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viernes, 27 de noviembre de 2015

La nueva etapa

26 de noviembre de 2015 | #Prensa Obrera 1391 | Por Gabriel Solano 
 
Contra todos los pronósticos, la Bolsa recibió el triunfo de Macri con una baja general de las cotizaciones. No se debió, claro, a que no vea con buenos ojos que uno de los suyos llegue a la presidencia, sino a que el resultado estuvo lejos de cumplir las expectativas. La diferencia mínima por la que se impuso el candidato del PRO desmintió a las encuestas, que anticipaban un triunfo de 10 o más puntos. Cambiemos perdió en la mayoría de las provincias e incluso no pudo mantener la supremacía que había logrado en Buenos Aires con Vidal. Si se deja a un lado el balotaje, los votos “propios” de Macri se limitan al 34% que obtuvo en las generales del 25 de octubre. 
( Lo mismo Scioli y el FPV que nunca logro llegar a superar el techo de 40% y anduvo en 36 o 37 superando el techo de 33 de la derrota del FPV en 2013 ) 
 
Sin embargo, la desilusión del gran capital con el resultado no se debió tanto a la escasa diferencia sino al giro imprevisto que sufrió la campaña en los últimos días. La desesperación de Scioli ante la debacle que se avecinaba lo llevó a dejar su propuesta de “ajuste gradual” para denunciar a Macri como “ajustador serial”. Anticipó que su triunfo derivaría en una megadevaluación, tarifazos, eliminación de planes sociales y de las paritarias, pactos con el FMI y endeudamiento internacional; es decir, lo mismo que tenían en carpeta los economistas del motonauta si su pollo llegaba a la presidencia. En estas condiciones, la remontada final de Scioli agitó las aguas de los trabajadores respecto del ajuste que está en marcha. La clase capitalista le reprochó a Scioli este giro demagógico, advirtiendo las dificultades adicionales que creaba para descargar la bancarrota capitalista sobre las espaldas de los trabajadores. 
 
Quien no supo leer la situación creada fue el diario La Nación que, cebado por el triunfo de Macri, editorializó con un reclamo de impunidad para los genocidas de la dictadura. Pero fue puesto en su lugar por los trabajadores del diario, que denunciaron fuertemente a su propia patronal. La situación harto peculiar que se ha generado se caracteriza porque la llegada al poder de un gobierno de derecha no se debe a una derechización generalizada del electorado, sino al derrumbe inexorable de la experiencia kirchnerista. El macrismo tiene una conciencia elevada de esta situación. Sólo así se explica que en los días previos al balotaje un “creído de Barrio Parque” haya concurrido personalmente a la carpa de Félix Díaz en la 9 de Julio.
 
A lo Scioli 
 
Si Scioli decidió encarar el último tramo de la campaña tomando prestado el libreto de denuncia al ajuste que desarrolló el Frente de Izquierda, ahora Macri parece haberse replegado al discurso de “ajuste gradual” de Scioli. La utilización de libretos prestados es un signo innegable del alcance de la crisis y de la improvisación con que la enfrentan los círculos gobernantes.
 
Las primeras medidas anunciadas por Macri dan cuenta de esta situación. En relación con el cepo cambiario ha oscilado entre mantener su promesa de campaña de que será levantado el 11 de diciembre y afirmar que hasta que no tome conocimiento de las reservas del BCRA -y no reúna un monto de dólares suficientes- no podrá levantarlo. Varios diarios dan cuentan de una división en el macrismo. La falta de reservas puede producir una megadevaluación desde el primer día. Ante esta situación, la hoja de ruta que seguirá Macri sigue los lineamientos que había diseñado Scioli. Después de haber criticado los acuerdos con China durante la campaña, haciéndose eco de la posición de Techint, Macri buscará ampliar los préstamos (swaps) chinos y vender esos yuanes en Londres para fortalecer las reservas del BCRA. Para ello pagará un costo usurario. En esa misma línea buscará préstamos de los organismos de crédito internacionales, mientras se sustancie la negociación con los fondos buitre. Dado que difícilmente esa “vaca” le alcance, Macri ya anticipó que emitirá bonos para cancelar la deuda con importadores y con las empresas que tienen congelado el giro de utilidades al exterior. Como la realización inmediata de estos bonos a dólares supone un descuento, Ambito Financiero ya anticipó que la medida no sería “bien vista”. 
 
En relación con el capital agrario, Macri dejó planteada la posibilidad de eliminar el 100% de las retenciones a la soja por 90 días para darle un premio adicional a la liquidación de la cosecha que está retenida. Si esa medida se combina con una devaluación, los beneficios que tendrán los sojeros serán simplemente extraordinarios. El capital agrario, al que Macri le debe el triunfo, ya sacó un comunicado exigiendo que se “cumplan las promesas de campaña”. Pero una medida de ese tipo no sólo tendrá un efecto negativo en las cuentas del Estado, sino que además promoverá un aumento de los precios de los alimentos, por el doble impacto de la devaluación y la eliminación de los impuestos a la exportación. Ni qué hablar si -como también se anticipa- el costo fiscal de la medida se compensa con un tarifazo. Para hacer frente a ese salto inflacionario se apelará a una suba de la tasa de interés, medida que agravará la recesión económica.
 
Crisis política y demagogia 
 
El ataque a las masas que representará la aplicación de este programa, incluso en su forma “gradual”, buscará ser encubierta entre por el macrismo con choques con los K por el manejo de ciertos resortes clave del Estado. El desmantelamiento del bonapartismo no es un acto inmediato, sino un proceso de enfrentamientos y crisis. En este punto, el macrismo lleva las de ganar, porque la elección puso de manifiesto un rechazo de la población a los abusos de poder de la camarilla oficial. Para eso contará con un fuerte activismo judicial. Los avances, o no, de las investigaciones de corrupción estarán condicionadas a las negociaciones referidas al reparto del poder.
 
Habrá que ver si el kirchnerismo decide tirar la chancleta de entrada y ordena el retiro de los Vanoli, Gils Carbó y Sabbatella, o si se atrinchera. Esta última variante puede aislar a la camarilla K del resto del PJ, que buscará su propia negociación con el nuevo gobierno. Ya en la provincia de Buenos Aires se ha formado un grupo de intendentes “dialoguistas”, entre los que se encuentran algunos que hasta hace poco eran contados como propios por La Cámpora. Al nivel de los gobernadores se espera una situación similar. El salteño Urtubey seguramente estará a la cabeza de una negociación con el macrismo, que necesita un pacto político para alcanzar una mayoría parlamentaria que no posee. 
 
Con los choques y crisis que todavía deberán ocurrir terminará de diseñarse un nuevo régimen político. Las declaraciones de Macri en rechazo de un “gobierno de coalición” anticipa una tendencia a repetir un régimen de camarilla. Pero esto podrá provocar crisis con la UCR y el resto de sus aliados. La renuncia de Sanz por “motivos personales” es una primera fisura en la lista ganadora. 
 
La nueva etapa 
 
Los trabajadores entran en esta nueva etapa condicionados por todos los elementos de la crisis en curso. Aunque el Frente de Izquierda no haya logrado continuar su signo ascendente en las elecciones del 25 de octubre ni tampoco retener su electorado para el voto en blanco, es indudable que la campaña realizada contra los candidatos del ajuste ha servido como una tarea preparatoria. Existe una conciencia extendida en millones de trabajadores de que se avecinan luchas importantes para defender conquistas o pelear por superar el actual orden de cosas. Una manifestación de esto son los debates entre el activismo obrero, incluso de sectores que rechazaron el voto en blanco, para reagruparse y dar peleas de conjunto. La dura lucha de Cresta Roja, que enfrenta el vaciamiento patronal, es una primera instancia para movilizarse en defensa de los puestos de trabajo y contra los despidos. 
 
El triunfo de la coalición derechista encabezada por Macri es el resultado del fracaso de esta nueva tentativa “nacional y popular” que encabezó el kirchnerismo. Esta caracterización lo impugna como candidato a encabezar la oposición al nuevo gobierno. En lo que respecta al Partido Obrero, nuestra oposición al macrismo y al ajuste en marcha será mediante el desarrollo de una alternativa política de los trabajadores.
 
 

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Coordinadora Sindical Clasista - Partido Obrero

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