Detrás de la
fachada democrática, la república es siempre una junta de
representantes de la clase capitalista. Para éstos, el negocio fue
redondo: a cambio de firmar un papel que no los compromete a nada, se
llevaron, junto con el compromiso de Macri de vetar la ley, un paquete
de beneficios impositivos que en gran parte será instrumentado mediante
decretos
Ante el fracaso de sus operadores en el Congreso, Macri decidió cortar
por lo sano para parar el griterío parlamentario armado en torno a la
ley de “prohibición de despidos”. Su convocatoria a los grandes
empresarios a la Casa Rosada sirvió para mostrarle al país entero quién
manda en la Argentina. Se expuso como nunca el carácter vacuo del
parlamentarismo, especialmente cuando se trata de cuestiones que hacen a
los intereses de los trabajadores. Detrás de la fachada democrática, la
república es siempre una junta de representantes de la clase
capitalista. Para éstos, el negocio fue redondo: a cambio de firmar un
papel que no los compromete a nada, se llevaron, junto con el compromiso
de Macri de vetar la ley, un paquete de beneficios impositivos que en
gran parte será instrumentado mediante decretos.
Los efectos políticos del pronunciamiento capitalista se hicieron
sentir de inmediato. El bloque de Massa entró en crisis quedando en
evidencia que su política es funcional a las dilaciones del macrismo y a
atenuarle a Macri el costo del veto. El Frente Renovador reproduce en
su interior la dinámica política del momento. Se trata de un
conglomerado de agentes directos de la Unión Industrial y de burócratas
sindicales, en el cual éstos últimos están subordinados a los primeros.
Después de todo, es lo que hace toda la burocracia sindical con sus
respectivas patronales.
La prostitución de la norma contra los despidos había sido iniciada por
el propio FpV, cuando decidió reemplazar su dictamen, ya de por sí
limitado, por una versión terriblemente desmejorada votada por los
senadores. Esta sólo establece una prohibición de despidos por el plazo
reducido de seis meses y elimina toda retroactividad. Así, convalida
los 150.000 despidos ejecutados hasta el momento, deja en pie la
posibilidad de que los capitalistas recurran a los retiros voluntarios
para encubrir la reducción de personal y, aún más, los despidos masivos
mediante el cierre de empresas.
Las limitaciones insalvables del proyecto, sumado al hecho de que será
vetado en el caso de que sea aprobado, van en línea con la política del
pejotismo y el kirchnerismo, que lo vieron como un recurso para la
demagogia mientras aplican el ajuste macrista allí donde gobiernan. Es
lo que sucede en Tierra del Fuego, donde la gobernadora Rosana Bertone
persigue y encarcela a los trabajadores que enfrentan su brutal ofensiva
contra el trabajo, el salario y las jubilaciones, y también en Santa
Cruz, con Alicia Kirchner y La Cámpora queriendo imponer a los
trabajadores en lucha la paritaria más baja de todo el país.
Crisis política
El pronunciamiento capitalista operó como un rescate del propio
gobierno de Macri, que se muestra incapaz de superar su condición
original minoritaria. El régimen de “coalición a la carta” se revela
inadecuado para enfrentar una crisis política y económica de
envergadura. Los pactos parlamentarios chocan con la fragmentación de
los partidos patronales pero, especialmente, con la división de la
propia clase capitalista, cruzada por intereses opuestos en puntos
cruciales que hacen a su sobrevivencia. Estos choques se traducen en el
gabinete nacional, que ha sido loteado entre diferentes lobbys
empresariales. El único punto de unidad que han encontrado es el ataque
directo a las condiciones de vida de los trabajadores.
Contra quienes pretenden desmoralizar a los trabajadores presentando al
de Macri como un gobierno fuerte, la marcha acelerada de la crisis
mostrará exactamente lo contrario. Un agravamiento de las
contradicciones económicas podrá derivar en una crisis de gabinete e
incluso en la experiencia de un gobierno de coalición, integrando al
massismo o a una parte de él. En estos días, los diarios aportaron
abundante información sobre los enjuagues entre Lavagna padre e hijo con
Macri, para evitarle al gobierno el costo político de un veto de la ley
de prohibición de despidos.
Comodoro Rivadavia
La verdadera respuesta al pronunciamiento empresarial no vino del
Congreso impotente y cómplice del ajuste, sino de la acción directa de
los trabajadores. La movilización de 50.000 personas en Comodoro
Rivadavia, la más grande que haya ocurrido en la provincia de Chubut en
toda su historia, obligó a las petroleras a recular en cuestión de
horas, y a poner en marcha -al menos parcialmente- la producción parada.
Junto con los obreros petroleros salieron los camioneros, los
trabajadores de la construcción, los estatales y docentes. La
manipulación del paro por parte de funcionarios -incluidos el intendente
y el gobernador- sólo revela el temor “por arriba” a la rebelión
popular, en medio del ajuste y los despidos.
La lección que deja planteado lo ocurrido en Comodoro debe ser debatida
a fondo por los trabajadores: lo que no se logró durante semanas de
debate inconducente en el Congreso se obtuvo en el trascurso de horas
con un paro y una movilización masivos. No será el Estado capitalista
sino la acción directa de los trabajadores la que derrotará la ofensiva
patronal sobre el trabajo, el salario y las jubilaciones. Esta
conclusión es toda una denuncia de la política de la burocracia
sindical, que recurre al parlamento como un recurso para fingir una
resistencia a los despidos, mientras deja pasar el ajuste de las
patronales, firmando paritarias a la baja o aceptando las suspensiones
masivas.
Del cuadro general de la situación se desprenden enormes posibilidades
para la izquierda y la vanguardia combativa de la clase obrera. La
pejotización del kirchnerismo, que se muestra con más nitidez en las
provincias gobernadas por el FpV,
coloca a la izquierda como la única
fuerza que lucha consecuentemente contra el ajuste macrista. La
condición para explotar estas posibilidades es desarrollar
sistemáticamente una clara delimitación con el kirchnerismo en
descomposición.
A partir de estas conclusiones, llamamos a profundizar la campaña por
un paro nacional y un plan de lucha por todos los reclamos de los
trabajadores.
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