Contra todos los pronósticos, la Bolsa recibió el triunfo de Macri con
una baja general de las cotizaciones. No se debió, claro, a que no vea
con buenos ojos que uno de los suyos llegue a la presidencia, sino a que
el resultado estuvo lejos de cumplir las expectativas. La diferencia
mínima por la que se impuso el candidato del PRO desmintió a las
encuestas, que anticipaban un triunfo de 10 o más puntos. Cambiemos
perdió en la mayoría de las provincias e incluso no pudo mantener la
supremacía que había logrado en Buenos Aires con Vidal. Si se deja a un
lado el balotaje, los votos “propios” de Macri se limitan al 34% que
obtuvo en las generales del 25 de octubre.
( Lo mismo Scioli y el FPV que nunca logro llegar a superar el techo de 40% y anduvo en 36 o 37 superando el techo de 33 de la derrota del FPV en 2013 )
Sin embargo, la desilusión del gran capital con el resultado no se
debió tanto a la escasa diferencia sino al giro imprevisto que sufrió la
campaña en los últimos días. La desesperación de Scioli ante la debacle
que se avecinaba lo llevó a dejar su propuesta de “ajuste gradual” para
denunciar a Macri como “ajustador serial”. Anticipó que su triunfo
derivaría en una megadevaluación, tarifazos, eliminación de planes
sociales y de las paritarias, pactos con el FMI y endeudamiento
internacional; es decir, lo mismo que tenían en carpeta los economistas
del motonauta si su pollo llegaba a la presidencia. En estas
condiciones, la remontada final de Scioli agitó las aguas de los
trabajadores respecto del ajuste que está en marcha. La clase
capitalista le reprochó a Scioli este giro demagógico, advirtiendo las
dificultades adicionales que creaba para descargar la bancarrota
capitalista sobre las espaldas de los trabajadores.
Quien no supo leer la situación creada fue el diario La Nación que,
cebado por el triunfo de Macri, editorializó con un reclamo de impunidad
para los genocidas de la dictadura. Pero fue puesto en su lugar por los
trabajadores del diario, que denunciaron fuertemente a su propia
patronal. La situación harto peculiar que se ha generado se caracteriza
porque la llegada al poder de un gobierno de derecha no se debe a una
derechización generalizada del electorado, sino al derrumbe inexorable
de la experiencia kirchnerista. El macrismo tiene una conciencia elevada
de esta situación. Sólo así se explica que en los días previos al
balotaje un “creído de Barrio Parque” haya concurrido personalmente a la
carpa de Félix Díaz en la 9 de Julio.
A lo Scioli
Si Scioli decidió encarar el último tramo de la campaña tomando
prestado el libreto de denuncia al ajuste que desarrolló el Frente de
Izquierda, ahora Macri parece haberse replegado al discurso de “ajuste
gradual” de Scioli. La utilización de libretos prestados es un signo
innegable del alcance de la crisis y de la improvisación con que la
enfrentan los círculos gobernantes.
Las primeras medidas anunciadas por Macri dan cuenta de esta situación.
En relación con el cepo cambiario ha oscilado entre mantener su promesa
de campaña de que será levantado el 11 de diciembre y afirmar que hasta
que no tome conocimiento de las reservas del BCRA -y no reúna un monto
de dólares suficientes- no podrá levantarlo. Varios diarios dan cuentan
de una división en el macrismo. La falta de reservas puede producir una
megadevaluación desde el primer día. Ante esta situación, la hoja de
ruta que seguirá Macri sigue los lineamientos que había diseñado Scioli.
Después de haber criticado los acuerdos con China durante la campaña,
haciéndose eco de la posición de Techint, Macri buscará ampliar los
préstamos (swaps) chinos y vender esos yuanes en Londres para fortalecer
las reservas del BCRA. Para ello pagará un costo usurario. En esa misma
línea buscará préstamos de los organismos de crédito internacionales,
mientras se sustancie la negociación con los fondos buitre. Dado que
difícilmente esa “vaca” le alcance, Macri ya anticipó que emitirá bonos
para cancelar la deuda con importadores y con las empresas que tienen
congelado el giro de utilidades al exterior. Como la realización
inmediata de estos bonos a dólares supone un descuento, Ambito
Financiero ya anticipó que la medida no sería “bien vista”.
