La situación en Cresta Roja, cuyos trabajadores vienen movilizándose
sistemáticamente, se ha agravado esta semana. El anuncio hecho por la
patronal, de que se iba a retomar la faena, quedó en la nada. Entretanto
reina incertidumbre sobre el cobro de la próxima quincena. Hasta ahora,
el pago de los salarios se venía realizando normalmente.
Con el pretexto del fin de mandato, el gobierno kirchnerista se ha
borrado. En este marco, una asamblea numerosa, que congregó a 1.200
compañeros, resolvió hacer un compás de espera hasta la asunción de las
autoridades electas. Esa decisión se ha tomado sobre la base de
promesas, sin ningún compromiso público del gobierno entrante sobre la
continuidad laboral y el funcionamiento de la empresa.
Colaboradores de la gobernadora electa habrían manifestado
informalmente la intención del gobierno de “intervenir” Cresta Roja.
Hernán Lacunza, futuro ministro de Economía de la provincia, sin
embargo, al ser interrogado sobre la cuestión, señaló que el conflicto
estaba fuera de su competencia. En buen romance: el gobierno provincial
no piensa poner un peso.
No se nos puede escapar que la política del macrismo ha sido hostil a
los trabajadores en lucha de las empresas vaciadas. Macri vetó todas las
leyes a favor de las fábricas recuperadas. Esa misma orientación es la
que ahora se repite con el Bauen, donde la bancada del PRO boicoteó las
sesiones en que se aprobó su expropiación. El gobierno está enviando una
señal por adelantado de cuál va a ser su conducta frente a la crisis
industrial en curso. Hay que agregar que el FPV no quiso tratarlo en el senado donde se supone son mayoría y solo aceptaron en diputados tratarlo en la ultima sesion donde sabian que luego lo frenarian en el senado con la bancada del PJ
Extorsión
No es cierto, como dice la familia Rasic, titulares de la empresa, que
Cresta Roja no es viable. El argumento de los dueños es que el derrumbe
de las exportaciones a Venezuela sería la responsable del colapso de la
compañía. Pero lo cierto es que la actividad avícola es uno de los pocos
sectores que sigue reactivado. “La producción de carne aviar creció un
5,4 por ciento en los primeros cuatro meses del año, apuntalada en la
mayor demanda interna que permitió compensar la merma en la demanda
externa”. Así se desprende del informe de la Consultora Investigaciones
Económicas Sectoriales (IES).
Lo que ha colapsado no es la actividad avícola sino el manejo de la
patronal, que venía usufructuando contratos “non santos” de exportación
con sobreprecios, avalados por el Estado, a los que hay que agregar
jugosos subsidios. Ahora, que se agotó esa operatoria, los Rasic
pretenden hacer pagar los platos rotos a los trabajadores.
Estamos frente a una extorsión. Los fantasmas de la “inviabilidad” son
un pretexto para promover una amplia restructuración, que apunta, como
ellos mismos lo han manifestado, a reducir salarios y personal en un 30
por ciento. Esto significaría dejar en la calle a 1.500 trabajadores. La
extorsión ha llegado al extremo de paralizar la producción y conducir
la empresa a su actual vaciamiento. Entre los planes de las patronales
estaría la venta de la empresa. Según algunos trascendidos, habría una
oferta de una empresa brasileña, pero la condición previa sería el
recorte previo de los puestos de trabajo.
Representantes del macrismo han dicho que no pueden hacer nada antes de
asumir. Pero lo concreto es que Macri y Vidal no han esperado al 10 de
diciembre para hacer anuncios cuando están en juego intereses de los
capitalistas.
Las 5.000 familias que dependen de Cresta Roja necesitan definiciones y no nuevas dilaciones.
Es necesario emplazar al nuevo gobierno para que dé una solución y, en
caso de no obtener respuestas satisfactorias, retomar la movilización.
El Estado debe asumir el compromiso de garantizar la continuidad laboral
de todos los trabajadores, velando en primer lugar por el pago de los
salarios. El 11 de diciembre debería comenzar a funcionar una mesa de
trabajo integrada con representantes de los trabajadores y el Estado,
cuya función sea poner nuevamente en funcionamiento las plantas y
ejercer un control estricto de la producción y del movimiento financiero
de la empresa mientras se discute una salida de fondo.
Lo que está claro es que, si nos guiamos por las necesidades sociales,
la actividad avícola tiene un campo de desarrollo. No sólo hay una
demanda en expansión sino que hay una demanda insatisfecha potencial, si
partimos de que existen 8 millones de pobres cuya dieta está
sensiblemente por debajo de los niveles proteicos recomendados. Ni
hablar de los comedores escolares, cuya calidad es deplorable. Si se
habla de “pobreza cero”, Cresta Roja, en lugar de achicarse, debería
ampliarse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario