bordó-PTS, que obtuvo el
44%. La 2 se impuso en el turno mañana, la 1 ganó ajustadamente en el
que era bastión de la Bordó, el turno noche, y sacó gran diferencia en
el de la tarde.
La lista ganadora, a través de una campaña con ejes sindicales y
reivindicativos, canalizó el descontento de una porción mayoritaria de
trabajadores de la fábrica. Luego de seis años de una CI orientada por
el PTS, un bloque del PCR con elementos del peronismo más o menos
ligados a la burocracia de Daer y sectores independientes logró
imponerse. La interna, ha vuelto a quedar en manos de quienes la
dirigieron 16 años, hasta culminada la huelga de 2009, cuando firmaron
el acta de paz social. En 2013 la hoy Lista 1, se presentó dividida en
dos bloques. Ahora, unidos, ganaron.
El burócrata del sindicato, Rodolfo Daer, no fue ajeno. Adelantó dos
meses las elecciones y expresó públicamente su apoyo a la lista 1
-después de la elección claro-, señalando un golpe a quienes
encabezaron, en la última elección del gremio, la oposición de izquierda
en el STIA Capital. Daer perdió el control directo de la fábrica hace
22 años y ahora festeja el triunfo de una lista que tampoco controla,
pero con quienes tuvo 16 años de un pacto de no agresión hasta el
conflicto del 2009. El burócrata busca capitalizar la derrota de la
Bordó para ir por Pepsico en la próxima elección, allí sí con elementos
ligados directamente.
La lista 1 centró su campaña en denunciar la diferenciación salarial
interna, el congelamiento de los adicionales de horas extras, un mal
funcionamiento del comedor de planta, el cierre de diferentes líneas de
producción y fundamentalmente, un aumento de los ritmos de explotación
de los trabajadores, producto de la reducción de personal. También
denuncian que la ART de la planta no se hace cargo de los accidentes y
enfermedades ocasionadas por los excesivos ritmos de trabajo. Todo
irrefutable.
Se impone un balance. La fábrica no ha sido organizada para luchar por
sus reivindicaciones. El rechazo a convocar asambleas generales,
suplantadas por "habladas" por turno en el comedor de la planta,
expresan esta orientación. La interna no quiso o no pudo liderar incluso
paros de sectores, como fue la lucha de mantenimiento por el
cumplimiento de un acta que en el pasado había firmado Daer y no se
respeta. Las líneas no fueron organizadas para detener el aumento de los
ritmos. Hubo reacción sólo ante casos extremos en la desatención de
enfermería. El atraso en materia de categorías es enorme y la falta de
efectivización de contratados permitió momentos de reducción violenta de
personal. El PTS señala que no hubo despidos, formalmente hablando, en
estos años. Pero la realidad es que hubo corte de contratos y retiros
voluntarios, modalidad central hoy en toda la industria.
Otro aspecto crucial en el trabajo por una conciencia de clase de un
colectivo fabril es la actitud ante las luchas de conjunto de la clase
obrera. La Comisión Interna dirigida por el PTS rechazó parar la fábrica
ante paros convocados por el sindicato, señalando que eran "de la
burocracia". En ocasión del más importante de los paros nacionales de la
CGT, Kraft trabajó normalmente. Kraft no acompañó la huelga general
cordobesa de la alimentación que, en 2010, rompió el techo salarial
kirchnerista y arrancó un 35% de aumento, sino estrictamente los paros
nacionales de la Federación. En mayo, en el último paro de la paritaria
de Alimentación, Daer paró la fábrica con un piquete desde afuera porque
no se garantizaba desde adentro. O sea que Kraft no fue, ni de lejos,
la vanguardia del gremio a escala nacional para liderar un proceso de
reagrupamiento clasista.
Al mismo tiempo, la interna de Kraft no participó activamente de los
plenarios y movilizaciones convocadas por el Sutna San Fernando y las
acciones comunes con todo el activismo de la zona norte en los paros
nacionales. El reclamo por la abolición del impuesto al salario (y el
descuento erróneo por parte de las patronales) y demás reivindicaciones,
son elementos que colaboraron con el desarrollo independiente del
clasismo. Las convocatorias del Sutna, promovieron un frente único ante
la burocracia y el Estado.
Nueva etapa
Si bien Daer festeja la derrota Bordó, no puede anotarse el triunfo
como propio. El PCR, que encabeza la lista ganadora, ha formado parte de
las listas de oposición a Daer, junto con la Bordó y el resto de las
agrupaciones independientes que intervienen en el STIA. Tampoco la
elección de Kraft significa un triunfo del clasismo, como señala el PCR
en su periódico Hoy. Se trata de una corriente seguidista de la
centroizquierda sindical (Verde en ATE), que no caracteriza a la
burocracia sindical como tal, sino que diferencia entre sindicalistas
"traidores" y los otros, cuya frontera la establece el PCR en cada
ocasión.
El destino de la nueva comisión interna estará determinado por la
capacidad que tenga de organizar y conquistar los reclamos más
inmediatos de los trabajadores y la política que adopte frente a la
crisis más general, que augura nuevos ataques al movimiento obrero. Al
mismo tiempo, quedará por verse, la política que se dará respecto de las
elecciones del STIA Capital, que debieran ser a principios del año que
viene. ¿Mantendrá el PCR su participación en una lista de izquierda,
habrá lista, aceptará el PTS no encabezarla?
La tarea de conformar un gran reagrupamiento clasista en todo el gremio
de la alimentación se presenta con una nueva vigencia. Las
posibilidades del clasismo y la izquierda en este gremio dependerán, en
gran medida, de balancear críticamente lo actuado y trazarse nuevos
objetivos. La Coordinadora Sindical Clasista y el Partido Obrero
contribuirán a estos objetivos.
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