En relación con el capital agrario, Macri dejó planteada la posibilidad
de eliminar el 100% de las retenciones a la soja por 90 días para darle
un premio adicional a la liquidación de la cosecha que está retenida.
Si esa medida se combina con una devaluación, los beneficios que tendrán
los sojeros serán simplemente extraordinarios. El capital agrario, al
que Macri le debe el triunfo, ya sacó un comunicado exigiendo que se
“cumplan las promesas de campaña”. Pero una medida de ese tipo no sólo
tendrá un efecto negativo en las cuentas del Estado, sino que además
promoverá un aumento de los precios de los alimentos, por el doble
impacto de la devaluación y la eliminación de los impuestos a la
exportación. Ni qué hablar si -como también se anticipa- el costo fiscal
de la medida se compensa con un tarifazo. Para hacer frente a ese salto
inflacionario se apelará a una suba de la tasa de interés, medida que
agravará la recesión económica.
Crisis política y demagogia
El ataque a las masas que representará la aplicación de este programa,
incluso en su forma “gradual”, buscará ser encubierta entre por el
macrismo con choques con los K por el manejo de ciertos resortes clave
del Estado. El desmantelamiento del bonapartismo no es un acto
inmediato, sino un proceso de enfrentamientos y crisis. En este punto,
el macrismo lleva las de ganar, porque la elección puso de manifiesto un
rechazo de la población a los abusos de poder de la camarilla oficial.
Para eso contará con un fuerte activismo judicial. Los avances, o no, de
las investigaciones de corrupción estarán condicionadas a las
negociaciones referidas al reparto del poder.
Habrá que ver si el kirchnerismo decide tirar la chancleta de entrada y
ordena el retiro de los Vanoli, Gils Carbó y Sabbatella, o si se
atrinchera. Esta última variante puede aislar a la camarilla K del resto
del PJ, que buscará su propia negociación con el nuevo gobierno. Ya en
la provincia de Buenos Aires se ha formado un grupo de intendentes
“dialoguistas”, entre los que se encuentran algunos que hasta hace poco
eran contados como propios por La Cámpora. Al nivel de los gobernadores
se espera una situación similar. El salteño Urtubey seguramente estará a
la cabeza de una negociación con el macrismo, que necesita un pacto
político para alcanzar una mayoría parlamentaria que no posee.
Con los choques y crisis que todavía deberán ocurrir terminará de
diseñarse un nuevo régimen político. Las declaraciones de Macri en
rechazo de un “gobierno de coalición” anticipa una tendencia a repetir
un régimen de camarilla. Pero esto podrá provocar crisis con la UCR y el
resto de sus aliados. La renuncia de Sanz por “motivos personales” es
una primera fisura en la lista ganadora.
La nueva etapa
Los trabajadores entran en esta nueva etapa condicionados por todos los
elementos de la crisis en curso. Aunque el Frente de Izquierda no haya
logrado continuar su signo ascendente en las elecciones del 25 de
octubre ni tampoco retener su electorado para el voto en blanco, es
indudable que la campaña realizada contra los candidatos del ajuste ha
servido como una tarea preparatoria. Existe una conciencia extendida en
millones de trabajadores de que se avecinan luchas importantes para
defender conquistas o pelear por superar el actual orden de cosas. Una
manifestación de esto son los debates entre el activismo obrero, incluso
de sectores que rechazaron el voto en blanco, para reagruparse y dar
peleas de conjunto. La dura lucha de Cresta Roja, que enfrenta el
vaciamiento patronal, es una primera instancia para movilizarse en
defensa de los puestos de trabajo y contra los despidos.
El triunfo de la coalición derechista encabezada por Macri es el
resultado del fracaso de esta nueva tentativa “nacional y popular” que
encabezó el kirchnerismo. Esta caracterización lo impugna como candidato
a encabezar la oposición al nuevo gobierno. En lo que respecta al
Partido Obrero, nuestra oposición al macrismo y al ajuste en marcha será
mediante el desarrollo de una alternativa política de los trabajadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario