La decisión
de alcanzar una colocación de 10.000 Prensa Obrera en mano y a través de
suscripciones ha sido objeto de un importante debate en el XXIII
Congreso del PO, y continúa siéndolo en todos los comités y círculos.
Ahora, en conexión con los planes precisos de colocación que estamos
desarrollando. Es necesario darle a este debate toda su dimensión
De un modo extendido, la tradición revolucionaria de vertebrar la
acción política en torno de un periódico regular -el “organizador
colectivo” de Lenin- ha sido dejada de lado por la izquierda, incluso en
un plano internacional. Este abandono nada tiene que ver con razones
tecnológicas -por caso, la existencia de Internet, redes sociales o
medios masivos de comunicación. Por un lado, porque todos estos recursos
potencian y amplían el interés en nuestros planteos, que luego pueden
dar lugar a un desarrollo político y organizativo. En los últimos meses,
desde nuestra página web y desde las redes sociales, hemos logrado
sensibles avances en este punto. El sitio www.po.org.ar, con contenidos
diarios, ha registrado un franco avance en términos de números de
visitas. Todo esto debe servir para reforzar la calidad y el alcance de
nuestra prensa impresa.
Periódico y programa
Cuando el periódico deja de ser el eje de una acción política
revolucionaria, lo que se ha abandonado no es una “modalidad de
llegada”, sino la pretensión de atraer a los trabajadores en torno de
los planteos estratégicos. Pero es esto lo que ocurre con la mayoría de
la izquierda mundial -incluso la que proviene o reivindica al
trotskismo-, a saber, que ha renunciado a desarrollarse en torno de un
programa revolucionario, lo que quiere ser sustituido por diferentes
planteos de carácter democratizante. Una de las expresiones más agudas
de esta renuncia es el desconocimiento de las crisis -cada vez más
intensas y recurrentes- como manifestaciones del capitalismo en
declinación. La izquierda que ha perdido noción del carácter
catastrófico de la época militar detrás de las “ondas” impuestas por la
opinión pública, dominada, a su vez, por los diferentes rescatistas del
capital. Esa militancia debe ser necesariamente episódica, y siempre
adaptada al lenguaje y los alcances superficiales de quienes se han
resignado a “transparentar” al actual Estado. Los que actúan sobre estas
premisas suelen encontrarse, periódicamente, con los escombros de sus
propias y endebles construcciones políticas.
Periódico y debate
En la lucha revolucionaria, la pelea por una prensa, desde su redacción
a la colocación, es una batalla “contra la corriente”; es decir, contra
la opinión dominante que el régimen social vigente impone, incluso -y
principalmente- sobre los trabajadores, sometidos a la sobreexplotación y
al envenenamiento político y cultural que ejercen los medios masivos
dominados por los monopolios capitalistas. Es natural, en ese cuadro,
que una prensa revolucionaria se enfrente a esos prejuicios. La mera
colocación de Prensa Obrera -ni qué decir de su lectura sistemática-
plantea un choque, una contradicción entre el difusor y el lector. Esa
contradicción debe ser superada por medio del debate, de la explicación y
discusión de los contenidos. En torno de la prensa “explicada”
(debatida), se plantea el salto del lector desde el interés o la mera
curiosidad hacia la convicción. La campaña que lanzamos, por lo tanto,
es un camino para interesar y ganar a nuestros planteos estratégicos a
miles de trabajadores y jóvenes.
Periódico orientado
Por eso mismo, con la campaña por los primeros 10.000 Prensa Obrera
orienta a dónde queremos progresar con mayor profundidad en la conquista
de nuevos lectores sistemáticos y suscriptores -naturalmente, entre las
grandes concentraciones de trabajadores y jóvenes. Para este objetivo,
contamos con una autoridad y conocimiento popular muy superior al del
pasado, lo que nos habilita a abordar a muchísimos compañeros, no ya
como una opción combativa o de lucha, sino también como alternativa
política. Ese papel debe valorarse en el conjunto de la crisis política,
entre el derrumbe de la anterior experiencia nacionalista y las
brutales limitaciones del macrismo para encaminar la bancarrota
económica y la crisis de régimen. Ese es el escenario riquísimo bajo el
cual la izquierda revolucionaria tendrá que desarrollarse como
alternativa. El Partido Obrero y el Frente de Izquierda han conquistado
tribunas masivas para esta lucha, las cuales nos permiten llegar a
millones de trabajadores casi en forma cotidiana. En ese escenario, nos
planteamos la tarea de comprometer a una porción cada vez mayor de ellos
en torno de un programa y una estrategia . Vamos por este primer
peldaño, por estas primeras 10.000 Prensa Obrera.
Fuente: http://www.po.org.ar/prensaObrera/1407/partido/10-000-periodicos-el-significado-de-una-campana
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