Jo Cox,
diputada laborista de Gran Bretaña, fue asesinada a pocos días de la
votación del referéndum británico. Cox respondía al ala opositora a
Jeremy Corbyn, y era ferviente opositora al Brexit (salida de la Unión
Europea). El asesinato muestra la profundidad de la crisis política en
el Reino Unido, y los coletazos de una campaña signada por el racismo
(como, por ejemplo, la campaña xenófoba por la alcaldía de Londres,
impulsada por los Tories), el nacionalismo y los intereses económicos de
las élites.
Thomas
Mair, el autor material, esperó a su víctima en un recorrido rutinario
que la diputada hacía casi todos los días. Algunos testigos comentaron
que el autor material habría gritado "Britain First", que es el nombre
de un partido fascista favorable al Brexit. Desde ese partido salieron a
decir que el asesino no tiene nada que ver con ellos y repudiaron el
hecho (FT, 16/6). La página web de su sitio tiene más seguidores que la de cualquier partido político en Gran Bretaña (The Independent, 16/6).
El
asesinato fue cometido el día en que salieron dos encuestas favorables
al Brexit. Y muchos analistas dicen que la conmoción que ha suscitado el
crimen puede perjudicar a los partidarios de salir de la UE. Una
victoria de los “europeístas” en el referéndum, sin embargo, apenas
dilataría los ritmos de la crisis.
El premier
David Cameron tuvo que suspender la campaña, y su discurso en el peñón
de Gibraltar, algo que no hacía un premier de Reino Unido desde 1968. El
objetivo de su visita era evitar el desmembramiento del imperio
británico, ya que Gibraltar busca una cosoberanía con España en caso de
Brexit. Se convertiría en una nueva Hong-Kong. El presidente español
Rajoy (Partido Popular) y Ciudadanos, salieron a respaldar el proyecto
de cosoberanía. Gibraltar es un paraíso fiscal y financiero, aparte de
una plaza de piratería comercial.
Desde la
City de Londres -también opuestos al Brexit- salieron a festejar la
suspensión de la campaña: subió la bolsa y la cotización de la libra,
largamente golpeada por la crisis, mientras que la demanda de bonos
alemanes cayó (Bloomberg, 16/6).
Desde The Guardian
se comenta que el asesinato fue el resultado del "clima
anti-establishment" suscitado por el Brexit (16/6). Del lado
"anti-establishment" ubican a la derecha con tintes fascistas, o
directamente fascista como el Ukip, que despotrica contra la Unión
Europea (UE). Para muchos, la campaña contra los inmigrantes y los
discursos xenófobos prepararon el terreno para que un hecho de estas
características pueda llevarse a cabo.
Pero también los "europeístas" han contribuido a la generación de
este clima político, con su política de "cupos" para inmigrantes, el
cerco y los campos de refugiados en Grecia, y el acuerdo con Turquía
para frenar la migración a cambio de euros y acuerdos comerciales.
El asesinato de Cox pone más aún de relieve la crisis política que viven Gran Bretaña y la UE.
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